Capítulo 5

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Ya en casa, tras conducir como dos abuelos por ingerir alcohol y acostarme, cerrar los ojos y reaccionar de golpe, considere buscar la caja de regalos que Connor había dejado para mí al ser niños, pero supongo que no podía centrarme solo en ello si mi amigo había centrado algo nuevo en mí, esas platicas un tanto ebrios cambiaron un poco el juego.

Saber que había pasado con papá, nunca me importo, crecí sin él ¿Por qué debía faltarme solo en el día del padre? Porque lo mencionaban, de lo contrario ni un solo día de mi vida lo habría echado de menos, porque no lo necesite, baile con mamá descalza en la sala, recibí rudos regaños y sentí lo que era tener una figura masculina la cual era Thomas, no necesitaba nada más, a veces pensaba como sería la vida con él, a veces pensaba como sería su voz, sus abrazos, o ver que besara a mamá...Porque, aunque a mí no me importaba, sé que un día estuvo, sé que un día él fue parte de la vida de mamá.

¿Cómo fue aquella historia de amor? ¿Cómo la vida no permitió que continuaran de una forma tan cruel? Mi hermano fue deseado por él, no dudo que yo también lo sería, no dudo que amaba a mamá, y quizá es porque mi madre guarda un millón de cosas en silencio, porque aunque crecí feliz, la adultez de mi madre tenía altibajos, tenía un antes de "Thomas" un antes de "Emily", un antes de "seré mamá"....Un antes de perder a papá.

Pasaron dos años en el jardín de niños. Cuando íbamos a comenzar la primaria cierto día él comenzó a dibujar muy seguido a una niña y a un niño dibujado de la mano, siempre, todos los días. Un día llego a mi casa llorando. Para en aquellos momentos yo vivía en otra casa, no donde vivo actualmente.

Mientras limpiaba la habitación, choque con lo que fue aquella caja de recuerdos, aún recuerdo como llego a mi casa, un niño tembloroso, sudoroso y lloroso.

— ¿Qué te pasa? —Lo miré asustada.

—Me... me voy...—Dijo con la cabeza viendo al suelo.

— ¿Adónde?

—Lejos, muy lejos —me abrazo.

— ¿Por qué?

—Mamá... — toma una respiración profunda para calmar su llanto— Y papá cambiarán de trabajo.

Sin decir nada ambos comenzamos a llorar, mi madre trataba de calmarlos, pero no lo lograba, sencillamente ella no podía evitar que las cosas pasaran.

Ambos lloramos hasta que su mamá llegó por él.

—Cariño debemos irnos —le susurro ella.

— ¡No mamá no! —Dijo entre lágrimas.

—Debes despedirte, por favor, perderemos el vuelo —Se agachó a su altura y secó sus lágrimas.

Él tomó una caja que traía con él cuando llego a mi casa, me la entregó, y la abrí, encontrando todos los dibujos que él había hecho; los niños que dibujaba éramos él y yo.

También me dio un par de dientes de león y un dibujo de uno de ellos.

La despedida fue muy difícil porque su madre tuvo que llevárselo en brazos mientras él se quejaba y hacía esfuerzos por soltarse de ella. El auto arrancó y se fue.

Unos segundos después de pensarlo, tomé todos los dibujos de la caja y encontré una foto que nos tomamos en el jardín de infancia, era una foto instantánea con la cámara que su tío le había regalado, encontré como diez fotos más. En noche de brujas, Navidad, en una feria de juegos y también otras más en el jardín de infancia. Cómo olvidar el recuerdo de nuestras madres juntas tomando un café, mientras jugábamos con sus hermanas menores, un poco antes de que él se fuera de la ciudad.

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