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Alexandra estaba sentada ante su escritorio, abriendo el cajón para encontrar los objetos que Dumbledore le había regalado hacía muchos años. Había pensado en tirarlos varias veces, pero decidió no hacerlo por razones que nunca supo muy bien.
—"¿Quería verme, profesor?" —preguntó una joven al entrar en el aula.
—"Sí",— sonrió Alexandra, sacando un objeto del cajón. —"Creo que he encontrado una solución a sus conflictos de clase, señorita Granger".
—"¿Un giratiempo?" — Una joven Hermione Granger sonrió, abriendo el libro para encontrar el objeto escondido.
—"Estoy segura de que conoce muy bien los usos de este objeto, así como los peligros que conlleva. Ha sido restringido para que sólo puedas viajar al pasado dentro de cinco horas. Ni más ni menos. ¿Entendido?"
—"Sí",— sonrió Hermione, todavía asombrada por el objeto que tenía en las manos. —"Gracias, señora Riddle".
—"Tengo dos reglas para ti",— le dijo Alexandra. —"No puedes decirle a nadie que tienes esto. Ni siquiera a los señores Potter y Weasley. Y me lo devolverás directamente a final de año".
—"Por supuesto."
Alexandra sonrió, haciendo un gesto a Hermione para que tomara asiento mientras más alumnos se amontonaban en el aula. Entre ellos estaban Harry Potter, Ron Weasley y Draco Malfoy. La clase transcurrió con normalidad, Alexandra detuvo a Malfoy a la salida al final de la clase.
—"No he podido evitar oír en voz alta tu desagrado por las corbatas de lazo que te envió tu madre, y he pensado que esto te gustaría",— sonrió, entregándole la corbata negra que llevaba décadas guardando.
—"Gracias",— sonrió él levemente, algo confuso pero agradecido al mismo tiempo.
—"¿Qué estás haciendo?"— preguntó Tom, entrando en el aula cuando el último grupo de estudiantes se marchaba.
—"Estoy devolviendo estos objetos a sus legítimos dueños", — sonrió levemente, sosteniendo el gorro tejido.
—"¿Cómo piensas devolverlo?".
—"Así",— le guiñó un ojo, viendo a Fred y George pasar por delante de su clase. —"Señor Weasley. Creo que se ha dejado esto en mi clase".
—"Oh, gracias",— sonrió Fred, cogiendo el sombrero que sólo podía pertenecerle a él a pesar de no recordar la última vez que se lo había puesto.
—"Y gracias por librarnos del castigo", —sonrió George.
—"Otra vez",— dijeron al mismo tiempo, saludando a la pareja antes de volver a su sala común.
—"¿No estás molesta?"
—"Claro que no",— sonrió Alexandra. —"Estoy muy contenta de cómo me ha ido la vida, y es aún mejor ahora que he aceptado mi pasado. Aunque tardé casi cincuenta años en saber la verdad sobre él".
—"Tu tono me lleva a creer que yo tengo la culpa",— afirmó Tom, suspirando cuando Alexandra no lo negó. —"Alteré tu memoria una vez. El resto fue todo cosa de Dumbledore".
—"También ocultaste el hecho de que lo sabías todo este tiempo. Pero, no te preocupes, ya no estoy enfadada",— aseguró Alexandra. —"Dumbledore, sin embargo, es otra historia. Espero con impaciencia el día en que se vaya y tú te conviertas en director. Todo el mundo sabe que eres el siguiente".
—"Que Dumbledore nos tenga simpatía no significa que me vayan a ofrecer el puesto",— afirmó Tom, sabiendo que Alexandra estaba en la carrera con él.— "Además, con nuestra suerte él va a vivir más que nosotros de todos modos".
—"A ti te dieron el puesto de Jefe de Defensa Contra las Artes Oscuras sin llevar ni un año en el empleo, eres jefe de la casa Slytherin y ya eres subdirector".
—"Sabes que nada de eso me garantiza el puesto, Alexandra".
—"Pero sí te garantiza que eres una fuerte aspirante", —sonrió Alexandra. —"Eres mucho más modesto de lo que solías ser".
—"Esto estaba en el libro que me dio",— les dijo Hermione a sus amigos de vuelta en la sala común, sosteniendo una fotografía en blanco con los bordes quemados.
—"¿Qué crees que es?"— preguntó Ron, entrecerrando los ojos como si una foto fuera a aparecer mágicamente delante de él.
—"Dámela",— dijo Harry, cogiendo la foto de Hermione. En su regazo estaba el diario de Tom Riddle, un objeto que había llegado a sus manos el año pasado. Las páginas estaban en blanco, y la tinta que había escrito en ellas desaparecía segundos después sin dejar rastro. Lo único que quedaba escrito era el nombre de Alexandra garabateado en la parte superior de una de las páginas. No sabía por qué, pero Harry no había podido dejar de pensar en la página desde que la encontró. Sabía que había algo más en el diario, pero no sabía qué era, y eso le molestaba. Sentía una conexión con él, pero no podía explicar por qué... hasta hoy.
Colocó el dibujo en la página y observó con los ojos muy abiertos cómo las palabras empezaban a revelarse. El trío observó con asombro cómo aparecía una historia; una historia sobre Alexandra River que, de otro modo, permanecía oculta al mundo. Una historia sobre quién era antes de conocer a Tom Riddle, antes de viajar cincuenta años atrás y no volver jamás.
—"Mira la fecha escrita aquí",— señaló Hermione. —"Eso es dentro de dos años".
—"No creo que debamos centrarnos en eso",— afirmó Ron, poniéndose pálido. Sus amigos siguieron sus ojos hacia donde miraba, posando los suyos en la fotografía que lentamente había comenzado a revelarse. —"Somos nosotros. Fred, George, Ginny, todos nosotros. En la Madriguera".
—"¿Crees que ella quería que encontráramos esto?"— Harry preguntó.
—"Bueno, si ella no lo hizo, alguien lo hizo",— señaló Hermione. —"¿Pero por qué?"
—"¿Le diste el libro a la chica Granger?".— le preguntó Tom a Alexandra. Ella asintió, y él sonrió.— "Bien."
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— Fin —
Con esta Historia Termina la "Saga Touch"
Con que final os quedáis con Draco o Tom.

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4. Holding on
Random¿Qué habría sido de Alexandra River si Tom Riddle no la hubiera enviado de vuelta a 1996? Secuela de la serie 'touch' Traducción Autorizada por : @modern-july