Capítulo 14: Está todo en tu cabeza

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Era una noche tranquila, no era muy diferente a las demás. Parecía que el Sr. Tweedy estaba demasiado entretenido con sus prismáticos como para querer irse a dormir. Yo fingía leer, contando los segundos que quedaban para quedarme a solas con ella, aunque no parecía estar de muy buen humor. Repasaba sus cuentas en voz alta, aumentando su agresividad poco a poco.

No podía esperar para que me contara qué pasaba por su cabeza. Adoraba cuando era sincera, cuando hablaba conmigo de las cosas que la atormentaban, aunque eso no ocurría muy a menudo.

-Emily.- Dijo Willard, haciéndome señas para que me acercara. Yo fruncí el ceño con curiosidad y obedecí, dejando mi libro a un lado. –Mira eso...- Susurró, ofreciéndome los prismáticos.

Yo los cogí con cautela y miré a través de ellos. En principio no vi nada, hasta que apunté hacia los gallineros. Esa gallina, que en los últimos días había hecho todo lo posible por dar problemas al Sr.Tweedy parecía estar caminando de una manera extraña, como si estuviera tratando de ocultarse, como si realmente estuviera tramando algo.

Aquello era bastante interesante. Parecía que las sospechas del granjero no eran del todo estúpidas. Al menos eso le mantendría ajeno a las otras cosas que sucedían en aquella casa cuando él se iba dormir o no estaba por los alrededores.

-Vaya, parece como si...- Murmuré, viendo cómo el animal se metía dentro de un gallinero con el mismo aspecto sospechoso.

-Como si tramaran algo, ¿verdad?- El Sr.Tweedy terminó la frase por mí. Parecía bastante nervioso. Yo asentí con algunas dudas, pero no pudiendo negar lo que acababa de ver.

-Silencio.- Dijo Melisha, interrumpiendo nuestra conversación. Yo la miré y me encogí de hombros.

-Mira, ahí está otra vez.- Dijo Willard, poniendo una mano en mi hombro. Yo entrecerré los ojos.

-He dicho, silencio...- Repitió Melisha, con una voz cada vez más peligrosa.

Yo no quise decir nada, pero seguí mirando hacia los gallineros. Ciertamente el comportamiento de esa gallina era sorprendente. Parecía una auténtica experta en sigilo.

-Esas gallinas traman algo, seguro. Y esa parece ser la jefa...

-¡Sr.Tweedy!- Gritó Melisha, golpeando con fuerza el escritorio. Yo salté del susto y me encogí en el sofá.

Esas semanas de besos y afecto me habían hecho olvidar cuán terrible podía ser esa mujer. Podía sentir el odio en sus palabras, una cantidad ingente de odio hacia su marido. Mi conciencia atacó de nuevo, haciéndome sentir culpable.

-Estoy intentando concentrarme en no perder un penique más con esta condenada granja y ¿en qué estás pensando? Absurdeces sobre gallinas que traman y planean fugarse...

-Pero, pero es que...- Se excusó su marido, hundiéndose en el sillón. Yo me aparté un poco de la escena cuando Melisha se levantó del escritorio, caminando despacio hacia nosotros.

-Está todo en tu cabeza, Sr. Tweedy...- Dijo, inclinándose hacia él. -¡Dilo!

Podía ver el miedo en los ojos del granjero. En verdad me pareció una reacción un tanto exagerada. En esos momentos tenía que reconocer que esa mujer daba auténtico miedo.

-E, esta todo en mi cabeza...- Repitió el hombre tembloroso.

-Bien.- Dijo ella, satisfecha, mirándome de reojo. No veía ni una pizca de culpabilidad en su mirada. Eso me hizo sentir un escalofrío. –Procura no olvidarlo porque no quiero oír una sola palabra más al respecto, ¿está claro?

Tiempos desesperados, amores inesperados (Melisha Tweedy x Fem.OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora