𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐎

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Dos meses habían pasado desde el reencuentro de Emma y Blas, y ellos estaban mejor que nunca

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Dos meses habían pasado desde el reencuentro de Emma y Blas, y ellos estaban mejor que nunca.

Ahora se encontraban viajando por el mundo, como ambos habían soñado toda su vida.

En estos momentos estaban en Nueva York, en Manhattan específicamente, y era la ciudad de los sueños para Emma, era invierno, la navidad estaba más cerca de lo que creían y la nieve se hacía presente con sus copos blancos en los pelos locos del chico que tanto amaba.

- Dale boludo, que te haces el misterioso, decime a dónde vamos que me está comiendo la curiosidad. - Dice la chica siguiendo al chico de la mano que iba a un lugar que no tenía idea.

- Sh no me digas boludo, te dije que estábamos cerca, boluda. - Dice Blas haciendo énfasis a la última palabra con burla.

- Pero me está estresando un poquito tener una venda en los ojos, me va a arruinar el rimel. - Dice de vuelta la chica completamente ansiosa por averiguar su destino.

- Dale corazón, estamos a menos de un kilómetro. - Dice Blas riéndose de la chica que venía pérdida agarrándole fuerte la mano.

- No me guió muy bien con el temita de los kilómetros y de los metros que digamos. Mira si todo este tiempo me mentiste y sos un secuestrador y me vas a encerrar para siempre. - Dice Emma pensando que podría ser una posibilidad.

- Dale deja de decir boludeces y quédate quieta que ya llegamos. - Dice el chico mientras le saca la venda de los ojos.

Y ahí, enfrente de los ojos de la chica se encontraban en una cafetería hermosísima, en la cual no había nadie, solo un mozo mirándolos con una sonrisa mientras los esperaba en una mesa que había para dos totalmente decorada de la forma más linda que había visto en toda su vida.

-¿Y esto? - Dice Emma mirando al de rulos con una sonrisa en la cara.

- Reserve la cafetería más linda de Manhattan solo para nosotros en esta tarde que la nieve no te deja hacer nada. - Dice pasando su brazo al rededor de los hombros de la chica.

- Ay, muchísimas gracias, esto es hermoso gordo, me encanta. - Dice la morocha abrazándolo totalmente emocionada.

- Espero que lo disfrutes eh, que no fue baratito. - Dice Blas jodiendola mientras le corría la silla para tuviera lado para que Emma se siente, porque en un mundo de chicos, el era un caballero.

Después de estar tomando el café más rico que había probado en toda su existencia y haber comido los croissants rellenos más llenadores en el mundo, después de haber hablado de diez mil pavadas en un ratito, porque así eran ellos, Blas se puso serio y le dijo a Emma que le tenía que decir algo.

El chico había estado pensado hace dos semanas la forma correcta de pedirle a la chica si podían ser novios, porque todavía no se había dado la chance de serlo, aunque actuaban como si lo fueran, porque la forma que se amaban el uno al otro era totalmente inevitable de demostrar.

- En realidad no te traje acá nomás para tomar un café con leche y hablar de todo como lo hacemos siempre, te traje acá porque se lo gran fan que sos de las cafeterías y más si es en Nueva York, te traje acá porque te quería recordar lo mucho que estoy enamorado de vos, que sos la razón por la que sigo sonriendo a pesar de todo, que sos la razón por la que me hice tan fan de Taylor Swift y me aprendí cada canción de ella, porque sos la razón de que los días aunque sean blancos y negros vos los hagas sentir como si tuvieran los colores más hermosos del mundo, porque me gusta estar a tu lado por y para siempre, porque me haces el hombre más feliz del mundo Emma, y ni en cien mil palabras te podría describir todo lo que me haces sentir con tan solo una mirada, con tan solo tenerte cerca, por eso hoy y acá, te quería preguntar si puedo ser tu novio, porque te amo mas que nada en el mundo, así que, ¿esta jirafa con rulos puede ser tu novio?

Emma lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja, mientras que las lágrimas se espacian por su cara de la felicidad que sentía en ese momento, sentía que el corazón le iba a mil y que las famosos mariposas volaban sin parar en su estómago.

- Dios, tampoco hay nada ni nada que pueda describir lo mucho que te amo, lo mucho que me haces sentir, lo mucho que pienso en vos en cada canción romántica que escucho. Obviamente que podes ser mí novio mí corazón. - Dice Emma levantándose para darle el abrazo más grande que había dado en su vida y darle el beso mas hermoso que había dado.

- Me haces el hombre más feliz del mundo mí amor.

- Y vos me haces sentir la mujer más feliz del mundo.

Y ahí, un miércoles en un café lo vieron empezar todo de nuevo.

Sientieron que la persona que tenía. a su lado la conocían hace 20 años, no hace solo uno.

Supieron que siempre podrían correr al dulce nada del otro.

Supieron que se casarían algún día con anillos de papel.

Supieron que ninguno jamás se convertiría en un extraño para el otro que cuya risa podrían reconocer en cualquier lado.

Supieron que ese amor dejaría una permanente marca para siempre.

Supieron que su amor se escucharía en el silencio, en el camino a casa, incluso con las luces apagadas.

Supieron lo encantados que estaban de conocerse el uno al otro.

Supieron que ese amor sería de ellos para siempre.

Supieron que nadie los amaría como se aman en uno al otro.

Supieron que pertenecían al otro.

Supieron que en cada mesa se guardarían un asiento para el otro.

Supieron que un hilo invisible siemore los había unido, y que iban a estar juntos toda la vida.




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Espero que hayan disfrutado esta última parte tanto como yo al escribir esta historia.

Espero que hayan entendido las diez mil referencias a todas las canciones de amor que puse de Taylor.

No sé olviden de votar y si quieren lean los agradecimientos que voy a subir después de este epílogo que les quiero pregunta algo también.

Gracias a todos, de corazón 🤍

-Brunella.

when emma falls in love | blas polidori.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora