Desperté más tarde de lo normal y mi cuerpo se sentía extremadamente cansado y sudoroso. Sentía mucho calor y la fiebre cubría mi cuerpo haciéndome sentir sin fuerzas y agitado. Traté de levantarme pero mis piernas no me lo permitieron y sin querer solté un chillido de irritación. En menos de cinco segundos pude ver a Jungkook subir las escaleras con prisa y sentarse a mi lado de la cama. Sus ojos lucían asustados y me miraba como si tuviera una extraña enfermedad.
-¿Cómo te sientes? - preguntó y aunque trate de formular una respuesta mi garganta estaba demasiado seca para decir algo - Te traeré un poco de té caliente - soltó y bajo las escaleras aún más rápido dejándome solo con mi adolorido cuerpo. No tardo ni cinco minutos antes de tenerlo a mi lado con una jarra de té caliente - Debes beberlo, tu Nana lo hizo para ti con plantas medicinales - hice una mueca de disgusto ya que olía como los mil demonios y debía saber aún peor.
Lo bebí sin tener otra alternativa y sentí instantáneamente como mi garganta se sentía mucho mejor.
-¡Gracias!
-No hables, debiste resfriarte por la frialdad de la noche. No deberías hacerlo otra vez es muy peligroso - asentí sin querer decirle nada ya que no estaba seguro de que decir. Me sentía protegido y querid. Aunque Jungkook fuese un desconocido amigable, la preocupación en sus ojos era completamente real - Tu nana fue a buscar unas plantas y miel para hacerte más remedios.
-No me gustan los remedios - el negó con la cabeza tratando de callarme - Supongo que soy muy frágil.
-No lo eres.
-Tu estuviste más tiempo que yo en el agua y estás aquí muy saludable. Supongo que este cabello rojo es una maldición en verdad.
-No hables así de ti - un pequeño gruñido se sintió desde el fondo de su garganta como si estuviera enojado pero se recompuso al momento - Quiero decir que no eres débil, yo siempre he sido de piel gruesa y caliente. Nunca me enfermo, de hecho si alguna vez me ves enfermo es porque realmente voy a morir - le sonreí y miré su fornido torso aún sin camisa.
-Realmente quisiera ser como los demás - solté y el no dijo nada solo se acomodó a mi lado - Desde pequeño he sido muy enfermizo, mi cuerpo es débil y femenino - el fue a decir algo pero coloque un dedo en sus labios deteniendo sus palabras - No necesito que digas nada ahora mismo. Solo me siento mal y creo que puedo confiar en ti - lo vi asentir y solté un suspiro mientras trataba de acomodar mi espalda en la pared detrás de la cama - No debes saber que se siente que todos te señalen y piensen que eres un bicho raro - tosí un poco y el rápidamente me tendió otra jarra del remedio amargo - El chico maldito me decían cuando aún era un niño pero cuando todos empezaron a ejercitarse y yo me sumergí en la lectura se empezaron a ver los cambios físicos, allí comencé a ser la mujercita roja - el negó mientras apretaba el puño con fuerza y yo traté de sonreírle para indicarle que estaba bien - No creo que eso cambie nunca pero aveces quisiera huir de esa pequeña aldea y vivir sin tanto odio.
-Si me lo pides - le miré con atención - Si solo dices las palabras yo mismo acabaré con la vida de cada uno de esos aldeanos incompetentes e ignorantes que tanto daño te han hecho - sus ojos brillaron en rojo, un rojo demasiado fuerte, como el infierno pero lejos de temer le sonreí.
-No eres humano ¿verdad? - solté y el se quedó mirándome sin decir nada y sabía que era porque no podía mentirme - ¿Eres igual que nana?
-Algo así ¿Qué sabes de ella?
-No mucho la verdad, solo se que no es humana - carcajee un poco pero la tos me interrumpió - Ningún humano es capaz de vivir tantos años ni ser tan saludable como ella.
-Es una buena mujer.
-Lo es. Desde niño siempre me cuidaba y me enseñó a rastrear, me enseñó medicina. Me trataba como a un hijo y ayudó mucho a mi madre cuando llegó a la aldea.
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The one in red
FanfictionKim Taehyung es un chico amante de la lectura y la pacífica vida en su aldea. Disfruta de leer en medio del bosque donde el silencio es perfecto y el aire lo refresca, pero como es posible que en medio de ese silencio no fuera capaz de escuchar las...