capítulo 07

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La mujer, concentrada en el menú, no se dio cuenta de su presencia hasta que notó a alguien sentarse frente a ella. Al alzar la mirada, su rostro se iluminó con una sonrisa triunfante y sus ojos brillaron coquetamente. Sin embargo, esa alegría se desvaneció rápidamente cuando reconoció quién era. La sorpresa se transformó en una mezcla de incredulidad y desagrado.

—Draco Malfoy —dijo ella, con un acento que delataba su combinación de admiración y rechazo, mientras se acomodaba en su silla, poniendo distancia emocional de inmediato.

—Wesley —respondió él, dejando caer una expresión despectiva en su rostro. A pesar de que el desprecio era palpable entre ellos, en el fondo disfrutaba el momento de incomodidad que había creado.

La mujer se inclinó hacia adelante, su mirada desafiante cruzándose con la de Draco.

—Se puede saber, Wesley, ¿por qué citaste a mi esposa en este lugar? —inquirió él, con un tono que pretendía ser imponente, aunque internamente también se sentía intrigado.

El ambiente del café, con sus elegantes decoraciones y el suave murmullo de las conversaciones alrededor, contrastaba con el conflicto que se desarrollaba en esa mesa. Draco disfrutaba del aire de misterio que rodeaba a Ginny, pero sabía que la situación era delicada.

—Soy Potter —aclaró ella, presumiendo el anillo de bodas en su dedo anular izquierdo, como si fuera un estandarte de su identidad y su unión. Su voz era firme y decidida—. Y como dijiste, cité a tu esposa, no a ti.

Draco levantó una ceja, sorprendido por la afirmación directa de Ginny. La tensión en el aire era palpable, y, aunque intentaba ocultarlo, sintió una punzada de desagrado al ser confrontado de esa manera.

—sí, sí, Wesley, digo... Potter – respondió con un tono indiferente y rodando los ojos — ¿Para qué citaste a mi esposa? Me lo dirás directamente. — Draco cruzó los brazos, preparándose para lo que venía.

Draco respiró hondo, dejando a un lado el sarcasmo que lo caracterizaba. Esta era una situación que no se podía manejar con ironía.

—Lo que tengo que decirle a tu esposa es importante, Malfoy. No lo tomes a la ligera. Se trata de información que puede ser relevante para tu familia.

—¿Relevante? ¿Y qué tipo de información? ¿Estás insinuando que hay algún problema con ella o... conmigo? —la voz de Draco se alzó, su preocupación transformándose en furia.

—No estoy insinuando nada —replicó Ginny, su tono ahora más serio—. Simplemente creo que hay cosas que deben ser aclaradas antes de que se salgan de control.

Draco la miró con desconfianza, pero en sus ojos había una chispa de curiosidad.

Ginny sintió que la tensión aumentaba. No podía permitir que Draco lo intimidara; había un motivo por el cual había decidido reunirse con Astoria, y aunque estaba consciente de las repercusiones, no podía dar marcha atrás.

—Está bien. Estoy escuchando. Habla.

—cite Astoria para confesarle que su esposo es un maldito infiel.

Draco mantenía su expresión impasible, como había aprendido a hacer desde joven.

—¿De qué hablas? —preguntó, intentando mantener un tono despreocupado. Draco sintió un escalofrío recorrer su espalda ante la mención de sus pensamientos recientes—. ¿Te caíste de la escoba o es que los polvos flu te están afectando? Haber y con quien supuestamente – se rio de lado —Es ridículo.

La tensión en la cafetería se volvía palpable, los murmullos entre los comensales eran apenas audibles bajo el estruendoso enfrentamiento. La mujer lo miraba con los ojos entrecerrados, su respiración agitada. Parecía estar al borde de un ataque de furia.

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