-Family farce- I/III

134 5 144
                                    

En una de las tantas colinas de Inglaterra, se situaba una mansión de apariencia vieja y abandonada. Tenía extensos terrenos para la siembra, los cuales estaban secos y muertos, así como el resto de plantas y vegetación que rodeaba aquella mansión.

Habían telarañas por todas partes, al igual que restos de cadáveres de cualquier especie. Cómo si se tratase de un lugar maldito, todo este hogar estaba rodeado de muros de ladrillos, teniendo pinchos de hierro en la parte superior y esculturas viejas.

Todas las ventanas en la mansión estaban tapadas por tablones de madera y clavos, a excepción de una ventana que se situaba en el cuarto más alto de la casa.

Desde ahí, un par de ojos grisáceos miraban con curiosidad y dulzura hacia la luna. ¿Por qué no podía verla sin esos tablones de por medio? Se preguntaba siempre. Pero estar en contra de las ordenes de su padre no era lo más conveniente.

En eso, una cordero mayor y encorvada con traje de mucama, entró al cuarto que le pertenecía a la doncella más joven de la mansión, Alice Smith. Una felina de cabello castaño oscuro y recogido en un elegante moño, llevando puesto un vestido marrón opaco de cuello y mangas largas.

Alice: -sobresaltó un tanto nerviosa al escuchar que la puerta se abrió, a lo que rápidamente tapó la ventana de nuevo y miró hacia atrás, mientras permanecía sentada en su silla de ruedas con una manta en sus piernas- Señora Mildred...

Sra. Mildred: Ay, señorita Smith, discúlpeme haberla asustado. Es que su padre me mandó a verla... -negó con una sonrisa cansada hacia ella, para después tomar con cuidado la silla de ruedas en donde estaba, y así guiarla al peinador-

Alice: Está bien, solo estaba distraída... -negó levemente mientras dirigía su mirada hacia el espejo, soltando un suspiro pesado-

Sra. Mildred: -suspiró rendida y terminó dejándola frente su antiguo tocador, en donde tenía piezas de porcelana y un jarrón de rosas secas- Cómo usted diga, señorita Alice...

Alice: -agachó la mirada por ese instante y empezó a acariciar sus propias manos, hasta que notó el como Mildred se acercó hacia sus botas largas, para luego revisar que estuviesen todas las correas ajustadas- Señora Mildred, le he dicho varias veces que no es necesario que me ayude en esto... Entiendo su dolor de espalda -tomó con delicadeza su mano y la miró apenada-

Sra. Mildred: Usted es muy dulce, señorita... Me recuerda tanto a su madre -respondió con una sonrisa pequeña hacia ella- Pero no quiero no cumplir la orden del doctor Meditrino. Él cuenta con que la ayude

Para cuando Mildred regresó a tomar la silla de Alice, la fue guiando con cuidado hacia la salida de su habitación, en donde la llevaría por aquel ascensor antiguo pero conservado.

A pesar de que la casa por fuera se veía como un sitio abandonado, por dentro todo estaba impecable y ordenado, salvo que lucía como si la época se hubiese detenido. Todo estaba decorado de manera elegante, teniendo como iluminación el candelabro de velas y diamantes en el techo.

A medida que Alice iba avanzando con ayuda de Mildred, esta la fue dirigiendo a la sala en donde estaría su padre. Aquel al que llamaban el doctor de la muerte.

???: -era un felino de 50 años aproximadamente, su pelaje era negro y con mechones canosos. Este iba con un traje oscuro, mientras llevaba en sus frías manos un reloj de bolsillo- Ya no falta mucho para que lleguen... -susurró para sí mismo-

Alice: -al llegar a la sala y ver que estaba sentado ahí, Mildred la dejó cercana a la entrada, para así ella hacer rodar las ruedas de la silla y acercársele con una pequeña sonrisa- Buenas noches, padre.

Espacio de Oc's.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora