A través del universo: Una historia de Sailor moon.

Parte 18: Propiedad

N.A: Escuchen LP para leer esto, la canción la dejo a gusto del consumidor. 

Trigger Warning: Mención de abuso sexual. 

No recordaba la última vez que alguien quiso tocarla, había aprendido la jerga gay terrestre y se consideraba a si misma como una lesbiana activa, pero no sabía si por opción. Dejarse querer le costaba más que querer a alguien. Usagi no se veía segura y tenía miedo de estarla forzando a algo que no la hiciese sentir comoda. 

-No tienes que hacerlo...- susurró. 

-Pero quiero...¿Tú quieres? 

Para Usagi el consentimiento era conocimiento adquirido. La primera vez que Mamoru la llevó a la cama quería vivirlo todo a concho, cada sensación fue electricidad y luz. Pero eso no perduró, y varias veces se encontró dormida en situaciones que no recordaba haber acordado. Se culpaba a ella y a su sueño pesado, hasta hace poco, que había comenzado a culparlo a él. Todo era nuevo con Seiya ahí, cubriendose con sus piernas cruzadas, avergonzada hasta evitarle la mirada. No tenía idea de como proseguir, pero la sola idea de derretir a Seiya para ella y solo para ella le había humedecido la pijama. Seiya despertaba en su interior tantas cosas nuevas que no tenía palabras para describir ninguna de ellas. 

Besos y caricias como preambulo, que afrodisiaco ni que nada, solo quería a Seiya de todas las formas en que fuera posible tenerle, darle siquiera una minima parte de todo lo que Usagi debía agradecerle. La naturaleza predadora de Figther salía a relucir cada tanto, buscando tomar el control, siendo domada con cuidado en cosa de instantes. Usagi saboreó su cuello y sus senos, descubiertos al ser su uniforme lanzado al piso. 

Comparar no estaba bien, odiaba las comparaciones, pero Kakyuu jamás... 

La linea de sus pensamientos, entrecortada, perdió toda lógica cuando Usagi coló sus manos en sus pantaloncillos y jugueteó en su monte de venus. 

-Espero hacerlo bien. 

Una risita deliciosa, esa que tanto disfrutaba, que ahora reconocía como coqueta, podía correrse solo escuchando ese timbre agudo y viendo el sofoco desde sus pomulos apoderandose de todo su rostro ya no tan angelical. La idea de pervertir a Usagi le sacó un gemido que la mató de verguenza. 

Usagi solo sabía lo que había probado en si misma, porque jamás la prepararon de esa forma antes de penetrarla y había entendido el poder del orgasmo jugando con ella misma, pensando en quien ahora gemía para ella. 

-Me estás matando bombón... -Seiya juntó su propia mano con la de ella, mostrandole el camino hasta su vulva, hasta el centro de su estrella fugaz, ardiendo en la mesosfera. Y recibió el estimulo con una terciana, arqueando su cuerpo hacía atras para entregar más espacio. Para entregarse. Vulnerable, indefensa a la luna y a su Usagi, apretando entre su dedos con cuidado, masturbando con una maestría que no se esperaba, retirando su mano para dejarla hacer y deshacer, relajando cada musculo de su cuerpo siempre tenso. 

-Lo haces... muy bien. 

-Tú eres la culpable de que haya aprendido... No puedo contar las veces que me toqué pensandote, Seiya- confesó, y Seiya sintió el orgasmo apresurarse, su anatomía gritaba por aumentar la velocidad pero Usagi sonreía, dejandole claro que disfrutaba de alargar su agonía. La imagen de su angel tocandose para ella, manifestandola, mojando sus dedos, transparentes, adormecidos, la estaba desquiciando y arqueó sus caderas clamando, suplicando por más- y quiero aprender más si me lo permites. 

Seiya abrió los ojos cuando los dedos de usagi fueron reemplazados con boca, inexperta, lamiendo con una finura de seda sacandole gemidos acumulados con su nombre como sujeto. Cuando la rubia succionó la hinchazón que había causado no lo soportó más, sus rodillas temblaron sobre los hombros de la otra cuando explotó, fuerte, tan fuerte como nunca antes. Suspirando al sentir el frio en su entrepierna cuando Usagi se recostó a su lado, abrazandola, no tenía cabeza siquiera para la confusión de lo que acababa de vivir. Besos continuaron la sesión de placer, besos desorganizados llenos de lengua y mordidas, Seiya no pensaba parar sin antes vengarse.