Final con Muichirō. 🌼

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Cuando todos esos chicos guapos quedaron frente a ti y rodeados de multitud expectante por tu respuesta hacia cada uno de ellos, los colores subieron a tu rostro

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Cuando todos esos chicos guapos quedaron frente a ti y rodeados de multitud expectante por tu respuesta hacia cada uno de ellos, los colores subieron a tu rostro. 

No sabías si estabas roja por el calor de tanta multitud o de vergüenza, o si quizá estabas azul por el miedo y presión que sentías en ese preciso; aunque quien sabe, quizás estuvieras morada por contener el aire inconscientemente.

—¡T/N-chan!, ¡¿estás bien?!— exclamó Muichirō, el menor de los chicos que estaban frente a ti. Al ver que tus ojos comenzaban a cerrarse y que perdías el equilibrio, soltó el ramo y corrió hacia ti para sostenerte y evitar que cayeras de lleno sobre el rígido suelo. 

—Ah... estoy bien, es solo que...— no pudiste completar tu oración cuando todo a tu alrededor se volvió negro y te desvaneciste.





—¡Jesús de Veracruz!— dijiste en cuanto abriste los ojos. De nuevo te sonrojaste, al recordar la situación de hace rato.

Espera un minuto... ¿dónde estabas?, no era tu casa, y la cama estaba un poco rígida... ni hablar de la almohada.

—No te quejes, no es escuela privada, esto es lo que nos aporta el gobierno, corazón.— la enfermera que te custodiaba, al ver tus expresiones dedujo tus pensamientos. 

—¿Tan mal les pagan?— preguntaste, a lo que ella rió sutilmente.

—No es eso, es solo que el director es demasiado malo para las cuentas y no rinde el presupuesto. Además se la pasa gastando su dinero en buscar una dichosa planta para su colección... un lirio no sé cuál, para no sé qué.— se acercó y te dio un vaso de agua, después se inclinó un poco hacia ti. —Y aquí entre nos, por ahí me enteré que es un adicto a las apuestas. El único sensato es el subdirector, y para mí que él debía ser el verdadero director, pero en fin... ¿cómo te sientes?—

Te quedaste reflexionando; era cierto, al director siempre se le veía en los pasillos repartiendo sonrisas y bondad, aunque de hace rato que ya no lo veían tan seguido como antes, y por ahí habías escuchado rumores de que era debido a una hospitalización por un accidente que tuvo (y también era sabido que luchaba contra una rara enfermedad que le quitaba su juventud). En cambio al director no se le veía ni la sombra, los únicos que lo conocían eran los alumnos destacados (además de los superiores, como docentes), y tú, por tu parte, todavía no ascendías a ese nivel. 

—Eh... me siento bien, solo un poco sorprendida. ¿Me podría decir quién me trajo hasta aquí?—

La enfermera te mostró una sonrisilla coqueta y alzó las cejas, luego señaló hasta un sofá en la esquina de la amplia habitación. ¡Muichirō estaba durmiendo ahí, plácidamente!, bueno, en realidad se veía muy serio, te sorprendía que no roncara.

—No te preocupes, corazón, si yo fuera tú, también estaría sorprendida, ¡y más que encantada!, si es que cinco chicos atractivos se me declararan.— se rió y salió de la habitación. 

Te levantaste de inmediato de aquella camilla y acomodaste las sábanas, dispuesta a salir de ahí. Seguramente el calor se te pasaría si te refrescabas la cara con un poco de agua.

Caminaste de puntillas con cuidado de no hacer ruido. No tenías cara para enfrentar a tu príncipe azul (así lo habías llamado), de hecho, nunca habías tenido cara para siquiera verlo; no cuando tus ojos delataban tu faceta enamorada, y menos cuando él era todo un prodigio codiciado en la gran escuela Preparatoria 'Kimetsu no Yaiba'. Además, eras mayor que él por dos años, te sentías culpable de que te gustara alguien menor que tú.

—¡Espera!, T/N, ¡¿ya te encuentras bien?!— una voz atrás de ti, (demasiado cerca de hecho) te hizo dar un respingo. —¡Ay!, no pretendía asustarte, una disculpa.— se reverenció como disculpa. 

Lo tomaste por los hombros y lo obligaste a mirar hacia ti, otra vez, y no al suelo.

—¡No seas tan formal!, no te preocupes, sé que no querías asustarme, yo me asusté porque me estaba escabullendo.— lo soltaste y aclaraste tu garganta.

Él suspiró y luego sonrió levemente.

—Lamento no poder darte el ramo ahora que estamos solos, pero... lo perdí.— carraspeó; en cuanto te había traído aquí, recordó que dejó entre la multitud aquel ramo y algunas chicas se habían peleado por sostenerlo. 

Te sonrojaste un poco y retrocediste. —Bueno, sobre eso...— 

A Muichirō le brillaron los ojos cuando te escuchó hablar, pues ya sabía sobre que iba el tema.

Bien... él tiene catorce, casi quince, y yo dieciséis casi diecisiete,  ¿no sería muy extraño que saliera con él?—pensabas, y mientras tanto, el varón se cruzó de brazos mientras esperaba que hablaras.

Se rió levemente. —No te preocupes, no espero tu respuesta ahora mismo pero... si tienes duda, tampoco espero que comenzamos a salir ahora, podemos tomarnos un tiempo para conocernos mejor.— 

Eso te hizo sentir mejor y suspiraste; luego le sonreíste, a lo que el varón dejó de sonreír y tragó saliva, sonrojándose un poco.

—En ese caso... acepto tus sentimientos, Tokitō, también acepta los míos.— te inclinaste, en una reverencia, para mostrarle tu respeto y seriedad. Él te tomó por los hombros y te obligó a mirarlo directo a los ojos; sonrió ladino.

—No seas tan formal, y llámame por mi nombre. Yo que recuerde, hasta el momento no te había llamado por tu apellido. Además, no soy el único Tokitō.— hizo una pausa y te soltó con gentileza. —Entonces... ¿día uno de 'conocernos', oficialmente?— musitó y tú asentiste.

Este chico te tenía atada a él, desde que lo conociste (desde que entró a tu curso, pues estaba unos años adelantado por su inteligencia pese a su edad) algo en él te había llamado bastante la atención, pero no estabas exactamente segura de qué era ese 'algo'.

Ambos sonrieron. él entrecerró sus ojos y sonrió tan ampliamente que sus blancos y perfectos dientes se mostraron, y un ligero sonrojo se notó en sus mejillas.

 él entrecerró sus ojos y sonrió tan ampliamente que sus blancos y perfectos dientes se mostraron, y un ligero sonrojo se notó en sus mejillas

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¿No es genial?, estar publicando la penúltima parte del especial de San Valentín en pleno julio. Pero bueno, recién me volvió la inspiración para este libro, ¡así que aquí me tienen de vuelta!, y no se preocupen, para la última parte (Giyū), no me tardaré meses, jaja.

One shots KNY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora