Parte 1: Trato

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El universo entonces le pareció un lugar infimamente pequeño

-¿Y Chibi Usa?... - musitó- ¿Y mi hija? 

Galaxia, frente a ella, pareció no comprender. 

-La hija que Mamo chan...- el nombre se le quedó en la garganta, impidiendole continuar sin antes suspirar- Mamo chan... Endymion y yo tendremos en el futuro.

-Si su semilla estelar ya existe en alguna parte del universo es negociable, puedo traerla hasta ti. 

Entendía, escuchaba, pero no comprendía. Unas coletas rosas aparecieron frente a sus ojos de un instante a otro, agrandando la distancia entre ella y la imponencia de la otra mujer. 

-¿Usagi? ¿Qué está pasando? 

El silencio fue la contestación. Todas las semillas estelares de la galaxia a cambio de la que más amaba. Unos ojos azules pasaron por su mente, veía, pero no realmente. No veía nada más que esos ojos azules. No escuchaba nada más que su voz. 

Un "Usako" se suspendió en el aire. 

Todas las semillas estelares a cambio de la suya, de Mamo chan. 

Había visto a sus amigas morir una a una, y Seiya, no, Seiya no existía, Sailor star figther le había sonreido antes de desvanecerse entre las garras de quien desvanecia planetas, de la semilla corrompida. 

-¡Usagi! 

El grito de Chibiusa intentó rescatarla de su propia mente, pero su mente no podía rescatarla de si misma. Una pelicula se proyectaba entrecortada, un primer beso, una rosa roja, un anillo. Las lagrimas eran incontrolables, brotaban una tras otra mojando su cuerpo desnudo. 

Asi que eso significaba luchar por el amor y la justicia, hacer justicia para todos y arrebatarse el amor cuchillo en mano. Pensó en todas las cartas que había escrito, en ese minuto en que lo creyó muerto antes que incapaz de responder su correspondencia y Rei la había llamado dramatica. 

Rei, Rei no sería capaz de perdonarla. Rei preferiría sacrificar su propia vida antes que perderle. Usagi había tardado en entender que la guardiana del planeta marte seguía amando a su prometido, platonicamente, incapaz de hacer nada más que procurar la felicidad de sus futuros reyes. 

Tokyo de cristal. 

Ami y Mamoru estudiando juntos para un examen de medicina que no existiría. 

Ami tomaría la decisión sin cuestionamientos. Aunque le doliera, y lo haría, eran amigos. A veces pensaba que más amigos que ella misma y Ami. 

Le dolería, pero jamas como a Julieta le dolería perder a su Romeo. 

Podía entender a Julieta, porque su vida dejó de tener sentido en cuanto escuchó la propuesta de Galaxia, y en cuanto supo que debía hacer. 

-Acepto- dijo, fuerte y claro. 

-¿Aceptas que? ¿Usagi tonta que es lo que aceptas? 

La corrompida sonrió, Usagi corrió los pocos pasos que le separaban de su hija y se lanzó a ella en un abrazo que las derrumbó a ambas hasta el imaginarió suelo bajo sus pies y sobre la inmensidad de cual fuese el lugar donde estaban, donde las estrellas no brillaban. 

Salvo una, Usagi pudo jurar que antes de materializarse en la tierra una estrella fugaz cruzó la nebulosa. 

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Respiró. 

Miró alrededor, todo había perdido color. Seguía abrazada a la niña, quien rezongaba e intentaba zafarse de su agarre. 

Las chicas estaban ahí, sus trajes destruidos y sus rostros expectantes. 

Ya no estaba desnuda, el traje de eternal Sailor Moon rasgado cubria sus verguenzas, tal como antes de irse con Galaxia a sellar su destino. 

No sentía su corazón, no latía. 

-Mi corazón- susurró, inaudible- devuelvanme mi corazón. 

-¡Sailor Moon!- Sailor Urano fue la primera en reaccionar, acercandose con cautela para coger sus manos y dar libertad a Chibiusa, intentando recoger a su princesa del pastisal donde de rodillas había aterrizado. 

-Mi corazón...- no podía respirar, el traje le apretaba el pecho, todo y nada dolía al mismo tiempo, se esforzaba por tomar bocanadas de aire pero el aire parecía pesar toneladas, ser irrespirable. Quería gritar pero no tenía las fuerzas para hacerlo. Sailor Urano le sujetó el rostro con ambas manos, la levantó, porque era incapaz de sostenerse a si misma, y la pegó a su calido cuerpo. No quería, pero no podía hacer nada para impedirlo. Apoyó su cabeza en ese hombro seguro y vió como las demas chicas acortaban distancia. La mirada de Sailor Marte dió con la suya y tuvo miedo. 

-Rei...- su amiga llegó hasta ella- Rei. 

Le dijo sin palabras todo lo que necesitaba decir. Setsuna, Sailor Pluto, abrazó a su pequeña dama por las espaldas, y esta se calló. La tierra y su vida volvían lentamente a su ciclo tras haber muerto sin saberlo, pero entre las senshis el silencio era absoluto. 

-¿Donde está...?- Rei dijo, con la voz quebrada, ya lo sabía pero necesitaba la confirmación. 

-Rei...- Usagi parecía no conocer otro sonido, desvaneciendose en el traje de Haruka luchaba por procesar. 

Sailor Marte se llevó ambas manos a la boca, y sin una lagrima se dejó caer. 

-No es posible- Ami las miró a ambas antes de dejarse controlar por las emociones. 

Todas las guardianas del sistema solar habían regresado, pero las nubes no dejaban ver el sol.

- Rei... Usagi... ¡¿Qué cosa?! ¿Que no es posible?- Mako no comprendía nada, aun no se percataba de eso que para las demas era tacito. 

Los tacones de Michiru se abrieron pasó hasta el costado de Sailor Jupiter. 

-Él no regresará- dijo fria. 

-¿Quien? ¿Quien no regresará? 

Mako giró la cabeza buscando respuesta, Sailor Venus lloraba sin consuelo a pocos metros, Sailor Pluto y Sailor Saturno, más alejadas del resto, contenían a una confusa Chibiusa. Usagi, tan palida como casi era imposible, parecía muerta y con las pupilas fijas en Sailor Marte, quien desde el suelo le correspondia el gesto. 

-¿Quien maldita sea quien?

-¡Mamo chan!- un grito gutural brotó desde lo más profundo de las entrañas de Usagi, seguido de sollozos sin sentido, gritos y alaridos del más puro dolor. 

-Ya, está bien, no estás sola- Sailor Urano bloqueó sus propios sentimientos para pararse firme y sostener a su princesa en peso muerto- Ya estás aqui, no estás sola- repetía- no lo estarás.

El trafico, risas, el viento moviendo las ramas de los arboles, el llanto desconsolado de una niña que perdía a su padre, unos tacones chocando contra el piso en ritmos discontinuos acercandose. 

-¡Sailor Moon!- una voz familiar gritando su nombre- ¡Sailor moon! 

Usagi podía jurar, que en medio de la tarde con la luna y los asteroides aun ocultos, una estrella fugaz cruzó el cielo. 









A través del universo: Una historia de Sailor moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora