Capítulo 5

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Los meses habían pasado, a estas alturas estaba más que claro que Conway le había mentido y había adoptado al menor sin haberle consultado antes, no podía enfadarse con él y lo acepto por dos razones: la primera se trató de que simplemente se había encariñado y la segunda, era más que una razón, una condición y era que el niño tuviera oficialmente el nombre de Gustabo, Conway ya no podía quejarse y no quería volver a formarse y sacar una cita para cambiar el nombre, por lo que el pequeño Gustabo, era oficialmente su hijo.

Los primeros meses fueron complicados, tenían que trabajar y tuvieron que turnarse, su equipo de misiones lamentablemente se había acabado, ahora tenían que actuar solos y en misiones que no pusieran su vida en riesgo, ya no podían seguir siendo los mismos jóvenes despreocupados y rebeldes que eran, ahora tenían una responsabilidad y llegar en una pieza era una prioridad; su departamento termino siendo una pequeña guardería, había biberones, pañales, papillas, jugos, carreola, asiento de bebé para auto, juguetes y alfombras coloridas por doquier.

Aquel día era el cumpleaños número 1 de Gustabo y mientras Freddy perseguía al pequeño bebé rubio quien gateaba por el suelo, Conway le tenía una sorpresa, su primer pastel.

—Trae al niño.

Freddy tomo al pequeño en sus brazos y le sentó en una sillita especial para bebes.—¿Y este cuando va a hablar? Quiero que diga mi nombre.

—Aún falta para ello, no seas impaciente Trucazo.

Ambos miraron al rubio quien veía su pastel con ojos maravillados, la bonita luz de la vela le encantó y miro a sus padres cantarle "Feliz cumpleaños" sonrió y mostró sus pequeños dientes de leche, le ayudaron a apagar la velita y Gustabo no perdió tiempo, metió sus pequeñas manitas en el pastel y tomo con sus manos pequeños pedazos para comenzar a comer, Conway se sentía muy feliz, seguramente la madre del niño estaría contenta de saber que su hijo tuvo su primer año sano y asalvo, rodeado de cariño.

—¿Estás llorando neno?

—Que coño voy a llorar, míralo como come, joder.

—Seguramente será obeso cuando crezca.

Ambos disfrutaron ese día, tomaron fotografías y comieron un poco del pastel cubierto de saliva y despedazado, parecía que todo era lindo con el rubio, podían dormir cómodamente con el, pasear tranquilamente por el parque, mirar televisión con el niño en sus brazos, pero bajaron la guardia y olvidaron que era un ser humano más como ellos. Una noche, el pequeño no podía dejar de llorar y cuando se dieron cuenta que tenía temperatura, entraron en pánico.

—Mierda, mierda. . . Son las 2:00 de la mañana, ¿Habrá un médico?

—Neno, tranquilízate primero, te prometo que Gustabo estará bien, ¿Aún tienes el número de la médica está?

—Castro, tienes razón.

—¿Lo ves? Ahora, llámale y yo me llevo a Gustabo al auto.

Ambos actuaron rápido, la carita del menor estaba ruborizada por la temperatura, en su expresión tenía un puchero y Freddy tenía miedo, pero debía estar lo más tranquilo posible por Conway, quien no dudo en llamar a su vieja amiga para que les atendiera, cuando estuvo confirmado, salieron a toda prisa al hospital, Conway no podía dejar de mirar a Gustabo, quien estaba sentado en la pequeña silla, haciendo pucheros y llorando incómodo, maldecia cada 5 minutos, estaba completamente inquieto y para tranquilizarlo, Freddy reposo su mano sobre la rodilla del contrario, intentando transmitirle seguridad, cuando Conway observo está acción, supo que estaba actuando de manera incorrecta y una vez visualizaron el hospital, la tranquilidad fue participe por unos instantes.

Freddy aparco el coche y Conway salió inmediatamente para tomar a Gustabo, envolverlo en su manta y entrar rápidamente al hospital. Ambos estuvieron al menos 1 hora allí, ninguno soltaba la mano del otro, se apoyaron hasta que la médico les dió su veredicto final y solo se trataba de un resfriado, la calma por fin los acogió, cuando tuvieron a su pequeño rubio en brazos de nuevo, era momento de ir a casa y descansar.

Conway nunca creyó que sería tan sensible y lo comprobó cuando se volvió un padre muy sobreprotector, cada esquina de las mesas y muebles que tuvieran esquinas peligrosas, estaban cubiertas con esponjas y Gustabo siempre era rodeado de un fuerte de almohadas mientras el simplemente jugaba o se comía su dedo pulgar, los cuidados de aquel bebé eran precisos, si hacía frío, era cubierto con ropa hasta parecer un pequeño oso de peluche, no comía nada procesado, todo era 100% real food, Freddy a veces se sentía un poco celoso, pues la atención se había ido para el rubio y es que no podía quejarse, el también ponía de su parte, era protector, pero no tanto y sabía que Gustabo tenía que explorar por su cuenta, por lo que nunca pasaba desapercibido dejar que se ensuciara o jugará con agua.

Y luego Freddy lo puso a prueba.

—Vamos a ver, Gustabiño, tu padre te tiene en una cajita de cristal, pero ambos sabemos que tú quieres ser como yo, ¿A qué si?—En respuesta el rubio sonrió.—¡Bien dicho neno! Ahora, es momento de que aprendas a caminar.

Dejo que sus pies descalzos tocaran el suelo y el sostuvo sus manitas para que no cayera, el rubio estaba contento de tener esa libertad y comenzó a "correr" con el apoyo de su papá, Freddy dejo que sus pies se fortalecieran y aunque la cadera le dolía, nunca soltó las manitas del menor. Era momento de soltarlo; tomo asiento en el suelo y dejo que Gustabo caminará un pequeño tramo, pero este cayó de trasero hacia el suelo.

—No, no llores neno, tu puedes.

Le ayudo a que volviera a ponerse de pie y dejo un besito en su cabeza para tuviera confianza, ambos miraron en dirección a la puerta cuando Conway llegó, quien estaba seguro que le daría un paro cardíaco cuando vio a su pequeño hijo sin calcetines y tocando el suelo frío.

—¿Me explicas?

—Escucha Conway, este pedazo de bebé está apunto de dar sus primeros pasos, ¿Me entiendes?

Miro a su pareja y cruzó los brazos, estaba preparado para darle el sermón de su vida. —Aún no es tiempo, te dije que no fueras impaciente, todo es a su tiempo gilipollas, Gustabo tiene que ir poco a poco, no pued--

Conway se quedó callado cuando Gustabo había caminado al menos medio metro, de Freddy hacia el, lo miro y se topó con sus ojos azulados quien lo miraban desde abajo, el rubio se abrazaba de su pierna, Conway sonrió y lo tomo en brazos para acercar su carita regordeta al de el y felicitarlo con la mirada, se había ganado un beso de papá Jack.

—De nada.

—¿De nada? Cualquier día lo hubiera hecho, capullo.

Freddy sonrió y soltó un suspiro, definitivamente no podía odiar a su pareja, era todo lo contrario, lo conocía tan bien y era su adoración, gracias a ese bebé había conocido una faceta nueva de ese hombre y estaba feliz de poder presenciarla, cuando por las noches el niño dormía, no solo lo tenía para el, podían recordarse que se querían y ponerse al día de lo que les ocurría en sus jornadas, a veces se sentía como un recién casado y es que realmente no veía lejana esa posibilidad.
































Remin

Misión de padres | FREDDWAY | Finalizada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora