el destino separo dos almas que parecían caminar juntas por el mismo sendero, será que ¿las volvera a juntar? después de todo, todos saben lo caprichoso que puede ser el destino.
El cielo estaba despejado, sin embargo, James estaba dentro de casa, cosa que sería raro si Harry no supiera que estaba viendo su programa favorito de televisión, su pequeño niño prefería el exterior donde podía saltar en lodo o volar en la pequeña escoba de entrenamiento. Caminó a la sala solo para confirmarlo, el infante cantaba la intro del programa con gran emoción.
—¿quieres algo de comer, cachorro? – preguntó.
James volteó a dirigirle unos ojos soñadores, eran tan azules como el cielo despejado.
—Si papá
Al recibir la confirmación Harry se dirigió a la cocina para preparar algunas palomitas para que su hijo de tan solo 4 años disfrutará su programa, cuando un búho entró ululando por la ventana, le levanto la patita con la carta y él la recibió, le dio de regalo unos dulces y se fue igual de feliz como llego. No reconoció al búho, no era la que enviaban del ministerio y tampoco pertenecía a uno de sus amigos. Se encogió de hombros y guardó la carta en su bolsillo, cogió el bol de palomitas junto a un vaso de refresco soda para empezar a caminar en dirección a su hijo.
se acordó de la carta cuando estaba terminando la cena, como solo faltaba organizar la mesa, podía hacerlo con magia, así que saco la carta del bolsillo, la examinó, pero no había nada que podía identificar el emisor, rompió el sobre y la desdoblo, examinó la hermosa decoración, era algo extraño que una carta estuviera así de decorada a menos que fueran invitaciones algún otro evento importante, manejaba todo en el comedor mientras leía la carta en voz alta.
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Ginny acaba de llegar a su casa luego de una tarde de compras con sus amigas, vislumbra la mesa haciéndose por sí sola y entonces considera la posibilidad de que su esposo está ocupado con su hijo, pero cuando avista al niño bajar las escaleras con la escoba que su tío Ron le regalo, se preocupa, entra a la cocina a paso rápido y por casualidad sorprende a su esposo leyendo una carta en voz alta.
Draco Malfoy, los invitaba a su boda, no podía estar más contenta, claro que recordaba al chico ¿Cómo no hacerlo? Si se la pasaba con Harry de arriba abajo por todo el colegio. Era el chico popular de Hogwarts, él que enamoraba a todas las chicas, el chico del cual todos querían ser amigos. Emocionada, salto hacia su esposo, quien con duras penas logro reaccionar para sostenerla.
—Debemos ir a esa boda. – pidió.
—No opino que sea buena idea. Mi amistad con Draco no termino muy bien. – decía Harry mientras bajaba a su esposa con un rostro sombrío. Ginny no lo entendía, ella se casó con él para ir a esos bailes glamorosos, usar vestidos caros y joyas brillantes, pero desde que están juntos, Harry dejo de salir a fiestas y de frecuentar amigos de la alta sociedad. Ahora que Draco Malfoy los invitaba no desaprovecharía la oportunidad.
—Draco era tu amigo en Hogwarts, dejemos a James con mi mamá y vayamos a felicitarlo.
Harry dibujo una sonrisa triste y asintió con pesar, por mucho que le costará, Ginny tenía razón, Draco Malfoy fue una persona muy importante en su vida y tenía que ir a su boda, tal y como él asistió a la suya. Aunque sea como un viejo amigo.
La hora de dormir de James llegó, Harry, quien normalmente era quien lo arropaba lo llevó de la mano alistarse, lo baño, le coloco el pijama y lo examinaba con la mirada mientras el pequeño cepilla sus dientes. El niño estaba muy contento pero también con sueño, bostezaba y se sobaba sus ojitos, la escena era tan adorable. Al arroparlo y terminar de leer el libro de esa noche, James quedo completamente dormido. Harry le dejó un beso en la frente y salió de la habitación.
Al bajar Ginny ya no estaba en la sala, supuso que estaría en su recámara, lo que daba a conclusión de que estaba solo en la habitación, suspiro y se dejó caer en el sofá, cuidar a un niño es agotador, sobre todo cuando tu esposa no te ayuda en nada. En ese momento la invitación a la boda de Draco llego a su mente, la saco y la leyó nuevamente, formándose preguntas en su cabeza. ¿Cómo sería si se hubiera casado con Draco? ¿su vida sería diferente? Probablemente sí. Después de todo estaba seguro que aun seguirían amándose porque él lo hacía, él aun amaba a Draco Malfoy, ¿seguirá Draco amándolo? No lo creía, se va a casar. Solo el aire que no supo estaba reteniendo, junto a una pequeña lagrima, los recuerdos llegaban sin parar, abrumándolo, lastimándolo. No sabe en qué momento las lágrimas se intensificaron, al igual que su dolor. Quería gritar, patalear, pero sin importar que hiciera Draco no volvería a él. Porque él ya no lo amaba.
Harry Potter, caminó a paso decidido a las escaleras, solo quería llegar a su recamara y cubrirse bajo las sábanas para desahogarse, para olvidar la boda, la invitación y su maldita vida que estaba llena de equivocaciones.
