Cuando llegaron a Los Angeles era muy tarde. Jorge paso a recoger a su perrita Lizzy de la guardería que la había dejado y ofreció a Silvia que se quedará a dormir en su casa, ella obviamente acepto.
Durmieron acurrucados cómodamente en el maravilloso penthouse de Jorge, desde que estaba son Silvia, ya no se sentía solo.
7:00AM, día siguiente.
La alarma sonó, Jorge se levantó y se metió a la ducha. Silvia despertó y vió que no estaba Jorge a su lado, se estaba bañando.
Aprovecho y se metió con él, lo abrazo por la espalda y el la recibió con un cálido beso. Repitieron lo mismo de ayer, hicieron el amor hasta saciarse, lo cuál hizo que llegarán un poco tarde.
—Te dije que llegaríamos tarde. —dijo Silvia, caminado en la entrada de la empresa de Jorge, “La Costeña”. Habían olvidado que tenían una junta programada con el señor Varela a las 9:00AM y ya eran las 9:15AM.
—Eso no decías ahorita que me pedías que te azotará contra la pared. —Le susurro al oído, burlesco.
Ella se sonrojo al recordar, solo le negó la cabeza y siguieron caminando.
Llegaron a la oficina de Jorge, dónde esperaba el señor Varela y un acompañante.
—Señor Varela, una gran disculpa enserio, había demasiado tráfico. —comentó Jorge sentándose.
—No se preocupe señor Salinas, entiendo.
—sonrió Vicente Varela.—Buenos días. —dijo Silvia, entrando. Se sentó en una de las sillas, cerca de Jorge.
—Buenos días. —dijieron todos.
—Bueno —hablo Vicente—, quiero presentarles a mi hermano, Fabricio Varela, es mi contador personal, también un gran ejecutivo de finanzas, pero, me he enterado que su contador señor Salinas, ha renunciado, por lo que hay una vacante disponible. Mi hermano busca un cambio, algo más leve y menos pesado, por lo que me ha solicitado si podía hablar con usted para hacer su traslado hacía está empresa, La Costeña, le interesa trabajar aquí. Fabricio es de los mejores del país, pienso que ustedes necesitan mejor administración en su área, hay que hacer rendir nuestros productos, el cuando se trata de números, sabe organizar de una gran manera.
Un hombre de estatura media se levantó, era delgado, elegante, masomenos de unos 30 años, tenía las puntas un poco blancas debido a sus canas, será genética porque era joven.
—Mucho gusto, soy Fabricio Varela, señor Salinas —estiro su mano a él y la aceptó—, señorita Navarro, que linda. —le estiró la mano y ella acepto.
Silvia sonrió a Fabricio de agradecimiento, Jorge lo noto pero solo se quedó callado.
—Entonces... ¿Que piensan? —preguntó Vicente.
—A mi me parece bien, de hecho creo que es lo que la empresa está buscando. —dijo Silvia.
Fabricio sonrió, manifestando quedarse.
—Bueno... Cómo yo soy el que toma la decisión —dijo mirando a Silvia, un poco celoso por que ella lo aceptará así tan pronto—, me parece bien, hace falta un buen elemento y pues te interesa trabajar aquí.
—sentenció el pelinegro con una media sonrisa.Fabricio agradeció que lo aceptaran. Continuaron hablando de negocios, tiempo después, Vicente se despidió de ellos, dejando a los tres solos.
—Bueno, le avisé a Sara mi secretaria que prepare tú oficina, ahorita podrás usarla.
—Gracias señor Salinas.
Sara volvió a entrar, avisando a Jorge que ya estaba lista la oficina de Fabricio, y que habían llegado los proveedores de Miami.
—Silvia, podrías enseñarle a Fabricio la empresa, Sara se ocupó y necesito ver lo de los proveedores.
—Tranquilo, yo lo hago. —le susurro.
Jorge la abrazo y dió un pequeño piquito a Silvia para luego regresar a su oficina. Fabricio lo vio, pero no dijo nada y se fue con Silvia a su nueva oficina.
—Bueno aquí es tu nueva oficina —señalo la castaña—, La Costeña es una de las mejores empresas, gran potencia de hecho, les brindan lo mejor a su empleados e socios para que estén cómodos.
—Que linda oficina eh, es como tú... —sonrió Fabricio.
Silvia confundida ante su coqueteo intenso, solo agradeció incomoda.
—Gracias.—Lo siento —se disculpo—, ¿Si te puedo llamar de tú, verdad? O no.
—Eh sí, está bien.
—Perfecto, entonces dime Fabri, de igual, vamos a vernos seguido. —le guiño el ojo.
—Jaja, esta bien, Fabri —dijo Silvia, indiferente pero respetuosa—. Si me disculpas, me tengo que ir, tengo que ver mi empresa.
—Oh... Tu empresa, ¿Cuál es tu empresa?
—pregunto Fabri.—Se llama Global radio. —sonrió un poco incómoda.
—Vaya... Puro talento por acá —dijo entusiasmado—, soy un gran admirador de global radio, me encanta ver lo que anuncian, me la paso al pendiente siempre.
—¿Enserio? —dijo curiosa.
—Si. ¿Tienen varias emisoras verdad?, aveces simplemente me gusta esuchar sus consejos del día o la música mientras manejo o cuando estoy atascado en el tráfico, aunque sus promociones no están nada mal, siempre las tomo en cuenta y voy a comprar, las aprovecho. Solo falta que añadan a algún astrólogo para que de el horóscopo de la semana o una cosa así, me encanta esos temas.
—rió.—De hecho, ya lo tenemos, solo que aún no ha comenzado el programa, buscamos el personal requerido para eso.—rió de vuelta.
—Bueno es increíble, ahora sí será un mega canal de radio con una amplia gama de temas. ¿Que signo eres?
—Ja ¿Que me vas a decir mi futuro o algo así? —bufó Silvia, extrañada.
—Tal vez. —le lanzó una mirada desafiante.
—Virgo. —dijo Silvia, sonriendo y rodeando los ojos a la vez.
—Wow, virgo, yo escorpio. ¿Sabías que virgo y escorpio forman una relación única y verdadera? —La miro sonriendo orgullosamente.
—Ah... Pues, increíble, espero encuentres a tu virgo —Sonrió muy incómoda—. Bueno me tengo que ir, el trabajo me espera. —señalo la puerta, dando entender que se tenía que ir.
—Jaja entiendo, no te preocupes, y era una broma ¿okay? No te asustes. —bufó Fabri, rodeando los ojos.
—No, no, yo no... —dijo nerviosa, mirando hacía la gran ventana— me tengo que ir, se que fue sarcasmo. —recalcó.
—Vale, tranquila, ve con cuidado. —sonrió.
Dedicado a Karla, Sara, Fati y los demás que estuvieron esperando que actualizará, seguiré escribiendo y muchas gracias por leer.🤍
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El deseo en tu mirada
Romance¿Se puede el rencor convertir en deseo? La única manera de comprobarlo es fácil, con tan solo verte a los ojos puedo notar el deseo en tú mirada. Quien iba pensar que su vida iba cambiar tan repentinamente, por la persona que menos quería ver en el...