Capítulo 2

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La habitación estaba sumida en un caos silencioso

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La habitación estaba sumida en un caos silencioso. La pequeña niña, con su peluche apretado entre sus brazos, observaba con ojos llenos de pánico cómo la chica rápidamente guardaba su ropa y pertenencias personales en la maleta. Cada uno de sus movimientos eran frenéticos y llenos de urgencia, lo que reflejaba la tensión que se había apoderado del ambiente.

El ruido proveniente de las afueras aumentaba la angustia de la niña. Su mirada se volvía cada vez más desesperada, no terminaba de comprender por qué la mayor estaba tan apresurada y asustada.

—Ally... ¿qué sucede?.—La mencionada cruzó miradas con la pequeña y soltó la ropa de sus manos.

Alessandra se acercó y se arrodilló frente a ella. Con delicadeza, colocó su mano en la mejilla de Lilith, sintiendo la calidez de su piel debajo de sus dedos. Un suspiro pesado se escapó de sus labios antes de que pudiera hablar.

—¿Recuerdas a los hombres de negro?—La menor asintió, sin entender porque nombraba a esos asesinos que tantos problemas le causaron.—Nuestro hogar ya no es seguro porque ellos regresaron. Tenemos que huir si queremos mantener a todos a salvo.

La castaña se levantó del suelo y cerró la maleta con un golpe seco, dejando a Lilith aún más confundida.

—Pero... tu puedes protegernos.—Abrazó su peluche, sin lograr detener el temblor de sus manos.—Eres muy fuerte y valiente... Los malos no podrán lastimarnos.

La joven que no le temía a nada había sido reemplazada por alguien que ahora experimentaba el miedo y la vulnerabilidad de una manera abrumadora, cosa que Alessandra sabía perfectamente.

—Estrellita... me convertí en un ser humano cualquiera que teme perderte.—Sus ojos se encontraron por un breve momento antes de que se agachara para ayudarla a ponerse las botas, las cuales habían perdido su color rosa debido al uso.—Volvimos al mundo real, nadie podrá ayudarnos.

Lilith tomó su mano, sin decir una sola palabra. Comprendía que la chica también estaba luchando contra sus propios miedos.

Ambas salieron a paso veloz de la habitación y comenzaron a cruzar los pasillos oscuros. La niña observó a los pocos segundos el alboroto ocasionado por el pánico y el terror del momento.

Levantó la mirada al sentir un tacto cálido en su cabeza, Alessandra le regalo una sonrisa pequeña y con movimientos suaves se comunico en lengua de señas. Ese que solo ellas dos entendían.

"Todo estará bien."

Ambas se detuvieron en la entrada principal, observando con atención las camionetas estacionadas y a los jóvenes cargando las maletas. En medio de la tensión, un chico de cabello blanco se acercó a ellas, mostrando irritación en su rostro.

Aunque aún no había pronunciado una palabra, Alessandra sabía que él también estaba al tanto de la situación. Podía verlo en sus ojos y en la forma en que fruncía el ceño. Un silencio incómodo se extendió entre ellos mientras se miraban, compartiendo un mismo sentimiento.

𝔸𝕡𝕒𝕣𝕚𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒𝕤 𝕀𝕀 ; 𝕋𝕠𝕞 𝕂𝕒𝕦𝕝𝕚𝕥𝕫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora