𝗜𝘯𝘧𝘪𝘯𝘪𝘵𝘺 | 016

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ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ⁿᵃʳʳᵃᵈᵒ ᵖᵒʳ ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ

ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ⁿᵃʳʳᵃᵈᵒ ᵖᵒʳ ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ

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Tres días lleva Eva internada. Por lo que me contó Juani está mejorando poco a poco, pero todavía no dejó de vomitar del todo, a veces devuelve los remedios y por esa razón decidieron que se los inyectarían, y yo sabía el terror que le tiene ella a las agujas.

Hoy la iría a ver, me voy a quedar con ella toda la noche cuidándola.

— Buenos días — canturreo pasando a la habitación donde estaba Eva. Ella giró su mirada hacia mí con una sonrisa.

— Cuidala Felipe — exclamó con tono autoritario, Juani. — Nah mentira, o sea si cuidala, pero el tono lo hice a propósito — los dos soltamos una risa y nos despedimos.

— ¿Y la princesita como está? — pregunté acercándome a ella. Sus ojos estaban hermosos, el sol pegaba con ellos haciendo que el azulado se aclare aún más.

— Bien — dijo cabizbaja — Estaría mejor si me das un beso — canturreó con una sonrisa juguetona.

Me reí. — ¿Uno solo? — fruncí el ceño.

— Unos cuántos — dijo entre un susurró.

Esbocé una sonrisa y le dí un beso. — estás preciosa — solté. Ella sonrió y me regaló la sonrisa más preciosa del mundo. Amo como es ella, como lo es conmigo.

A mí me mira y me trata de una manera diferente a lo que hace con los chicos. Con ellos, su ono de voz es más familiero, amistoso. Pero conmigo, cuando ella habla conmigo es totalmente distinto, siento el amor que fluye entre nosotros. Siento cuánto nos amamos el uno al otro.

— ¿ Qué onda los chicos ? — preguntó con una media sonrisa.

Ladeo la cabeza— Ahí están ¿no leíste los mensajes del grupo? — ella negó.

—No estuve usando mucho el celu— dijo al encogerse de hombros.

Se veía linda, muy linda. Y aunque ella esté en estas situaciones se veía radiante, irradiando belleza infinita.

—Yo te amo a vos ¿Sabías?— le dije, ella asintió. —Te amo infinitamente— dije acariciando su mejilla. El calor de ella era suave y delicado.

—Yo te amo muchísimo más— dijo en casi un susurro, junto con una sonrisa sin dientes.

—Eva yo...— carraspeo la garganta —Eva yo estoy muy enamorado de vos— se lo confesé por segunda vez. —En serio, y la verdad es que yo quiero tener algo realmente serio con vos, quiero que seas mi compañera de vida, quiero que seas la última para todo— solté un suspiro.

En sus ojos se posó un brillo precioso, brillaban cuál sol pegando en una lupa. Era hermoso, ella es hermosa, ella es única.
—Sos lo que siempre soñé. Un chico Disney— soltamos una pequeña risa por lo bajo.

—Te adoro.

—Yo te amodoro.

Y así estuvimos todo el día, hablando de cosas incoherentes, los doctores yendo y viniendo a revisarla, inyecciones, remedios y demás.

[ • • • ]

—Dale Feli, vamos a la bresh, la vas a pasar bomba— me insistió Darla, mi mejor amiga. Negué una vez más.

—Tengo que estar al pendiente de Evangeline mientras está internada— dije, ella rodó los ojos y volvió a hablar.

—Va a ser divertido dale, dejá de estar un poco al pendiente de ella y vení a pasarla bien, a despejarte— lo pensé mirando por ese lado.

—Está bien— acepté.

El tiempo pasó rápido, de un momento a otro estábamos todos en mi auto. Invité a algunos de los chicos, Lain, Agus y Blas.

—Hoy me la doy en la pera— canturreó Agus.

Llegamos a la bresh, parecía estar repleto de gente, la música estaba a topa y podría sentir el retumbe.

—Dale gil... ¿que te vas a quedar ahí parado?— habló Blas. Por un lado sentía la culpa de salir a joder mientras está Eva internada, en cierto punto me siento una mierda.

Sonreí sin mostrar dientes y empecé a caminar adentrándome al boliche. Ahí nos encontramos con Darla y su grupo de amigas, eran solo dos en realidad.

—No me dijiste que era un tres pa tres— me susurró Lain. Negué.

—Se supone que no lo es— me excusé. Saludamos a todas las chicas, al parecer Lain tenía razón, se suponía que era un tres pa tres. Darla se quedó con Agus, y una morocha se fue con Lain. Me quedé mirando como todos bailaban mientras me tomaba el martini.

—Hola. ¿Pipe no?— una colorada trucha se me había acercado, Paloma, la amiga de Darla. Asentí volviendo a desviar mi mirada de la misma. —¿Y que onda?— por el volumen de la música lamentablemente (o afortunadamente) no se escuchaba nada.

—¿qué?— ladeo la cabeza.

—te pregunté si está todo bien— gritó cerca de mi oído.

—Si, ¿vos?— tal vez no estaba nada mal seguirle la charla.

—Bien, acá andamos. Me obligaron a venir las wachas— dijo con una sonrisa, me reí.

—A mí también, masomenos igual— dejé el vaso de martini en una mesa de por ahí.

—¿Querés ir a buscar más tragos? Yo me quedé sin también— acepté. Caminamos hasta la barra, pedí otro Martini y con Paloma nos quedamos ahí hablando.

—¿Me darías otro por favor?— hablaba arrastrando mis palabras.

—¿Cuánto tomaste?— Paloma preguntó entre risas.

Me encogí de hombros.—Dejé de contar después de cuarto.— nos reímos. —Gracias eh— de un sorbo, me lo terminé.

—¿Me acompañas a fumar un cigarrillo?—

𝓔𝖼𝗅𝗂𝗉𝗌𝖾 ; ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora