Capítulo 16

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Gaby

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Gaby



Mordisqueé mis uñas como si fueran chicles mientras Alessandra conducia con esa seriedad que le caracteriza. No podía evitar pensar que acompañarla era una pésima idea. Bill me odiaba y tomar esa decisión solo provocaría que me expulsaran del grupo.

Ella, con esa mirada inexpresiva apretó el volante como si quisiera estrangularlo. No era de extrañar que todos la respetarán; hasta a mí me daba un poco de terror estar a su lado. Recordar que me odiaba con toda su alma no ayudaba en nada.

—Alessandra, no quiero llevarte la contraria. Pero, ¿realmente crees que Luc quiere hablar contigo? Todo el mundo sabe que es un maniático al que no le importa la vida de los demás—Hablé en tono bajo, observando cómo apretaba su mandíbula y me lanzaba una mirada intensa. Era mejor quedarme callada, no quería terminar como puerco en carnicería.

—Sé perfectamente que ese idiota nos quiere llevar a una trampa. ¿Crees que no lo sé, Gaby?—Soltó una risa seca, sin apartar la mirada del oscuro y desolado camino. Mis piernas temblaban de miedo, no estaba lista para morir—Luc no me entregará tan fácilmente a Lilith, está claro que quiere algo a cambio.

Gire la cabeza, apartando la vista del perfil de ella para mirar a través de la ventana. El viento helado golpeó mi rostro cuando bajé la ventanilla. Por un instante, cerré los ojos debido al repentino y frío impacto.

Alessandra era un enigma, una caja fuerte llena de secretos que me moria por abrir. Quería creer que al descubrir lo que escondía en su interior, podría comprender su comportamiento. Pero eso estaba más allá de mi alcance, ya que ella no era una persona abierta en cuanto a sus sentimientos.

—¿Hay otra razón por la que quieres asesinar a Bianca, cierto? Estoy casi segura de que tu odio hacia ella no se debe solo a las agresiones que te hizo pasar en el instituto—Tenía dudas que no pensaba ocultar. Si quería perder los nervios frente a esa mujer, debía de enfrentarla y mostrar seguridad. Alessandra era la única persona que podía ayudarme con mi venganza.

—¿Crees que una desquiciada como ella tendría suficiente con su jodido bullyng? Por supuesto que no, esa perra quería hundir mi carrera deportiva, destrozar mi vida entera—Frunció el ceño y aceleró el automóvil. Tuve que agarrarme con fuerza para no salir volando.—Tu amiguita de porquería deseaba destrozarme por completo, Gaby.

En ese momento, como un clic en mi cabeza, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar. Recordaba los titulares de los periódicos, las imágenes de Alessandra patinando antes de que el atentado sacudiera su mundo. Ella era la promesa del patinaje, la estrella que todos admiraban y de la que todos hablaban.

Después del atentado, los rumores volaron como hojas en un vendaval. Alessandra, la chica que una vez brilló bajo los reflectores, desapareció de la vista pública. No más cámaras, no más entrevistas, solo un silencio que lo dijo todo.

𝔸𝕡𝕒𝕣𝕚𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒𝕤 𝕀𝕀 ; 𝕋𝕠𝕞 𝕂𝕒𝕦𝕝𝕚𝕥𝕫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora