70 𝙫𝘦𝘤𝘦𝘴 7 | 028

409 39 18
                                    

El miedo carcomía mi alma.
No sé que va a pasar.
No sé que vamos a hacer.
No sé cómo va a salir ésto.

¿ Seguirá intacto nuestro clic ?

—Gorda...— y su suave vocecita, fué una melodía para mis oídos. Extrañaba ese apodo, extrañaba que me diga gorda, extrañaba su voz dirigiéndose a mi.

Me paré de la cama y lo miré, imposible no sonreír al verlo con una remera blanca, como tanto me gusta verlo, sus cachetes rojitos y su pelo todo desordenado.

—Te vas a dormir ¿ Por qué tan linda ?— y ahí está mi Felipe, el típico coqueto, que siempre me tira piropos y hace que mi mundo de vueltas.

—Me gusta estar linda para cuándo te tengo que ver— murmuré acercándome a él.

Una risita salió de él.

—¿ Vas a quedarte ahí parado o vas a pasar ?— me refería a su posición de siempre, apoyado en el marco de la puerta y sus manos en ambos bolsillos de sus pantalones.

—¿ Me dejas pasar ?— ladeó la cabeza.

—Obvio, pasá— me hice a un lado y le dí el paso.

Todo parecía tan... Natural, como si nada entre los dos haya pasado, como si esa "traición" nunca hubiera existido. Cómo si nunca hubiéramos dejado de ser, él y yo. Solo los dos.

—Todavía tenés la cadenita— con su mirada señaló mi clavícula, por dónde caía la nombrada.

Inconscientemente la tomé con mi mano.

Sonreí.

—¿ Y por qué no la tendría ?

—Por lo que pasó...

—¿ Vos la seguís teniendo ?— pregunté lo que quería saber hace tanto.

—Si... Y en el lapso que estuvimos separados yo...— carraspeó la garganta, como si lo que quisiera decir le diera vergüenza. —Mientras estábamos separados siempre la miraba y pensaba en la historia del sol y la luna, y pensaba en nosotros— mi corazón se ablandó al escuchar eso.

—¿ En algún momento... — dudé si hacer la pregunta o no. —pensaste en mí cuando hiciste lo que hiciste ?

—Eva, siempre estuviste presente para mí. No hice en ningún momento lo que creés que hice, solo dormí en la misma cama que ella— cierto arrepentimiento se oía salir de él. 

Lo miré en un completo silencio, no sabía que decir. Si soy sincera, quería saltar sobre él y repetir lo de aquella noche.

—¿ Te gusta Thomas ?— preguntó.

Solté una risa por lo bajo y el me miró extrañado.

—No.

—Parece que sí.

—No, nosotros solo... Solo chapamos en las jodas— admití.

—¿ Pensas en mi cuando lo hacés ?

—Pienso en qué lo hago para sacarte de mi cabeza, Felipe.

—¿ Por qué querés eso ?

—Porque si te sigo teniendo presente, mi corazón va a seguir perteneciéndote.

—¿ Vos no querés eso ?

—Ese es el problema. Que quiero que cada parte de mí te pertenezca, pero le tengo miedo a la traición. Al sufrir como lo hice en todas las vacaciones— admití.

Y otra vez el silencio se apoderó de nosotros.

—Durante los tres meses de vacaciones, yo no podía parar de pensar en un futuro, juntos— dijo él.

Lo miré con dulzura. —Yo lo hacía hasta estando con vos.

—Cada día que no hablábamos, que no te veía— hizo una pausa. —hacía una rosa de papel y en cada pétalo escribía un te amo en todos los idiomas que el traductor tenía— me miró y una sonrisa se escapó.

—Te hice 90 rosas, Eva. Cada rosa, tiene escrito un te amo en 90 idiomas diferentes. 90 días de mi vida donde fue un infierno el no tenerte acostada conmigo, a mí lado. 90 rosas que demuestran la falta que me hacías, 3 meses en los cuales no había un día en el cuál no le hablara de ti a tu hermano, a los chicos, a mamá Eva... 90 días en los que te anhelaba, en los que te deseaba, que te necesitaba. Mi corazón tiene tu nombre, Evangeline.— tomó aire y soltó un suspiro. —Me tenés perdidamente enamorado.

Sus ojos... demostraban la sinceridad, el brillo en ellos hacia que le crea cada palabra que el estaba diciendo.

Quizá sea una tonta al perdonarlo.

70 veces 7

—Te amo Felipe.

—Te amo como no te das una idea, Evangeline.

Y como si nuestros labios fueran imanes, nos besamos.

Era como si nunca hubiéramos dejado de hacerlo, pero a la vez sí.

La ansiedad por no separarnos era notoria, anhelaba esto.

Pasó sus manos recorriendo mi cintura, recorrió mis caderas, acariciaba cada extremo de mi cuerpo, lo analizaba como si fuera la primera vez que lo había hecho. Apretaba, acariciaba cada parte de mí.

Extrañaba la sensación de sentirlo.

Olerlo.

Tenerlo.

Tocarlo.

Sentir su tacto.

Sus labios rozando mi cuello.

Sus manos tocando mis piernas.

Sus jadeos cerca de mi oreja.

Extrañaba la delicadeza con la que se deshacía de mi ropa.

Cómo besaba mi abdomen.

La sensación de una vez más, entregarme a él.

Ser de él.

Extrañaba ésto con él.

Lo extrañaba a él.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝓔𝖼𝗅𝗂𝗉𝗌𝖾 ; ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora