| 🐚🫧 Evangeline Caruso
Estoy volviendo a mi casa, los rayos de sol chocan contra mi rostro haciendo que entrecierre los ojos. Estoy con mis audífonos y me llega una llamada de Juani.
—¿Dónde fuiste, Eva?— escuché desde la otra línea.
—Anoche fuí a una joda, pero tranka estoy volviendo— le resté importancia.
—Dejá de salir tanto nena— reprochó.
—Solo quiero divertirme— sin más nada para decir corté la llamada.
Son las 7 de la mañana, 14 de febrero de 2024.
Llevo meses sin hablar con Felipe, meses en los que no le dirigí ni la mirada. Conocí gente nueva en la universidad de artes en Capital. Tengo amigas y amigos que hacen de mi vida una fiesta, me hacen sentir libre.
Prendí mi cigarro y seguí con mi camino.
—¡Hasta que por fin llegaste Evangeline!— exclamó Juani abriendo la puerta.
Sonreí de lado. —Solo fui a divertirme, Jua— dije con total tranquilidad.
—No fumes acá.— asentí y tiré el cigarro al piso apagándolo de una pizotada.
—¿Puedo entrar?— el asintió.
—Vinieron los chicos, hace mucho que no te ven. Te extrañan— soltó con dulzura.
—Bien.— apreté los labios y entré a la casa.
—¡Gordis!— sonreí al escuchar gritar a Fran, el corrió a abrazarme.
—Tanto tiempo— sobé su espalda con delicadeza.
—Hola boba— saludó Matías con una sonrisa y vino a abrazarme.
—Nosotros también queremos un abrazo— escuché quejarse a Agus, Enzo y Kuku.
Con Matías abrimos el abrazo y ellos se unieron. —Hasta que te vemos— jodió Kuku. Me encogí de hombros con una sonrisa.
—Estoy muy ocupada con la facultad— expliqué.
Giré mi mirada a un 360°.
Solo un poco para verlo a él.
Chocar por primera vez en meses con su mirada tan soñadora, tan encantadora. Esos ojos me miran con atención y hacen que un escalofrío suba a mi cuerpo matándome de las ganas de correr y abrazarlo, de besarlo.Sonrió levemente e hizo que copie el gesto. Su sonrisa tan genuina y perfecta hace que lo desee tanto.
Lo odio ¿Por qué tiene que ser tan perfecto?
—Andá. Es el que más te estuvo esperando— susurró Juani a mi oído.
Hice lo que el me dijo y dí varios pasos para quedar frente a él. —Te teñiste— dijo en un susurro.
—Dicen que el pelo guarda recuerdos.— expliqué. —Quizá era momento de empezar una nueva etapa— me encogí de hombros.
—Te extrañé ¿sabés?— sus ojos reflejaban total sinceridad. Odio como ellos se comunican más que sus palabras.
Sonreí. —Yo también te extrañe, Felipe— era raro llamarlo así, de todas maneras, debía.
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𝓔𝖼𝗅𝗂𝗉𝗌𝖾 ; ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ
Fanfiction𝙀𝗅 𝖺𝗆𝗈𝗋 𝗂𝗇𝗎𝗇𝖽𝖺 𝗌𝗎𝗌 𝖺𝗅𝗆𝖺𝗌. 𝙇𝖺 𝖼𝗈𝗇𝖾𝗑𝗂𝗈́𝗇 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝗂𝖾𝗇𝖾𝗇 𝗒 𝗅𝖺 𝖾𝗅𝖾𝖼𝗍𝗋𝗂𝖼𝗂𝖽𝖺𝖽 𝖺𝗅 𝗆𝗂𝗋𝖺𝗋𝗌𝖾, 𝗅𝖺𝗌 𝗆𝖺𝗋𝗂𝗉𝗈𝗌𝖺𝗌 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝖾𝗌𝗍𝗈́𝗆𝖺𝗀𝗈. 𝘿𝗈𝗌 𝖼𝗈𝗋𝖺𝗓𝗈𝗇𝖾𝗌 𝖽𝖾𝗌𝗍𝗂𝗇𝖺𝖽𝗈𝗌.