𝙈𝖺𝗇 𝙎𝖼𝖾𝗇𝗍 | 004

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Miento si digo que estoy mejor.

— ¿ Te sentís bien Eva ? — preguntó Juani al verme bajar por las escaleras.

— Si, si ¿ por ? — fruncí el ceño.

— Te veo como muy pálida — el se acercó a mí y me tocó el cachete.

— Estoy bien, tranka — suspiré — Voy a estar en mí cuarto ¿ si ? — el asintió.

— Bueno mí vida, después baja a tomar un té aunque sea ¿ o querés que te lleve uno ? — dijo camino a la cocina.

— No tranki, después si tengo hambre me hago, gracias igual Jua — sonreí y subí a mí cuarto.

Esto es una lucha constante. Entrar a la oscuridad donde los pensamientos se apoderan de mí. Ahora es cuando realmente me doy cuenta de que los fantasmas existen; y que en este momento me están hundiendo junto a ellos.

Me acuesto en mí cama mirando el techo, no se que siento, no se que me pasa. Es como una montaña rusa, por un momento me siento bien y por otro solo quiero desaparecer.

Me levanto de la cama buscando formas de distracción. Me pruebo ropa, mala idea. Los jeans no me entran.

Últimamente tengo momentos en los que no puedo parar de comer, son como atracones por lo que leí en wikipedia. Me atraganto en la comida y luego me deshago de ella.

Me miro al espejo y realmente no soy yo, no me siento yo. Me estoy destruyendo poco a poco.

— ¡¡ Eva !! — escuché como Juani me gritó desde la planta baja.

— ¡¡ Ya voy !! — le devolví el grito.

Bajé las escaleras y fui hacia la cocina, estaba cocinando panqueques, sonreí al verlo concentrado. — ¿ Que pasó ? — me acerqué a él.

— ¿ Vas a comprar dulce de leche y una miel porfis ? — asentí. El sacó su billetera y me dio plata. — Y si te sobra compra caramelitos — asentí con una sonrisa y caminé al kiosco que estaba por la cuadra.

Me atendió doña Lucy. — Hola Eva ¿ Que se te ofrece ? — preguntó con el mismo tono mala onda de siempre.

— Hola que tal, un dulce de leche y una miel porfis — dije sonriente.

— Siempre estás comiendo vos y tu hermano — no me iba a exaltar, es una señora y sabemos que hay personas que siguen haciendo ese tipo de comentarios. Aunque no niego que duele en el alma. Es peor que me digan en la cara gorda de mierda.

Me reí. — Nos gusta lo dulce — respondo con una sonrisa.

— Ya veo, estás más gordita vos nena, no como antes que eras flaquita — me cerré el cierre del buzo de inmediato. — ¿ Te doy un consejo ? — asentí — Yo digo que hagas cosas para adelgazar, a tu edad los chicos buscan mujeres delgadas y bonitas. Tenés la cara, pero el cuerpo no mamita — Decime cuánto te tengo que pagar por favor.
— Te recomiendo despertarte, hacer tiempo, bañarte, salir y hacer cosas, dormir hasta tarde y cuando te das cuenta lo único que comiste fue la cena.

— ¿ Me puede decir cuánto le debo señora ? — vieja forra. Pensé.

Le di su pago y le pedí el vuelto de caramelos, tuve que soportar otra charla más, por favor trágame tierra y no me escupas en ningún lado.

Caminé otra vez hasta mí casa odiando cada palabra de la que me dijo porque estoy segura de que le voy a hacer caso... No quiero, pero mí mente me juega en contra.

— ¡ Llegué ! — puse las llaves en la mesa.

— Mirá lo que hice, vení — me llamó Juani con una sonrisa. Lo perseguí hasta su cuarto.

𝓔𝖼𝗅𝗂𝗉𝗌𝖾 ; ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora