𝙈𝘦 𝙑𝘰𝘺 | 026

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EVANGELINE CARUSSO

Hoy era un día soleado, algo caluroso pero ni tanto, podía estar tranquilamente con un buzo.

Me levanté de la cama y me ví al espejo, mis ojos algo hinchados por llorar en la noche y mi rimel corrido, decidí ir a bañarme.

Agarré un short de algodón negro y un buzo gris oscuro algo grande. Me metí en la ducha y sentía como cada gota de agua recorría mi cuerpo. Era simplemente una cosa tan hermosa.

Salí del baño ya con el pelo seco y fuí a mi retocador para solo ponerme mi perfume.

Bajé las escaleras y al primero que ví fue a Fran.

—¡Gordis!—abrió los brazos cuando yo ya estaba en el último escalón. Hizo que saltará hacia él para enrollarme en éstos.

—Buenos días—sonreí.

—Extrañaba abrazarte—susurró.

—Yo también Franchus—fué lo último que dije para separarnos.

En la sala estaban algunos de los chicos y como ya se hacía costumbre, Darla y Paloma.

Suspiré al verlas tan risueñas junto a los chicos pero desvíe la mirada al sentir un rico aroma que provenía de la cocina.

—¿Juani cocinando?—reí leve al verlo haciendo un bizcochuelo.

—Bueno che—rió conmigo.

Miré un segundo como estaba desmoldando su bizcochuelo, extrañarme había salido literalmente perfecto.

—Es un sueño—murmuré.

—Nunca me salió algo tan perfecto—dijo, tapándose la boca con emoción.

Yo me reí. —¿Querés un pedazo?— negué.

—Tal vez más tarde. Voy a salir—dije.

—Ya no pasas tiempo con nosotros—susurró, aún así logré escuchar lo que dijo.

—Mejor dicho, ustedes no pasan más tiempo conmigo—alcé las cejas. —Están todo el día con las amiguitas de Felipe—el me miró con el ceño fruncido.

—No vuelvas tarde— dijo desviando la mirada.

Subí y bajé los hombros con rapidez, dando a entender que no me interesa lo que él haya dicho.

—Estás distanciada, Eva—su voz hizo que detuviera mi paso.

—¿Qué?

—Te estás distanciando de mí, de todos en realidad—explicó con algo de exaltación.

—ustedes son los que están logrando eso— me acerqué a él. —¿Qué? ¿Sus amiguitas no les contaron que Felipe cagó todo cogiéndose a Paloma?—el, sorprendido, abrió los ojos. —Me siento incómoda con la presencia de ambas, Juan. Le conté a Enzo, dijo que no se iban a alejar porque a ustedes nos les "hizo nada" ¿pero no sé van a fijar en cómo me siento yo?

La puta madre ¿por qué soy tan sensible?

—¿Que pasa acá?—preguntó Matías entrando a la cocina. Lo miré por unos segundos y su mirada se suavizó al ver las lágrimas saliendo de ellos.

—¿Vos pensás igual que ellos?—negó con la cabeza.

—No me cae bien ni Paloma ni Darla—dijo acercándose a mí y enredando nuestros brazos. —Que su presencia no te afecte—acomodó mi cabello detrás de mi oreja.

—Eva, yo...

—Es increíble como SIQUIERA podés terminar la frase, Juan.

—No sabía.

—Si, si que sabías.

—¡Juani! Vamos a jugar a la play vení— hablando de Roma, el burro se asoma.

—No puedo ahora, Darla.

—Juani ¿Evangeline ya se levantó?— escuché preguntar al innombrable. —Si, ya se levantó.

—¿Por qué esas caras?— pregunta Enzo con diversión.

Miré a Mati por última vez.

—Me voy.

𝓔𝖼𝗅𝗂𝗉𝗌𝖾 ; ᶠᵉˡⁱᵖᵉ ᵒᵗᵃⁿ́ᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora