𝙏𝘩𝘦 𝙃𝘦𝘢𝘷𝘦𝘯𝘭𝘺 𝘿𝘢𝘸𝘯 | 020

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Cociné con Enzo, fué algo gracioso y divertido. Grabé todo con mi celular y quedará para el recuerdo.

Nos abrigamos, últimamente el tiempo está enloquecido y no se decide en si está frío o caluroso.

Me puse un buzo de él y arriba mi camperón. Sinceramente no me bastaba solo con el camperón y el se dió cuenta.

Ahora estábamos en el auto de Enzo, estábamos en silencio pero la música nos acompañaba.

Apoyé mi cabeza en la ventana y miré las calles de camino al muelle de Palermo. Estaba emocionada y dejando un poco de lado mi dolor, ignorandolo.

Tenía dudas, no sabía cómo acomodarlas, no sabía cómo expresarlas.

—¿Me vas a contar que pasó?— Enzo rompió el silencio.

Carraspeo la garganta y me preparo para hablar. —Creo que Feli tuvo relaciones con otra chica— dije insegura. —Pero el dice que no se acuerda de nada, solo haberse levantado en la cama de una chica— me encogí de hombros.

—Entiendo.— soltó. —¿Eran algo?— pregunta sin despegar su mirada de la ruta.

Suspiré. —No. Estábamos formando algo, pero se fue todo al carajo.— ladeo la cabeza de costado.

—Tal vez solo durmió con la chica— dirigí mi mirada a él.

—De todos modos se considera infidelidad, aunque no lo es. El no era ni tampoco es algo mío, solo un amigo— lo último que dije, lo dije entre susurros, desanimada.

—El te quiere— ahora sí me miró.

—Lo sé— reí irónica. —Me quiere.— afirmé —Pero tal vez me quiere como algo temporal— solté y dejé caer mi cabeza en la ventana.

—No lo creo.— negó con la cabeza. —Los ojos nunca mienten— dijo sonriente.

—Quizás los de él sí.— dije.

Enzo chasqueó la lengua pero no dijo nada más hasta llegar al muelle.

Bajamos juntos del auto y para este momento eran las 2 de la madrugada.

—Veni— el me agarró de la mano y me guío hasta las maderas que se posicionaban delante del río.

Los dos nos sentamos recibiendo el frío.

—Mi abuela dice que tenés que pedirle deseos a la luna mientras estás frente al mar— contó Enzo.

—Esto es un río— reí señalando el mismo.

—Pero cuenta— al igual que yo el se rió. —cerra los ojos y pedí lo que más anhelas— imité su acción y cerré los ojos. —Controla tu respiración, que sea tranquila y conecta con vos mima— su voz se notaba tranquila y hablaba con dulzura. Hice caso a lo que el dijo.

—Listo— dije al terminar de pedir el deseo.

—Yo también— dijo sonriendo.

Apoyé mi cabeza en el hombro de él. Se sentía bien tener un amigo como Enzo, me sentía acompañada y así era. El me acompaña en todo momento desde que lo conozco.

Siempre estuvo de mi lado y se que siempre lo va a estar aunque yo sea la que esté equivocada. Pero se que me corregiría en privado.

—Gracias Enzo— susurré.

—¿Por qué chinita?— preguntó entre risas leves y tranquilas.

—Por ser tan vos conmigo. Por siempre cuidarme y no soltarme la mano aunque yo te pedí que lo hagas— aunque yo no lo esté viendo, sé que está sonriendo.

—No lo agradezcas.— acarició mi cabeza con delicadeza. —Sos más que una amiga para mí, sos mi hermana. Podría hacer cualquier cosa con tal solo verte sonreír— y solo eso bastó para que sigamos en pleno silencio.

Los rayos de sol no tenían vergüenza de salir y chocar con nuestros ojos. El cielo vestía de un celeste angelical... Pero el celeste de Felipe es aún más hermoso y radiante.

Quisiera tenerlo conmigo.

Quisiera.

Pero no puedo.

Quiero.

Aunque no deba.

Lo deseo...

𝓔𝖼𝗅𝗂𝗉𝗌𝖾 ; ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora