Terquedad

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Jack Conway caminaba apresuradamente por la estación del metro, sintiendo el peso de la monotonía en su espalda. Había llegado más temprano de lo habitual, lo cual interrumpía su rutina diaria y eso le generaba una sensación de aburrimiento y fastidio.
A medida que se dirigía hacia la línea catorce, observaba a su alrededor y veía a las personas pasar con caras cansadas y apresuradas. La estación estaba llena de sonidos y olores que ya conocía demasiado bien, lo que le recordaba una vez más lo repetitivo que era su trayecto diario.
Tenía tiempo de sobra, por lo cual se detuvo en una pequeña tienda a comprar el periódico matutino. Conway en ese punto buscaba una distracción para no aburrirse y hacer más llevadera la espera. Se sentó en una banca, pero su impaciencia era evidente. Miraba el reloj constantemente, deseando que el tiempo pasara más rápido y poder finalmente subir al metro.
A medida que hojeaba las páginas del periódico, su mente divagaba entre el contenido y la monotonía de su vida. Las noticias del día no hacían más que recordarle la realidad dura y desalentadora del mundo. Sentía una desconexión entre esas noticias y su propia existencia, lo que aumentaba su sensación de fastidio y aburrimiento.
La espera en la estación del metro se volvía más tediosa con cada minuto que pasaba. Se sentía atrapado en un espacio limitado, rodeado de extraños y con la única compañía de un papel. La falta de estímulos y la sensación de estar desperdiciando su tiempo le generaban una profunda frustración.
A pesar de su inconformidad, intentaba encontrar algo de consuelo en la lectura. Esperaba que aquellas páginas le brindaran una escapatoria momentánea. Sin embargo, la falta de emociones y la previsibilidad de las noticias solo acentuaban su descontento.
Estaba totalmente absorto en sus pensamientos, cuando sintió cómo alguien se sentaba a su lado. Al girar la cabeza, se encontró con la mirada impasible de Volkov, igual de aburrido que él.

—Joder, ya pareces un abuelo con el periódico.

—¿Y tú que haces aquí?, ¿No sales más temprano? —Pregunta doblando el periódico, harto de leer.

—Se me complicó la salida —Se sinceró Volkov observando la hora en su reloj.

—Vamos, que te quedaste dormido —Adivina apoyando sus brazos en el espaldar de la banca —Rara me parecía tu racha de llegar cada día perfectamente en la hora.

—Calla, me quedé hasta tarde organizando la reunión de hoy —Asegura colocando un pesado bolso sobre sus piernas —Es un resumen de nuestro trabajo y a pesar de todo es bastante competente.

—¿Por qué haces ese trabajo de secretario?, manda a alguien más a hacer los resúmenes mensuales de mierda y descansa lo que puedas.

—Se los iba a encargar a Gustabo, pero lo vi atribuyéndose unos méritos que no le corresponden y preferí hacerlo yo mismo.

—¿Qué se puso? —Pregunta con una sonrisa imaginando como hubiera quedado el resumen bajo la escritura de su hijo — "Gustabo con b de buen trabajador, merece un ascenso" —Imitó haciendo comillas con las manos —Se los hubieras dado a Gordon.

—Gordon tampoco es mucho mejor, a penas se entera de lo que estamos haciendo, ¿Cómo va a resumir nada?

—Ya —Concede mirando a su alrededor, a lo lejos cree divisar una cabellera de un inusual tono rubio que resalta entre la multitud —Joder —Murmura.

—¿Qué?, ¿Pasó algo? —Indaga Volkov mirando en su dirección.

El sonido de la megafonía anunciando la llegada del metro fue un alivio para Conway. Finalmente, podría abandonar la estación y continuar con su día. Aunque su espera había sido breve, la sensación de fastidio y aburrimiento parecía haberse prolongado en el tiempo.

—Nada, ¿te vienes o que? —Pregunta levantándose de la banca —Te puedes ir a casa y le digo al equipo que tuviste una muerte trágica.

—Ojalá —Concedió colocándose de pie caminando inmediatamente en dirección al metro.

El músico de la línea catorce - TonwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora