23- Eres

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Al siguiente día Jorge despertó primero, se fijó que Silvia estuviera dormida y se fue al baño. Tomo su celular y le llamo a su amigo para ponerse de acuerdo y preparar la sopresa de Silvia.

Llamada con Damian:

—Hey, despierta.

—Ash... Que horas son estás Jorge
—bostezo—, estoy agotado.

—Necesito que me ayudes con... ya sabes que. -susurro.

—Ahhh, ya recuerdo, hoy es el gran día. ¿Que quieres que hagamos?

—Hoy pasaré nuevamente el día con ella, la llevaré a hacer unas cosas. Luego en la tarde dile a Jane que se la llevé, no se, ¿Al spa? Mientras preparamos todo. Y luego, cuando terminen ponemos la excusa de que vamos a ir a cenar a un lado, pero en realidad le daré la sopresa.

—Oh... No te entendí ni un carajo amigo, pero vamos a hacerle. Te veo en 1 hora.

—Esta bien, ¡Una hora! Eh.

Termino la llamada.

—¿Con quién estabas hablando? —se acercó y lo abrazo por detrás, depositando un beso en su cuello.

—Nada, con Damian, que... bajaramos a comer al buffet, ya sabes, luego se acaba el desayuno. —tomo una de las manos de Silvia y la beso.

—Mmmm, está bien.

Tiempo después Jorge y Silvia fueron a desayunar, comieron waffles con fruta estilo tropical y unas ricas malteadas.

Regresaron a la habitación y se pusieron traje de baño, Jorge le dijo a Silvia que la llevaría a un lugar especial.

—¿Iremos denuevo a la montaña? —pregunto mientras caminaban tomados de la mano.

—No, hoy iremos a la playa Waikiki. Iremos a surfear.

—¿Surfear? ¿Yo? —carcajeo—, yo nunca he surfeado Jorge.

—Pues hoy es tu día de suerte linda, yo seré tu guapo maestro de surf.

—¿Enserio sabes surfear? —sonrió Silvia.

—Clarooo, ¿Que no me crees capaz? Anda, vamos por unas tablas y yo te enseño.

Fueron por tablas de surf, Jorge tomo una azul con amarillo y Silvia una blanca con flores amarillas y moradas.

—Coloca la tabla en la orilla —ordena Jorge—, voy a empezar dándote una pequeña lección de posición y equilibrio en la tabla y luego te voy a mostrar cómo tomar una ola.

Silvia asiente y empiezan a practicar en tierra firme.

Silvia estába un poco nerviosa, pero Jorge la motivo.

—Solo relájate y deja que las olas te lleven. No te preocupes si te caes. No pasa nada, simplemente tienes que volver a levantarte y probar de nuevo. Todo el mundo se cae al principio, así que no te preocupes. —le acarició la espalda a la castaña y le lanzó una mirada calidad indicando que todo estaría bien.

—¿Así? —pregunto Silvia.

—Si guapa, lo estás haciendo muy bien.

Ella se empieza a sentir un poco más relajada, y empiezan a mojar los pies en la orilla.

—Aquí tienes que mantenerte de pie, con el agua hasta las rodillas, y la tabla enfrente de ti. Te voy a ir dando instrucciones paso a paso, y vamos a trabajar juntos para que puedas surfear. Y sobre todo, vamos a pasarla muy bien guapa.

Silvia toma confianza y hace lo que le dice Jorge.

—Tienes que poner la tabla en horizontal, con el borde delantero un poco más alto que el borde trasero. Y luego te pones de pie, manteniendo tu pie izquierdo en el centro, y el otro un poco atrás. Esto te va a dar estabilidad cuando agarres una ola.

El deseo en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora