Recibió el caso cuando solo había tres muertes reportadas y se había comprometido a capturar al responsable antes de que hubiera una cuarta víctima. Sin embargo, había fallado en su promesa, y esa realidad lo consumía. La frustración se apoderaba de él, como un peso que se hacía más denso con cada nueva vida extinguida.
Mientras tanto, Draco se encontraba en su oficina, sumido en la revisión del contrato que pronto firmarían con una prestigiosa empresa de transporte. A su lado, Pansy lo ayudaba, su mirada atenta y crítica. La luz suave que entraba por la ventana iluminaba los documentos esparcidos sobre el escritorio, creando un ambiente de trabajo concentrado y profesional.
De repente, un búho apareció volando a toda prisa, sus alas batiendo con nerviosismo. Antes de que alguno de los dos pudiera reaccionar, el ave se estrelló contra el escritorio, dejando caer papeles por todas partes. Su impacto fue tan inesperado que Pansy soltó un grito de sorpresa, un sonido que resonó en la habitación y sacó una risa involuntaria de Draco.
Sin embargo, esa risa se desvaneció en cuanto Draco tomó el pergamino que el búho había dejado caer. Su corazón se aceleró a medida que leía las palabras escritas en el rollo. Era un mensaje urgente, de aquellos que siempre traían malas noticias. El tono del mensaje era grave, e insinuaba que la situación se estaba complicando más de lo que habían anticipado.
Con un gesto decidido, Draco se levantó de la silla, sus ojos fijos en el pergamino, atrapando el eco de la gravedad de las palabras. Sin perder tiempo, tomó su abrigo y varita, preparándose para lo que sea que se avecinara. Sabía que tenía que actuar de inmediato.
Con un gesto decidido, Draco se levantó de la silla, sus ojos fijos en el pergamino, atrapando el eco de la gravedad de las palabras. Sin perder tiempo, tomó su abrigo y varita, preparándose para lo que sea que se avecinara. Sabía que tenía que actuar de inmediato.
Pansy, aún sorprendida por la abrupta interrupción, lo observó en silencio, sus cejas fruncidas por la preocupación. Se levantó también, sintiendo que la urgencia en el aire comenzaba a apoderarse de la habitación.
—¿Qué pasa? — preguntó Pansy, angustiada. — Draco....¿adónde vas? Tenemos que terminar esto hoy.
—No hay tiempo para explicaciones... Astoria está en el hospital —soltó Draco con urgencia, sintiendo cómo el pánico comenzaba a apoderarse de él.
Pansy, al escuchar su voz tensa, se precipitó hacia su lado, su rostro lleno de preocupación. Sin dudarlo, le ofreció los polvos Flú, reconociendo la gravedad de la situación.
—Ve tú —dijo Pansy, intentando mantener la calma.
— Revisa los documentos. Si todo está en orden, envíamelos para que los firme.
Pansy apenas pudo asimilar sus palabras antes de asentir con la cabeza, sintiendo que la lealtad de Pansy lo impulsaba a actuar rápidamente. Mientras se lanzaba a la chimenea, observó a Pansy una última vez, asegurándose de que ella se encargaría de los detalles. En un instante, fue consumido por llamas esmeralda y luego se encontró en el vestíbulo del hospital San Mungo.
El bullicio del lugar le dio una sensación de desasosiego. Rápidamente cruzó el vestíbulo, sintiendo la urgencia en cada paso que daba. Al llegar al área de espera, se topó con Daphne, que lo esperaba con una actitud visiblemente impaciente. Caminaba de un lado a otro, y solo se detuvo al verlo.
—¿Qué pasó? —preguntó Draco de manera impaciente, apretando ligeramente los hombros de Daphne, sintiendo cómo la ansiedad lo consumía. La preocupación se reflejaba en sus ojos, y el sentido de urgencia se volvía abrumador.
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A través del tiempo
Fiksi Penggemarel destino separo dos almas que parecían caminar juntas por el mismo sendero, será que ¿las volvera a juntar? después de todo, todos saben lo caprichoso que puede ser el destino.