El primero de abril llego mucho más rápido de lo esperado para el pesar de Harry, no quería asistir a esa boda y lo más importante, no sabía porque fue invitado. Aun recordaba como Malfoy lo hecho de su habitación tirándole hechizos y gritando que no lo quería volver a ver luego de contarle que embarazó a Ginny. Y sin embargo apareció en su boda solo para desaparecer. Aun dolía.
Llegaba junto a Ginny a la Mansión Malfoy, tantos recuerdos vividos en esa mansión inundaron su mente, tambaleo al pisar el primer escalón de la entrada, era como si la magia del lugar le reconociera como familia. No podía culpar a la mansión después de todo casi lo fueron. Harry pasaba más tiempo ahí que en su propia casa.
—Harry, querido... tanto tiempo sin verte – saludo la mujer rubia que recibía los invitados.
—Mucho gusto volver a verla señora Malfoy, esta igual de hermosa como la recordaba.
—Deja de adular a mi esposa, jovencito – regaño el señor Malfoy, igual de serio que siempre, aunque se hiciera el fuerte él aun ponía reconocer que estaba feliz y preocupado al mismo tiempo.
—Deja al chico, amor – le regaño Narcisa al reírse – Harry, aun puedes decirme Cissa, cariño.
—Claro que sí señora Malfoy, digo Cissa – beso su mano y estaba por entrar cuando el señor Malfoy lo detuvo.
—Potter... - Ginny y Harry voltean en su dirección – está en su habitación ...por si quieres ir.
Harry no se esperó jamás lo dicho por el patriarca, siempre supuso que le caía mal, sin embargo, ahora que intercepto sus miradas abatidas de la pareja, entendía perfectamente lo que decían, giró hacia su esposa para dirigirle una mirada tranquilizadora ya que probablemente estuviera confundida y molesta por no presentarla, pero no era buen momento para eso, voltea ambos lados avistando la cantidad de gente que se encontraba presente para presenciar tal boda, que tenía la pinta de ser llamada "boda del año". Fijo su vista nuevamente en los señores Malfoy, descubriendo que tenían a más gente que recibir aún. Asintió agradecido con una sonrisa leve y llevo a Ginny a sentarse en los asientos que tenían su nombre.
Señor Harry Potter – leyó en su mente lo que decía su asiento y volteo a leer la de Ginny – Señora Potter.
—Espérame aquí, Ginny, iré a visitar al novio.
No recibió respuesta por lo que confirmo su sospecha de que ella estaría molesta. ¿le importaba? No realmente, siguió su camino hasta llegar a las escaleras, pudo dejar de visitar la mansión hacia cuatro años, pero cada parte de su estructura aún estaba grabada en su cabeza. Le era imposible olvidar el camino a la habitación de Draco.
golpeó cuidadosamente la puerta al llegar, una voz armónica pero varonil vino dentro de la habitación dejándole pasar. Con sumo cuidado abrió y entró a paso lento, el tembloteo que comenzó a ejercer y la corriente eléctrica que entró en su cuerpo le decían que su presencia no era bienvenida en ese lugar.
—¿Qué estás haciendo tú aquí? – le cuestionó con tono grave, causándole escalofríos, ya no era la dulce voz varonil que resonó tras la puerta, cambió, lo hizo por él. Ahora era casi irritado, hostil para decir mejor.
—Me invitaste a tu boda – contestó con tembloteo en las piernas, aun estrujaba su corazón tener al rubio cerca de él, sobre todo cuando estaba más hermoso que nunca con ese traje blanco y no podía tocarlo. No puede evitar hacer memoria la cantidad innumerable de veces que soñó con ese momento. Verlo caminar al altar, tomar su mano, aceptar y besarse con amor.
—No, no lo hice – dijo nuevamente con tono mordaz, no podía culparlo por estar molesto, le rompió el corazón y lo entendía, incluso existían días en que aún se reclamaba en el espejo ser tan débil. Suspiro y saco la invitación mostrándola. Draco abrió en grande sus ojos al entender lo que pasaba – Astoria.
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A través del tiempo
Fanficel destino separo dos almas que parecían caminar juntas por el mismo sendero, será que ¿las volvera a juntar? después de todo, todos saben lo caprichoso que puede ser el destino.