♥Atrapado por tu amor♥ [PAUSADA]

Un pequeño recorrido a la infancia

- Pero...-. Se ganó las miradas curiosas de sus amigos - ¿Por qué se convirtieron en vampiros?-. Preguntó temerosa por la respuesta.

Después de darse un caluroso y cálido abrazo, se había dispuesto a marcharse pero en eso Mei había echo la pregunta que quisieron evitar desde el inicio de la conversación.

- Queríamos vengarnos del orfanato-. Respondió cortante Azusa, quién casi no había hablado. Mei sorprendida abrió sus ojos como platos y su boca se abrió en forma de "o".

Nunca se hubiera imaginado que esa fuera la razón, ella que siempre creyó que ellos eran pacíficos. Que jamás pensarían en matar o algo así pero...ellos ya no eran humanos, ya no tenía corazón tampoco sangraban ni sentían compasión por nadie. Sus cuerpos ahora eran fríos ya no eran los cálidos que solían abrazarla en las noches de tormenta. Temío por un momento ellos podrían matarla con un simple golpe pero no serían capaz...¿o sí?  No, no lo creería. Ellos la querían sino no estarían rogando por su perdón.

Los Mukamis vieron el desconcierto de la azabache. La vieron ponerse pálida y eso los preocupó pero mantuvieron sus impulsos de ir a abrazarla y decirle que todo iba a estar bien pero lo mejor por ahora era mantener distancia con ella, para no sofocarla.

- ¿Vengarse? -.Susurró para si misma pero los Mukamis la escucharon. Todos asintieron con la cabeza. Ella los miró sorprendida...la habían escuchado, sonrió para tranquilizarlos.

Una idea se vino a su cabeza, hoy mismo se escaparía en la noche, se daría una vuelta por el orfanato...tal vez las cosas ahí habían cambiado, aunque no lo creía. Ellos siempre serían los mismos cretinos y manipuladores hombres. Sonrió y se disculpó diciendo que ya era muy tarde y que lo mejor sería irse a dormir. Los Mukamis le dieron paso para que pudiera salir de la limusina. Cuando llegó a la mansión le explicó a Yui que se sentía cansada y que quería dormir, ella gustosa le dijo que de ahora en adelante la habitación era toda de ella. La azabache no preguntó el porque pero seguramente tenía que ver por su compromiso.

Todos en la mansión se habían ido a sus respectivas habitación, Subaru había ido a la habitación de Yui para poder comprobar si la azabache ya estaba descansando. Abrió silenciosamente la puerta y vió un pequeño bulto en la cama...ya se durmió pensó. Cerró la puerta y caminó hacía su habitación con la tranquilidad de saber que la mortal dormía segura.

Se recostó en su ataúd pensando en la azabache. Sus sentimientos no estaban del todo claros ¿Se había enamorado de la mortal? No eso iba contra sus reglas.

Cuando empezó a sentir algo por Yui, eso lo había vuelto débil, se había revelado a ella y ella...elegía a su hermano. No mentiría al decir que si le dolió cuando la rubia anunció su compromiso con Ayato pero luego divisó a la azabache y el dolor que sintió desapareció al verla sonreir, con la sonrisa más sincera y hermosa que había visto. Ya estaba preparado para el anuncio del compromiso pero no tenía ni idea de como iba a reaccionar pero al parecer ese tema ya no le importaba ahora solo tenía un tema en mente. La felicidad de Mei.

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Eran las doce de la madrugada cuando la azabache decidió escaparse. Estaba en pijama por lo que agarró un pantaloncillo negro de Yui, su capa y abrazó sus pies con las botas de cuero. Buscó en el cajón de Yui, donde guardaba su cuchilla. Acomodó varios cojines para similar su silueta y así engañarlos. Avanzó hacía la puerta y la abrió silenciosamente. Agradecía a Kamisama por hacer que Yui durmiera con Ayato, si ella estuviese en la habitación la hubiese visto salir.

Caminó por las escaleras evitando no hacer ningún ruido. Por suerte no lo logró, abrió la puerta principal, esta rechinaba cada vez que la movía pero por suerte pudo abrirla por completo. Sonrió satisfecha.