- Pride and laziness -

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El infierno, reino de los desechados y cuna del odio. Según la mitología que abundaba entre los mortales de Crystalia, aquel que desatase la ira del padre de los dragones, estaría condenado a morir en su garganta. Era considerada esta, la entrada al hábitat que nació de su odio. La tierra de las llamas eternas.

En el imperio que habrían construido sus condenados se situaba aquel imponente e impenetrable castillo, el reino de Hambolt. Donde en su interior, posaba la mayor reliquia de todas, el trono de sangre.

El trono de sangre, es considerado el símbolo más alto de la realeza infernal. Estaba compuesto de cuernos de todo tipo, que al momento de haber sido arrancados de sus dueños respectivos, eran tan filosos que ocasionaban sangrados en las manos de su asesino. Se presume, que solo aquellos demonios de alta categoría son dignos de posarse en aquel altar, y quién no cumpla la regla, el trono lo castigará.

Era un deleite, aquel trono para muchos demonios. Aunque ninguna aspiración se asimilaba a la de la sucesora del orgullo, Victoria de la casa Wicked.

La rubia de mirada dorada y ambiciosa, contemplaba desde un amplio mirador el panorama a la sala del trono. Solo podía imaginarse sentada ahí, teniendo a los súbditos arrodillados a su mandato.

De melena dorada sería la nueva reina, siendo quien sin la corona, todavía poseería el oro sobre ella. Despojaría los más bellos vestidos y de las más radiantes joyas, aunque todas serían sólo complemento a su inigualable belleza. Con soberbia, posaría en un trono donde presumiría su fuerza, siendo además, el que contemplaría orgullosamente la fuerza de su reino. Tal y como el lema de su hogar, la fuerza viene del orgullo.

Victoria: -mientras seguía mirando en silencio el trono, pudo sentir una suave mano tocar su hombro, llamando su atención casi al momento. Frente ella, estaba aquel coyote de cabello largo y oscuro como la noche, de piel tan pálida como su cristalinos ojos, pero tan radiantes como su armadura de plata- Oh, capitán Rainer. -comentó con su sonrisa suave y delicada-. Que bueno verlo.

Rainer: El gusto es mío, duquesa Victoria. -seguidamente, hizo una breve reverencia frente ella, dándole un beso en el dorso de su mano a la doncella-. Estuvo llamándome? Una de las sirvientas me hizo entender que sí.

Victoria: Así es, me enteré que la guardia ha tenido algunas dificultades con sus caballeros. Usted es el capitán, debería de tener eso en orden claramente. Pero no lo llamé para reprocharle, sino para saber en cómo ayudarle.

Mientras la duquesa fue hablando, iba caminando delicadamente junto al coyote, quien la miraba en todo momento con atención. Este, al oír su mensaje, tomó un respiro hondo y suspiró.

Rainer: Sí, es cierto que han habido soldados enfermos. Los doctores los tienen en tratamiento, pero tuvieron que aislarlos del resto por presuntamente, un virus. Algunos han tenido mejorías, pero otros están en estado crítico.

Victoria: Lamento mucho oír eso, pero me aseguraré de que los más débiles puedan reponerse lo más pronto posible. Requieren de algunas medicinas en específico, no es así? Ya la reina sabe de esto?

Rainer: La reina Bridgett ya se enteró de esto, sí. Pero dijo que si están en fase terminal... que lo mejor sería dormirlos para que no sufran más. -respondió en forma baja con su voz seria, para luego notar como la rubia se detuvo estupefacta-

Victoria: Ordenó matar a caballeros que necesitamos y podemos salvar?... Y quienes más allá de su deber con el reino, son padres, hijos, hermanos?... -susurró de vuelta en su estado algo inquietante- Capitán, ellos están tan mal así?

Rainer: La verdad es que no, todavía se pueden salvar. Pero requieren de mucha atención medica y de inversiones a los tratamientos. Ella dijo que hablaría con usted para la financiación.

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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