capítulo 06

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No le gustaba dejar a su hijo solo con Ginny, aunque fuera su madre, y es que el pequeño siempre decía que no le hacía caso y le trataba mal. Sin embargo, tenía que hacerlo, necesitaba cerrar ese caso para ir a casa. Estaba tan concentrado escribiendo el informe que se distrajo completamente y no se dio cuenta de la presencia del hombre rubio que entró en el departamento de aurores. No fue hasta la tos falsa que alzó la cabeza para encontrarse con los ojos grises azulados que lo miraban con encanto y diversión.

—¿está usted ocupado auror, Potter?

Su apellido sonaba tan bien con ese tono de voz varonil que endulzaban sus oídos, trago en grueso y se levantó rápidamente.

—No, no, claro que no. — Draco soltó una pequeña risa que nuevamente cautivó a Harry, llenando la habitación de una calidez inesperada. El sonido era como música para sus oídos y, por un instante, Harry se sintió transportado a tiempos pasados, un ligero sonrojo se dibujó en sus mejillas. No podía creer que, tras tantos años separados, su corazón aún tuviese la capacidad de acelerarse de esa manera, como si fuera el adolescente tonto y enamorado que había sido en su juventud. Draco, con su inconfundible carisma, aún poseía esa aura especial; lo fascinante era que era plenamente consciente de su poder y lo utilizaba a la perfección. — ¿A qué debo su visita, Señor Malfoy? — preguntó Harry, intentando recuperar la compostura mientras su mente se llenaba de recuerdos y posibilidades.

—Oh, por favor, mi padre es el señor Malfoy, solo llámame Draco

—Está bien, ¿Qué te trae por aquí, Draco?

El nombrado se volvió hacia ambos lados, asegurándose de que nadie los observara. Con una actitud tímida, esbozó una sonrisa de lado que iluminó su rostro, y se acercó un poco más a Harry. Este, sorprendido pero no dispuesto a retroceder, se mantuvo firme en su lugar, sintiendo la cercanía y el palpitar de su corazón al notar la intención detrás de aquel gesto.

—¿podríamos – se detuvo, como si reconsiderara su tono u opinión - hablar en otro lado?

Harry miró el documento sin terminar que reposaba sobre el escritorio, sus pensamientos nublados por la presencia de Draco. Luego levantó la vista y se encontró con los hermosos ojos de su antiguo rival, que brillaban con una mezcla de curiosidad y complicidad. Draco pareció percibir la intención detrás de su mirada y, ante la súbita tensión en el aire, habló rápidamente para romper el momento que amenazaba con volverse demasiado intenso.

—si no tienes tiempo, yo entiendo – se levantó bajo la mirada de Harry – hablamos otro día.

—¡No espera!

Demasiado tarde, Draco ya había tomado el ascensor, cerro sus ojos cansados de ese día agotador y se devolvió a su escritorio con los hombros caídos, listo para terminar el informe para poder ir a casa junto a su pequeño rayo de luz. Su hijo, James Potter.

Draco no sabía exactamente qué esperaba: sí que Harry lo siguiera o que no lo hiciera. Sin embargo, al salir del ministerio, un suspiro escapó de sus labios al notar que no había ninguna figura familiar detrás de él. Para su sorpresa, ese suspiro no fue de tristeza, sino de alivio. Ambos eran hombres casados; Harry tenía un hijo y él, por su parte, esperaba el nacimiento del suyo. Había sido una necedad pensar que podrían simplemente reunirse y convertirse en amigos.

Al llegar a su mansión, Draco se encontró con la escena de su madre y Astoria conversando animadamente en el salón, riendo y disfrutando del momento. La calidez del ambiente hizo que se sintiera un poco más reconfortado, aunque el peso de sus pensamientos aún permaneciera en su mente.

—¿se puede saber de qué hablan estas hermosas mujeres? – pregunto al acercarse, ambas se miraron y Astoria se paró para abrazarlo y besarlo.

—Tu mamá me está convenciendo para hacer una fiesta para el bebé. ¿la realizamos? – propuso la bella mujer.

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