Daryl

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Jamás pensé que conocería a a alguien a quien no pudiera entender, soy bueno leyendo a las personas, sabiendo que es lo que esconden o no quieren que los demás sepan pero esta chica parecía ser una caja de sorpresas. Me había equivocado en cada idea que se había formado en mí mente sobre ella desde el primer momento pero enterarme que era Lany, la persona por la que mí hermano me había dejado fue un gran golpe. No estaba enojado pero había algo especial al por fin saber que era lo que había llevado a Merle a prisión y compartir con alguien que lo quería historias sobre nuestra vida simplemente fue genial. Nadie más parecía pensar que el idiota de mí hermano era una buena persona y sin embargo ella lo hacía, incluso la vi llorar cuando cayó en la cuenta de que estaba muerto y jamás volvería a verlo.

Después de esa tarde me quedé dormido a su lado y cuando desperté ella no se había ido, estaba allí también dormida y por primera vez me permití observarla sin vergüenza. Su cabello completamente negro contrastaba con la palidez de su piel haciendo que pareciera una muñeca de porcelana, las largas pestañas acariciaban sus mejillas que había visto sonrojarse más de una vez al mirarme y eso nunca me había pasado. Sus labios eran tan suaves, tan dulces y cada vez que la había besado me dejaban con ganas de más. No había podido evitarlo, tenerla tan cerca me nublaba el pensamiento y cuando me di cuenta ya la tenía entre mis brazos y no me arrepentía para nada porque ella también me había besado.
Al principio creí que jamás nos llevaríamos bien, era tan exasperante, siempre creyendo que tenía la razón, maleducada y terca, hasta que descubrí que solo era una máscara tras la que se ocultaba. Podía verlo cuando reía con Carl y como  lo escuchaba con paciencia, incluso cuando se permitía acercarse a Judith y la mecía con ternura. Solo se permitía bajar la guardia con los animales, la había visto ser dulce con aquel caballo como si entendiera exactamente que era lo que necesitaba el animal y la había visto con Jesús, no importaba que tan en desacuerdo estuvieran ella se sacrificaría por él si tuviera que hacerlo.

Después de aquel primer beso, incluso después del segundo en Hilltop me dije que debía alejarme de aquella chica que solo me traería problemas y dolores de cabeza. Traté de convencerme de que solo me sentía culpable de que se hubiese accidentado y que esa necesidad de mantenerme cerca era solo por eso pero ella mejoró y yo seguía pendiente de cada cosa que hacía. La miraba a la distancia y cuando la vi reír con Spencer, algo dentro de mí se retorció y quería golpearlo cuando escuché que la invitó a salir. Definitivamente era todo un misterio y ya no sabía si sería capaz de alejarme de ella.

La vi removerse inquieta como si estuviera a punto de despertar y cerré los ojos, no quería que supiera que había estado mirándola todo este tiempo así que fingí dormir.

- Mierda - la escuché murmurar - tengo que dejar de dormir tanto - quise sonreír pero me mantuve serio hasta que sentí su mano en mí pecho y una corriente eléctrica me recorrió - Daryl, despierta. - Abrí la ojos lentamente para encontrarla inclinada sobre mí, sus ojos negros me miraban con amabilidad por primera vez y eso me causó cosquillas en el estómago.

- ¿Qué pasó? - fue todo lo que puede preguntar

- Al parecer nos quedamos dormidos y ya es de noche, lo siento debí despertar antes.

- No te preocupes Lany - ella sonrió y negó con la cabeza, se sentó y el lugar donde había apoyado su mano en mí pecho se sentía frío por la falta de contacto. Me senté a su lado, no quería irme, quería quedarme con ella pero sabía que no podía hacerlo.

- Todo está en silencio, ¿Crees que ya duermen?

- Seguramente - arrugó la nariz y tuve que contenerme para no decirle que ese gesto me parecía adorable, yo no era así, no iba por la vida diciendo cada pensamiento que se me cruzaba por la cabeza y sin embargo con ella, tenía que hacer un enorme esfuerzo para evitarlo.

Be Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora