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—"Los ataques de Grindlewald están empeorando",— le susurró Alexandra a Melissa, reuniéndose con su amiga en la biblioteca días después de su salida del ala hospitalaria.
—"¿Y qué?" —preguntó Melissa, pasando una página de su libro. —"Solo ataca a los muggles. ¿Qué tiene eso que ver con nosotras?".
—"No veo qué han hecho mal",— frunció el ceño Alexandra, haciendo que la atención de Melissa se desviara rápidamente de su libro. —"Ellos no pidieron nacer sin magia, y no han hecho nada para hacernos daño como nosotros a ellos".
—"Tienes que estar bromeando", —rió Melissa.
—"Sinceramente, Melissa, ¿cómo esperas que apoye a este hombre cuando asesinó a mis padres?". —preguntó Alexandra enfadada. —"Le ayudaron a escapar de la cárcel y luego los asesinó sin ningún remordimiento. Yo ni siquiera tenía un año. Nadie merece crecer sin una familia, ni siquiera los muggles".
—"Lo siento", —Melissa frunció el ceño, sintiéndose culpable mientras colocaba su mano sobre la de Alexandra.
—"Puedes estar en desacuerdo conmigo", —afirmó Alexandra. —"Probablemente soy la única Slytherin en el mundo que odia a Grindelwald y no le molestan los muggles".
—"En eso no te equivocas", —Melissa soltó una leve risita. —"Tienes derecho a enfadarte, y yo siempre estaré aquí para escuchar lo que tengas que decir, aunque no esté de acuerdo".
—"Eres una amiga maravillosa", —sonrió Alexandra.
—"¿Ha ido mejorando tu memoria?"
—"Un poco. Todavía tardo unos segundos en recordar ciertas cosas, pero al menos las recuerdo", —suspiró Alexandra. —"Ayer confundí a Dumbledore con el director. ¿Imagínatelo como director?"
—"Desde luego Hogwarts no sobreviviría", —rió Melissa.
—"Algo más ha estado sucediendo últimamente", —explicó Alexandra, acercándose a Melissa y bajando la voz. —"He estado viendo a un chico en mis sueños desde que salí del ala del hospital. No le he visto la cara, pero es bastante larguirucho y tiene ese pelo rojo tan molesto."
—"¿Acaso conoces a alguien pelirrojo?".
—"No", —suspiró Alexandra, apartándose el pelo de la cara. —"Tengo ganas de acercarme a él, pero no puedo. Cada vez que me acerco a él, desaparece. Es muy frustrante".
—"Probablemente sea algún efecto secundario de todas las pociones que te dio Madame Lilith. Estoy segura de que no es nada".
—"Le prometí a Tom que quedaría con él para estudiar",— explicó Alexandra, comprobando la hora y dándose cuenta de que se le estaba haciendo tarde.
—"De todas formas, ¿dónde estudiáis vosotros dos?". —preguntó Melissa. —"Obviamente no es en la biblioteca, y nunca os veo en la sala común antes de medianoche".
—"Es un lugar privado que encontramos hace unas semanas para estudiar pociones",— mintió Alexandra.— "Nos gustaría mantenerlo en privado por el momento".
—"Ya veo",— sonrió Melissa.
—"Me ha estado ayudando con esos tontos ejercicios de memoria que me dio Madame Lilith, y es mucho más fácil concentrarse cuando hay silencio y estamos solos", —se excusó Alexandra, sabiendo que se había preparado para los comentarios de Melissa, pero tratando de evitarlos de todos modos.
—"Entonces, ¿dices que no te distrae en absoluto?". —preguntó Melissa. Alexandra se removió en el asiento. —"¡Sí que lo hace!"
—"No lo hace", —protestó Alexandra, instando a Melissa a bajar la voz.— "¿Quieres dejar pasar esa idea? Sabes que probablemente no pueda amar, así que, aunque yo me encaprichara de él, nunca pasaría nada".
—"Que probablemente no pueda amar no significa que no disfrutaría si tú...".
—"Me voy", —rió Alexandra, poniéndose de pie. —"Eres horrible."
