Parte 26: Sanación

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-¿Y que vas a hacer?- los dedos Haruka se movían impacientes chocando en turnos contra la mesita de noche de Usagi. Los turnos eran compartidos, convenientemente Yaten había pedido acompañarle en la primera guardia. Ninguna había despertado entonces, pero Usagi reaccionó y tras explicaciones de las que ni ella misma estaba segura volvió a caer en sueño profundo abrazada a su Seiya.

-Quiero hablar con Taiki antes de tomar alguna decisión. Ella debe entenderlo mejor- respondió la albina. Sabía dentro de si que Taiki también había perdido los poderes, se sentía débil y eso le asqueaba, pero por otra parte, una que no iba a reconocer jamás, liberada. Las elecciones no se le daban bien, su pijama de gatos por sobre el de fría seda había sido un comienzo, una falsa pijamada para proteger a esa imbécil que le había terminado de arrebatar todo lo que conocía, su seguridad.
Haruka no le quitaba los ojos de encima. No le creía. Podía leerla y eso le incomodaba, gusto adquirido. Era una incomodidad que podía disfrutar.

-¿Qué harás tú?- pregunta sin sentido. Haruka aún tenía un planeta a su custodia y una princesa a quien proteger- Tampoco es como que me importe- acabó restándole importancia.

-Recoger el resto de mis cosas y buscar un departamento definitivo, ya es suficiente.

No era la respuesta que esperaba, soltó una mofa.

-Si te quedas en la tierra...- Haruka se acomodó el cabello, por duodécima vez desde que estaban cuidando a Usagi, si, Yaten intentaba llevar la cuenta. Mero aburrimiento, se autoconvecía- vamos por unos tragos.

-No volverá a pasar.

-¿Quieres apostar?

¿Y qué si quería que pasara? Mirar a Seiya cual gato malherido a causa de Sailor Moon era el antídoto necesario para ese veneno, el que reconocía como adictivo. La mirada de Haruka no se doblegaba a la suya, y eso también le gustaba. La vida era irrisoria, una noche antes le preocupaba el bienestar de su planeta y asumía la muerte de Haruka con pesar escondido, y ahí estaba entonces, haciendo el intento de rozar su rodilla con la princesa del sistema solar roncando agudo como ruido de ambiente.

Haruka era buena con las apuestas, y Yaten era pésima  mintiendo.

Usagi despertó con un par de brazos envolviéndola y un bulto más pesado que luna acomodado a sus pies. El sol entrando de manera familiar por la ventana le recordó que estaba en casa, que todo había acabado, en circunstancias que ni siquiera pretendía entender. Un beso en la frente y rezongos cuando se volteó a corresponder el abrazo, empujando a ChibiUsa con la fuerza de sus piernas.

-¡Auch!- gritó la niña, terminando de despertar a Seiya al caer al suelo.

-Buenos días, mañosa.

Ojeras bajo sus ojos visibles por la palidez adquirida de su piel. Yaten saltó de su futón deshaciéndose del cuerpo de Haruka con un empujón rápido.

-¿Sigues viva?- quiso examinarle pero su intento de destaparle salió mal y resultó entre Seiya y Usagi aleteando para liberarse.

-Para tu desgracia si... -respondió la aludida, haciendo lo posible por abrazarle a pesar de los manotazos que le caigan en cualquier parte.

Haruka rio, de un tiempo hasta esa parte su vida parecía más guardería que antes, y con eso se podía permitir dejar a un lado la seriedad que le mal caracterizaba. Mamá Ikuko irrumpió con una bandeja llena de pastelitos en lo que ella creía, era un despertar común de una pijamada cualquiera de esas que a su hija tanto le gustaba organizar. O eso preferia obligarse a creer cuando saber la realidad le asustaba. Haruka recibió la bandeja y tras dejarla en la mesita de noche, volvió a contemplar la escena.

A través del universo: Una historia de Sailor moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora