Be Mine.

Él y Yo.

Me levanté en medio de la noche, volví a ocupar la habitación que tenía solo unos días atrás, pero no podía dormir. Caminé por la casa oscura hasta llegar a la puerta de la habitación de Daryl, no sabía porque pero necesitaba sentirlo cerca y cuando entré, su olor a bosque estaba impregnado en el aire. Caminé hasta su cama y me senté dejando que su olor llenara mis sentidos.

- No mueras, no te rindas - dije en voz baja mientras limpiaba unas lágrimas que habían caído de mis ojos, me acosté en su cama tratando de imaginar que estaba allí, era una tonta y lo sabía porque todo lo que alguna vez pudimos ser, simplemente no había ocurrido. En aquella habitación solo estaba yo con los sentimientos que llevaba días tratando de ignorar. Todo él era una tóxica combinación de ternura y mal humor que se había metido en mí alma sin siquiera darme cuenta y ¡Dios! Lo extrañaba, cada parte de mí cuerpo extrañaba su calor, sus peleas y su maldita mirada que podía desarmar todo mí mundo. Me dormí abrazando su almohada sin entender porque por primera vez desde la última noche que habíamos compartido, podía sentirme en paz.

Aún así, desperté en medio de una pesadilla dónde el cuerpo que enterraba no era el de Glenn o Abraham, sino el de Daryl mientras Merle me miraba y negaba con la cabeza << te dije que te necesitaba Lany >>. Me desperté con mi respiración acelerada igual que mí corazón y cubierta de sudor. Salí de aquella habitación sin hacer ruido y fui a la mía para darme una ducha tratando de borrar ese sentimiento de tristeza que me invadía. Bajé en silencio para preparar el desayuno, todos aún dormían y lo prefería así porque podía tratar de controlar mis pensamientos mientras cocinaba.

Cuando la familia Grimes despertó ya estaba todo listo y los esperaba con una taza de té en mis manos.

- Sabes que es necesario todo esto ¿Cierto? - me dijo Rick sentando a Judith en su sillita.

- Lo se, pero me agrada hacerlo... me da algo en que ocuparme - me senté a su lado y le sonreí a Carl que bajaba las escaleras.

- Buenos días - nos saludó dejando un beso en mí mejilla antes de sentarse junto a su hermana, Rick tomó asiento a mí lado y me sonrió.

- Vamos, desayunemos antes de que se enfríe - les dije y aunque fue silencioso porque aún estaban tratando de procesar las pérdidas, fue una mañana tranquila.

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- No se que decirte Rick - estábamos sentados en su habitación, se había sentado a mí lado en la cama y me miraba como si yo tuviera todas las respuestas que esperaba. Me había pedido que me quedara con él porque necesitaba hablar con alguien, quería que le dijera que debía hacer con la situación de los salvadores.

- Tu los conoces Kai, sabes cómo piensan - suspiré y me deje caer de espaldas a la cama.

- Solo conozco al grupo de Simón y aún así, ellos solo fueron un par de veces a Hilltop, después debíamos llevarles las cosas al puesto de avanzada y yo jamás iba. Solo puedo decirte que son... malos... no sé si esa es la palabra, despiadados quizás... vendrán aquí y se asegurarán de que no sean un peligro, de tomar todo lo que puedan para asegurarse de que entiendes el mensaje, que sabes que les perteneces... tu y todos aqui. No les importará matar a alguien si tienen que hacelo.

- ¿Lo dices por el chico que mataron en Hilltop?

- Rory era un chico dulce, de esos que no están destinados a sobrevivir en este mundo y aún así lo hizo, solo... me tomó solo unos días tomarle cariño porque no había maldad en su corazón... murió por nada y solo pude quedarme mirando. - mí labio inferior tembló al recordar esa muerte, aún me afectaba lo crueles que se habían vuelto esa noche.

- Lamento no haberte escuchado, dijiste que... dijiste que si hacíamos esto no habría vuelta atrás y... que no queríamos saber de lo que eran capaces. - él se dejó caer a mí lado con un suspiro.