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De vuelta a la manada Jungkook me llevo directo a nuestra nueva cabaña. Estaba ansioso por verla, por comenzar a decorarla y sobre todo por estrenarla como se debía.

Era realmente hermosa y espaciosa, la sala tomaba gran parte de la entrada y dejaba ver hacia la cocina, que aunque no supiera cocinar ya estaba amando pasar mucho tiempo allí. Mi madre siempre decía que una buena cabaña tenía que tener una enorme cocina y esta la tenía. Un desayunador espacioso en el que imaginaba a mi alfa sentado observando mientras yo hacía el desayuno y le contaba todos mis sueños. Un pequeño comedor en el que solo había espacio para una redonda mesa de cuatro sillas, y si, ya había imaginado todo a detalles.

La habitación matrimonial era mi preferida, amplia y con grandes ventanales de cristal que dejaban ver hacia el bosque y que llenaban la habitación de luz natural, un sueño que solo había visto en la cabaña de la madre de Jungkook, suponía que era bastante extravagante pero lo amaba. El baño era otra perdición con su enorme tina y una regadera aparte, para poder elegir donde hacerlo. Ya había imaginado el delicioso baño que tomaríamos en esa tina, el abrazándome mientras yo podía recostarme en su pecho y pasar horas allí, aunque el agua se helara aún así quería permanecer con él acurrucado. Y aunque no habíamos hablado del tema habían dos habitaciones más pequeñas las que se suponía fueran las habitaciones de nuestros cachorros.

Estaba realmente feliz, era más de lo que había imaginado y era mi futuro hogar.

-Anota todo lo que quieras y como lo quieras, los muebles y demás accesorios - caminábamos por el gran patio que dejaba la salida al bosque - Tenemos muy buenos carpinteros y lo que falte pediré que lo traigan.

-¿Me dejarás decorarla a mi gusto? - pregunté girándome a verlo mientras el observaba dudoso las ventanas de nuestro dormitorio.

-No me gustan estas ventanas, son demasiado bajas y si alguien te ve desnudo desde afuera - sonreí abrazándolo por detrás y el rápidamente se giró a mirarme - Obvio puedes decorarla como gustes, es nuestro hogar y que mejor que tenga cada detalle elegido por mi dulce omega.

-Gracias, lo decoraré con amor - el tomó mis mejillas apretándolas suavemente y riendo de mis caras - Amo esas ventanas, podemos usar cortinas muy largas y cubrirlas cuando queramos.

-Tienes razón - dejó un suave beso sobre mis labios y yo afiancé mis brazos a su cintura envolviéndome en la suavidad de su beso - Siento que estás feliz.

-Lo estoy - sonreí - Nunca he estado tan feliz, poder imaginar nuestro futuro aquí me hace sentir tan afortunado. Haberte conocido y tener esta nueva oportunidad, creo que es todo lo que pude desear y más.

-Creo que estamos iguales, tengo tanto deseo de ver nuestra vida pasar, de que los días y los años pasen mientras puedo ser capaz de tenerte a mi lado. De respirar este delicioso aroma y sostenerte entre mis brazos - sus palabras eran como música para mis oídos y sin pensarlo mucho me lance a sus labios besándolo otra vez, tratando de confirmarle en ese beso todo lo que sentía en este momento, pero el aullido desesperado de un lobo nos interrumpió - Hay un problema - iba a decir algo pero el simplemente me tomó entre sus brazos y comenzó a correr a gran velocidad.

Nunca hubiese podido imaginar la velocidad con la que Jungkook podía correr aún sin transformarse. Me sostenía sin temor de su cuerpo mientras pasábamos las cabañas a gran velocidad hasta llegar a la plaza donde varias personas se encontraban. Se abrieron paso hasta dejarnos pasar y fue horrible lo que presenciamos.

-¡Jimin! - Jungkook gritó asustado mientras me dejaba en el suelo y corría hacia el lobo blanco que yacía en el suelo cubierto de sangre - ¡Joder, Jimin! - tomó la cara del lobo entre sus manos tratando desesperadamente de que este abriera los ojos - ¿Dónde está Hyuna? ¡Búsquenla rápido! - podía sentir el miedo por el lazo y yo solo podía mirar aquello en shock.

The one in red Donde viven las historias. Descúbrelo ahora