El músico de la línea catorce - Tonway

Mente fría

—Carlo —Murmuró con suavidad. Las sábanas crujieron ligeramente mientras intentaba mover a su hermano, quien, sumido en un sueño profundo, apenas reaccionó. Carlo se dio la vuelta, su cuerpo pesado y relajado, ignorando por completo su intento de despertarlo, totalmente inmerso en la idea de tener cinco minutos más en los brazos de Morfeo —Carlo —Canturreó. Determinado a no rendirse, deslizó su mano fría sobre la espalda desnuda del rubio cenizo. El contacto helado provocó un estremecimiento inmediato en el contrario, quien soltó un gruñido, seguido de una maldición apenas audible. Toni no alcanzó a oír las palabras exactas, pero el tono de molestia era inconfundible. Carlo, aún medio dormido, se dio la vuelta una vez más, quedando cara a cara con su hermano, quien estaba de cuclillas en el suelo para quedar a su altura.
Con los ojos entrecerrados y la mente nublada por el sueño, se frotó la cara con una mano, intentando despejarse.

—¿Qué pasa, Antonio? —Murmuró, con la voz ronca, tapándose hasta la cabeza.

—Voy saliendo a comprar al supermercado y vuelvo. Te despierto para avisarte que Igor llamó. Quiere que estemos listos para ayudarle, tú te encargas del nuevo de seguridad —Expresó Toni, en un tono bajo para no perturbar más el sueño de su hermano.

Carlo parpadeó un par de veces, tratando de procesar la información —A mí no me paga nadie estas mierdas, dile que se vaya a tomar por culo —Murmuró con irritación. Se dio la vuelta, quedando nuevamente de espaldas a Toni. El barista rodó los ojos con impaciencia. Sin embargo, estaba lejos de rendirse aún.

—Dijo que sabía que dirías eso, así que nos va a pagar una prima aparte para que vayamos a ayudar —Aseguró, mientras sus dedos fríos tocaban la nuca de Carlo, simulando pequeños pasos para molestarlo.

El contacto hizo que Carlo gruñera una vez más, pero la mención de un pago extra captó su atención de inmediato. Se giró ligeramente, apenas dejando un ojo visible, observándolo con interés. Toni no pudo evitar reírse en voz baja ante la codicia de su hermano y lo fácil que era convencer cuando se trataba de dinero.

—Te escucho —Aseguró, ahora más atento.

—Dice que el de seguridad está muy subido de aires, además de que necesita que le enseñes un poco del trabajo —Explicó Toni, apoyando sus brazos en la cama para mantener el equilibrio. Carlo, aún intentando conectar sus neuronas con la realidad, no estaba muy convencido —Yo voy a estar con José, que también va. De hecho, parece que todos los postulantes que quedaron en el trabajo van a estar, Igor los va a instruir, pero no puede solo.

—¿Está muy subido de aires? ¿Y qué quiere que haga yo con eso?

Toni sonrió, sabiendo que su hermano finalmente estaba comprendiendo —Igor te dejó este trabajo a ti porque piensa que te podría gustar bajarle los humos al nuevo segurata —Declaró esperando alguna reacción. Carlo pareció despistado nuevamente, hasta empezar a encajar todas las piezas. Una sonrisa vaga apareció en su rostro mientras sus neuronas finalmente hacían sinapsis.

—Ja, dile que voy. ¿A qué hora es? —Indagó, ahora más despierto y listo para la acción.

Toni, con una sonrisa divertida, se inclinó hacia Carlo y le mostró su teléfono. La pantalla brillaba en la penumbra de la habitación, revelando una llamada abierta desde hacía cinco minutos.

—Dile tú mismo —Declaró Toni, divertido por la mirada confundida de su hermano.

Carlo, aún medio dormido y con el ceño fruncido, miró el teléfono con los ojos entrecerrados —Puto Antonio, ¿Escuchó toda la conversación? —Preguntó enfadado al encontrarse con el contacto de Igor brillando en la pantalla. Toni soltó una risa baja.

—Me pidió que así fuera, quería escuchar tu reacción en directo.

—Y ser totalmente la que Igor tener prevista. Venir a las nueve, Carlo, así el bebé poder dormir un poco más —La voz de Igor se filtró a través del altavoz con una mezcla de burla y satisfacción, haciendo que Carlo rodara los ojos con irritación. Sin pensarlo dos veces, le quitó el móvil a Toni, su expresión de pura la molestia.