¿Atrapado? - Culpable - Débil

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Fragmento 3.




Volvió a la mesa antes que Den tuviera que buscarlo y permaneció sentado mientras el joven mueble terminaba de ordenar la cocina.


Fue involuntario, pero trasladaba su mirada de sus manos sobre la mesa a la nuca de Den. Fija y constantemente. No había propósito o motivo real, ningún movimiento que hiciera debajo de su escrutinio parecía fuera de lo normal. Den solo movía las manos por las superficies sin preocuparse, a pesar de esos ojos que lo taladraban.


De sus manos juntas sobre la superficie pulida, los ojos de Katze volvían sobre el cuerpo más pequeño que continuaba dándole la espalda... apretó los dientes e intentó no mirarlo más.


¿Qué hacía aquí? Podía ir a cualquier habitación, no era necesario esperar a Den, precisamente detrás de él. No era como si fuera a vigilarlo para evitar algo, ¡evitar qué!


Todo era diferente ahora, nada nunca más sería como en el pasado...


¿Verdad?


A pesar de esos pensamientos contradictorios, de quédate a observar o aléjate de él... Katze permaneció sentado sin mover su fija mirada.


Con un suspiro que no cambió su postura, Den se giró para afrontar a Katze. Era una pena sentir el rechazo que no intentaba ser camuflado...


Claro, Den no se consideraba un tonto, de hecho no lo era y podía especular las mil razones que Katze tendría para actuar así... no lo culpaba... después de todo el historial que tenían juntos, su rostro solo podía traer malos recuerdos.


Pero ahora, estaban alejados del infierno gracias al esfuerzo de Raoul Am y por ese gran valor y amor que demostró, Katze estaba vivo, recuperando la fuerza de su cuerpo, podía caminar, comer sin ayuda, podía... hablar haciendo contacto visual. No importaba si las palabras que usaba sonaban duras o su mirada significaba que no lo quería ahí ¡Lo importante era reconocer su gran avance!


Prefería pensar que recuperaba la fuerza de su espíritu y por eso lo trataba duramente o con desprecio.


Además, tenían un propósito mayor que beneficiaba al propio Katze; trabajando juntos encontrarían la forma de conocerse nuevamente y reescribir el papel de él en la vida de Katze. Ese era su deseo... honesto y sin pretensiones.


Den anhelaba ser la ayuda que se precisaba para alcanzar todos los objetivos por los que el Maestro Raoul había luchado y pasó meses enteros de angustia y sospecha.


- Katze, discúlpame por no compartir contigo el itinerario que planificó el Maestro Raoul para el día de hoy. Si me das un momento te mostraré. Pero puedo adelantarte que tenemos al menos media hora libre antes de empezar con los ejercicios.


- Sigue con lo que estás haciendo, no te molestes, puedo ver el itinerario después. Me quedaré aquí hasta mientras.


Con una leve inclinación de cabeza, Den le dio la espalda y continuó con su quehacer. Las palabras de Katze fueron algo frías pero eso era lo de menos; Den sonrió por lo bajo de todas formas al asumir como real el avance de Katze en su enfermedad. ¡Le habló e hizo conexión visual! Era tan emocionante ver los esperados resultados... lo que sentía Den era que no importaba como sería tratado él, sino...


Esa misma mañana llegó a la casa para retomar sus funciones y se sorprendió de ver a su Maestro y a Katze abrazados en la cama. Si había algo sagrado, pensaba Den, era la paz que sintió en ese espacio reservado para ellos. Que no había nada más correcto que verlos juntos. Entender que compartieron la misma cama por la noche, significaba que, sin importar que tan difícil sea en adelante, todo iría bien. Porque Katze y Raoul se amaban.

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