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El cumpleaños de Wednesday estaba a la vuelta de la esquina, a solo un día de distancia. Los Addams estaban planeando visitarla y pasar el fin de semana en su mansión, ya que el viernes sería su día especial.
Wednesday y Enid llevaban saliendo dos meses, y Enid decidió que sería una buena idea indagar en los gustos e intereses de Wednesday para prepararle una sorpresa increíble. Así que revisó entre las cosas que Wednesday más leía y usaba, con la esperanza de descubrir algo que pudiera impresionarla.
Su relación tenía ciertos matices irónicos, especialmente en lo que respecta a sus conversaciones. Podían hablar de temas considerados tabúes sin problemas, pero cuando se trataba de sentimentalismos o cursilerías, ambas se sentían incómodas. Eran sus temas prohibidos. Lo que para otros era extraño, para ellas era normal, y viceversa. Esto creaba un aire de misterio alrededor de ciertos aspectos de su relación.
Una vez que su novia Wednesday yacía dormida, con sigilo, Enid se deslizó fuera de la cama y se dirigió hacia las pertenencias de Wednesday. Con cuidado, recogió algunos libros, un cristal peculiar y algo que parecía ser incienso. Sabía que no podía quedarse mucho tiempo husmeando, así que tenía que ser rápida y discreta.
"¿Por dónde empiezo?", se preguntó Enid mientras examinaba las cosas de Wednesday. Un bostezo la interrumpió, recordándole lo tarde que era. Sin perder más tiempo, encendió el incienso con unos fósforos, procurando no prender fuego a nada. Un olor extraño llenó la habitación, algo que Enid nunca había olido.
Enid frunció el ceño al notar el aroma penetrante del incienso llenando la habitación. Con gesto disgustado, decidió apartarlo y centrarse en los libros. Mientras hojeaba uno de los tomos que Wednesday tenía en su mesita de noche, su atención se desvió hacia el cristal que había tomado. Era un objeto extraño, puntiagudo, con destellos que parecían danzar en su superficie.
Intrigada, Enid lo tomó entre sus dedos, girándolo y observando cómo la luz de la lámpara cercana se reflejaba en él. Parecía tener una extraña atracción magnética sobre ella. Sin embargo, mientras lo manipulaba distraídamente, un repentino pinchazo la hizo sobresaltarse. Miró hacia abajo para descubrir que el cristal se había incrustado en su palma.
Un pequeño grito ahogado escapó de sus labios mientras retiraba la mano con rapidez, pero el daño ya estaba hecho. Sangre brotaba del lugar donde el cristal había penetrado su piel. Enid sintió una punzada de dolor agudo, pero lo más desconcertante era que el cristal seguía atrayéndola, como si tuviera vida propia.
Mientras trataba de controlar el sangrado con la camisa de su uniforme, su mirada volvió a los libros esparcidos por la cama. Esta vez, su atención se centró en las páginas, pero a medida que intentaba leer, las palabras parecían danzar frente a sus ojos, retorciéndose y cambiando de forma antes de que pudiera entender su significado.
Una sensación de confusión y frustración la invadió. ¿Qué era ese cristal y por qué estaba afectándola de esa manera? ¿Y qué significaban esas palabras que parecían burlarse de su comprensión?
Enid se sentía atrapada en un torbellino de misterio y desconcierto, mientras el dolor en su mano se intensificaba y el cristal seguía brillando en su palma, como si estuviera tratando de decirle algo que ella no podía entender.
Mientras Enid luchaba por mantenerse despierta, la niebla del incienso comenzó a envolverla lentamente, como un manto de sombras que oscurecía su visión y nublaba sus pensamientos. El cristal, ahora imbuido con la esencia de su sangre, parecía vibrar con una energía desconocida, emitiendo destellos cada vez más intensos a medida que absorbía su esencia.
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Wenclair one shots
AcakHistorias de Wednesday y Enid. Los personajes no me pertenecen.