El sábado por la mañana estaban en el aeropuerto a punto de abordar el avión camino a Hawaii, Damian su amigo, había pagado en primera clase para mayor comodidad, Jorge y Silvia compartirían asiento.
—Vamos Jorge, corre que nos deja el avión.
—sonrió emocionada por que iba a viajar con su enamorado.—Eso intento, pero por el amor de Dios, parece que te tragiste todo el closet. —dijo agotado, cargando 2 maletas y la mochila de Silvia.
—sonrió— Solo es lo necesario para 2 días.
Pronto subieron el equipaje, y se subieron ellos en su asiento correspondiente. Saludaron a Damian y Jane que se encontraban en la esquina a 2 asientos.
—Uff, por fin. —suspiro Jorge.
—Vamos, quita esa cara, ¡Nos vamos a Hawaiiiiiii! —entusiasmada.
—Nuestro segundo viaje juntos.
—Espero sean los primeros de muchos.
—dijo Silvia encantada.—Te prometo que así será, mi ojitos verdes.
—Se acero a ella y le depositó un beso en sus labios.Silvia se acurrucó en el hombro de Jorge, el avión despego y durmieron en todo el viaje.
Estaban por llegar a su destino, iban a la isla de Oahu, a la ciudad de Honolulu.
Jorge desperto, se asomo por la ventana y vió la maravillosa vista del mar azul.
—Silvia, despierta.
—Mmh... ¿Ya llegamos? —bostezo.
—Si, mira por la ventana. —hablo feliz.
—Vaya, es realmente hermoso. —sonrió admirando el mar.
—¿Enserio?, nada se compara contigo.
—Te quiero, loquito. —Lo tomo por los hombros y lo beso con la misma intensidad que latía su corazón cada que le decía algo lindo.
El avión aterrizó y la gente comenzó a bajar y tomar su equipaje.
—Como les fue el viaje. —dijo Jorge a sus amigos.
—¿Realmente? Agotador. ¡Damian no paraba de roncar! —rodeo los ojos la albina, Jane.
—Oyeee, que dices, si tú eras la que roncaba como motocicleta que no prendía.
—Ve, ahora me hechas la culpa...
—Ayyy... Así debemos estar tu y yo linda.
—rió Jorge.—Pues ya te estás tardando, eh. —sonrió y tomo sus maletas. —¿Vamos a comprar algo Jane?
—Claro Silvia.
Las chicas se fueron a la cafetería cercana, Damian se acercó a Jorge y le dió un leve codazo.
—Ponte las pilas amigo, ella quiere más que una noche de pasión.
—Y se lo voy a cumplir, mañana...
—¡Te le vas a declarar! —menciono entusiasmado.
—¡Shhh! —le tapo la boca—, cállate que nos va escuchar.
—Ya, ya, ¿Pero si lo harás?
—Si, necesitaré de tu ayuda, mañana...
—¡Eso es todo! Ya te hacía falta, ella te cambio, enserio. Te conozco de toda mi vida pero cuando te veo con ella es como... Si apenas te conociera, te vuelves diferente, más feliz.
—Eso mismo siento, la amo como a nada, como a nadie...
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El deseo en tu mirada
Storie d'amore¿Se puede el rencor convertir en deseo? La única manera de comprobarlo es fácil, con tan solo verte a los ojos puedo notar el deseo en tú mirada. Quien iba pensar que su vida iba cambiar tan repentinamente, por la persona que menos quería ver en el...