— ¿Te gusta?
— Me encanta —susurré.
Lo siguiente relevante de la noche fue que me quede dormida en la cama de Connor mientras usaba el teléfono y el revisaba sus e-mails y limpiaba todo el spam.
Durante ese lapso, Connor termino a mí lado aprovechando mi siesta y tomando una junto a mí, supongo que fue de lo más bonito estar abrazados, mi teléfono sonó un par de veces, pero estaba tan cansada, no logro definir si de todo lo que pasó en estos días o si la cama me pareció demasiado cómoda. De pronto escuché como lanzaban piedras al balcón de Connor, decidí levantarme, algo asustada, pero cuando traté de hacerlo teníamos un problema; Connor estaba aún pegado a mí. Estaba atrapada, lo mejor sería despertarlo.
—Connor —lo moví— Connor...
— Cinco minutos más —Susurro, aun con los ojos cerrados.
— Connor —Lo agite fuerte.
— ¿Qué pasa? —Se levantó rápidamente y asustado.
— Shhh —Coloque mi dedo índice en sus labios— escucha...
Nuevamente las piedras, pero de pronto escuchamos alguien subir al balcón, Connor iba a levantarse, pero lo sujete fuerte de la mano, él se acercó a mí, ambos vimos la sombra él me abrazo, yo escondí mi cara en su pecho. Sentí que se me hizo eterno la angustia de alguien merodeando, yo sabía que volver a casa era una opción, pero no sabía tan siquiera la hora.
De pronto quién estaba en el balcón salto y se escuchó un auto arrancar e irse a toda velocidad. Yo tenía la respiración agitada, estaba helada pero por dentro sentía el valor para descubrir de una vez por todas quien me hostigaba, esto había llegado lejos.
—Ya paso —Me miró y se levantó caminando hacia el balcón, yo lo seguí.
Me asome y note que bajo su puerta había otra nota, él la tomó en sus manos y yo le dije desesperada:
—Dámela, no te metas en esto. —Lo miré seria.
— No, yo...
— ¡Dámela! —grite interrumpiéndolo, me tape la boca tras eso. — Perdón. —Susurré.
Él me la entrego y la abrí:
"Deberías estar en tu casa, pero por hoy puedes tomarte un pequeño capricho."
Miré la nota extrañada y luego se la entregué a Connor. Él la leyó y me miró un poco confundido.
Él salió de la habitación y yo guarde la nota en mi bolso. Decidí salir al balcón y al abrirlo encontré una pequeña caja. La tomé y volví a fijarme sino había nadie, entre y cerré la puerta de nuevo.
Abrí la caja que tenía un moño rojo y encontré una carta y una pluma junto a hojas de papel en blanco.
Leí la nota:
"La siguiente nota, será una carta para ser precisos, te será entregada el lunes a las 2:30 pm en la puerta trasera de tu jardín, en ella van a haber 5 preguntas, vas a contestarlas, las dejaras en tu buzón el siguiente día a las 5:30 am, entraras a tu casa y no harás ningún intento por ver quien la recogerá.
Te dejare las reglas:
—Si tratas de amenazarme o matarme alguien desparece de tu vida.
—Si tratas de atraparme otro más desaparece.
—Si tratas de acusarme con las autoridades alguien más desaparece.
Básicamente si tratas de ganarnos, pelear con nosotros o vencernos la gente que amas será quien pague tus idioteces."
Comencé a hiperventilar, llorar y temblar al mismo tiempo, no pude evitarlo. Cerré la caja y la puse a un lado. Por primera vez esta persona que no había parado de aterrarme estaba amenazándome enserio, estaba tomando a cabalidad su papel de ser un delincuente y aterrorizarme de una forma sumamente directa.
¿Quién era? ¿Por qué a mí? ¿Qué quería de mí? Ahora sí se me helo la piel como si estuviese en la morgue, ahora sí la paranoia me estaba jodiendo, ahora me sentía esposada a alguien, como la propiedad de esta persona, porque por mis seres queridos yo haría lo que sea.
Connor entro, colocó una bandeja a un lado de la cama y se acercó rápidamente a abrazarme.
— ¿Qué? ¿Qué ocurrió? ¡Mírame! ¡No llores dime por favor que pasa!
— Yo...Yo...—tartamudeé y le di la caja.
Él la abrió y comenzó a leer la carta, poco a poco se puso pálido luego su cara hizo un gesto furioso.
— ¿Qué vas hacer? ¿Sabes que esto podría ser tu final? ¿Un final muy feo?
—Todo está bien —Suspire asustada — Solo responderé —Le miré. — ¿Crees que será bonito despertar y que me falte uno de ustedes? Soy capaz de enloquecer, de perder la cordura. No puedo vivir con la idea de que alguien sufra por culpa mía, cuando pude hacer todo. Mi corazón no me permite pensar en querer romper el silencio... ¿Puedes entender eso?
Él se sentó a mi lado en la cama, guardo un silencio que no esperaba, pero me hizo sentir mejor moralmente con mi decisión, me acercó un plato de comida.
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AMIGOS
Ficção AdolescenteConnor y Emily comparten una amistad en el pasado que los une, en su último año de preparatoria se encontrarán por azares del destino llevándolos a vivir momentos completamente inesperados al buscar respuestas. A pesar de poder caer en el cliché por...