—"Oh, como si tú no disfrutaras si él..."
—"Adiós, Melissa", —canturreó Alexandra, prácticamente saliendo corriendo de la biblioteca para evitar oír la última parte de su sugerencia. Se rió para sus adentros, asegurándose de que no la seguían mientras se dirigía a la Sala de los Menesteres.
—"Señorita River, espero que se esté recuperando bien", —dijo Dumbledore, sobresaltando a la chica.
—"Sí, gracias", —sonrió. —"Madame Lilith es maravillosa".
—"Ah, sí, lo es",— rió Dumbledore. —"¿Qué tal tus estudios? He oído que últimamente te interesa el tiempo. Específicamente los viajes en el tiempo, ¿es correcto?"
—"Sí, señor", —asintió Alexandra. —"Espero seguir estudiándolo en el Ministerio cuando me gradúe".
—"Te deseo mucho éxito", —sonrió Dumbledore, con un brillo en los ojos.
—"Gracias, profesor ".
Dumbledore se despidió de la chica con una inclinación de cabeza, observando atentamente cómo se alejaba. Por un instante sintió una dolorosa punzada de culpabilidad, al ver cómo su mente y su cuerpo luchaban por adaptarse a la nueva línea temporal. Sin embargo, tenía que concentrarse en asegurarse de que Alexandra River nunca supiera la verdad.
—"Una parte de mí quiere tirar todas estas bolas de cristal al suelo y ver cómo se rompen en mil pedazos",— dijo Alexandra al entrar en la habitación.
—"Que Agresivo es eso, ¿no?" —preguntó Tom, levantándose de la silla.
—"Si no, no tienen ningún sentido", —se encogió de hombros Alexandra, acercándose a la fila de estanterías.— "Sabes, nunca te he visto perder la calm-".
Alexandra hizo una pausa, llevándose una mano temblorosa a la cara cuando el reflejo de su bola de cristal mostró un gran tajo en su frente. Se le cortó la respiración.
—"Alexandra, aléjate. Es un hombre lobo, ¡no sabe quién eres!".
—"¿Qué me está pasando?" —gritó Alexandra, tapándose los oídos con las manos para detener las voces. Tom se dirigió rápidamente a su lado, mirando su reflejo y sin notar nada diferente o extraño en ella.
—"¡Aléjate! Alex!"
—"¡Haz que pare!" —Alexandra gritó.— "¡Haz que pare!"
Sintiéndose abrumado por todos sus gritos, y empezando a preocuparse un poco por su compañera de clase, Tom murmuró un hechizo rápido para dormirla. La cogió antes de que se cayera, la levantó en brazos y se dirigió hacia el ala del hospital mientras él mismo se preguntaba qué podría estar pasándole.
—"Madame Lilith, la señorita River necesita su atención inmediata", —dijo Tom, colocando a Alexandra en una cama cercana.
—"¿Qué ha pasado?"— Madame Lilith entró en pánico, corriendo al lado de la chica.
—"Estaba mirando su reflejo cuando algo la sobresaltó. No dijo qué, y yo no vi nada fuera de lo normal", —empezó a explicar Tom. —"Se tapó los oídos y empezó a gritarme para que detuviera algo. No estoy seguro de a qué se refería, pero lancé un rápido hechizo somnífero para calmarla e inmediatamente la traje aquí. Espero no haberla lastimado más".
—"No, no, hiciste lo correcto", —suspiró Madame Lilith. —"Eres amigo de ella. ¿Has notado algo más fuera de lo normal?".
—"En absoluto", —respondió Tom. —"Siento no poder ser de más ayuda".
—"Está bien, querido. Puedes quedarte".
—"No quiero estorbarte. Volveré por la mañana", —sonrió Tom. —"Gracias una vez más por su ayuda, Madame Lilith."
Tom se despidió de la enfermera, su falsa sonrisa se desvaneció en cuanto le dio la espalda.
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4. Holding on
Random¿Qué habría sido de Alexandra River si Tom Riddle no la hubiera enviado de vuelta a 1996? Secuela de la serie 'touch' Traducción Autorizada por : @modern-july