Narra Mía
-Todo está en orden, no se preocupe. Cualquier cosa le dejo saber, adiós-dije y colgué.
Realmente me sentía incómoda, este no era mi ambiente.
-Mía-escuche la voz de Paul.
-¿Qué quieres?-dije y él me miró.
-Perdón por cómo te hablé, no debí hablarte así. No quiero que estemos enojados. ¿Me perdonas?-dijo Paul y asentí y lo abracé.
-Oye, te vi hablando con el chico que te presentó Mia. Válgame Dios, pero que guapetón y coqueto es. Deberías ver cómo te estaba mirando, traes a ese hombre loco-dijo Paul y negué.
-No sabes lo que dices, mírame Paul-dije y el sonríe.
-Bueno vamos adentro-dijo Paul y asentí.
-¡Bueno a llegado la hora de el juego de los shots!-dijo Paul. Todos empezaron a jugar menos yo, Amanda seguía tomando. Edward me iba a matar.
-Hey, Amanda ya deja de tomar-dije quitándole el vaso de las manos.
-No seas aburrida-dijo Amanda tomando el vaso, ya ella no podía sostenerse.
Mierda...
-Tu papá me va a matar, le prometí que iba a cuidarte-dije y apareció Alejandro.
-Lo mejor será que la suba a la cama, ya no puede sostenerse de pie-dijo él y lo miré.
-Yo la llevo-dije y él negó.
-Tranquila, yo la puedo llevar-dijo él y no confiaba en él y Paul aparece.
-Tranquila, no va a pasar nada-dijo Paul y solamente deje que se la llevara. Sentía mucha preocupación, tenía un mal presentimiento.
-Ya déjalos-dijo Paul mirándome.
-Edward va a matarme, debía cuidar a Amanda mira como está-dije y Paul me miró.
-Tranquila, bueno iré afuera con los demás-dijo él y asiento.
Ya se había tardado mucho...
Subí las escaleras y llegué hasta la habitación y veo que él estaba besando a Amanda.
-No déjame-decía Amanda sin poder defenderse estaba muy tomada.
-¡Hey, que la dejes!-dije empujándolo y tomando a Amanda entre mis brazos y abotonando su camisa.
-Nos vamos de aquí Amanda-dije y saqué mi móvil para llamar a Edward. Pero él me arrebató el teléfono y lo tiró. Yo me levanté con Amanda pero él me tiró del brazo y me lanzó en la cama. El se quitó la camiseta y él comenzó a besarme.
-¡Suéltame!-grité y recibí una fuerte cachetada. Y él me tomó los brazos para evitar moverme. El era mucho más fuerte que yo.
-¡Suéltame por favor! Te lo suplico-susurré estallando en llanto y el ato mis manos a él espaldar de la cama y rompió mi camisa dejándome solamente en sostenes.
-Vaya, lo que escondes debajo de toda esa ropa grande-dijo él y en un tirón también rompió mi sostén y comenzó a besarme.
-¡Suéltame!-grité, la música estaba muy alta nadie podía escucharnos.
-¡Ayuda!-grité.
-¡Cállate perra!-gritó volviendo a darme una cachetada.
-Suelta..suéltala-Amanda casi no podía hablar ni pararse ella estaba muy tomada.
Narra Edward
-Cariño ve a dormir, Amanda está bien. Además es su cumpleaños-dijo mi madre y negué.
-Como quiera aunque tenga 50 años, seguirá siendo mi hija y claro que me voy a preocupar. Estoy bien, de verdad. Estoy aprovechando y haciendo unos informes para mis estudiantes-dije y mi madre sonríe.
-Esta bien, si NECECITAS algo me avisas. Buenas noches-dijo mi madre y se va. Yo me saqué los lentes y los dejé sobre la mesa y comencé a sentir una sensación extraña. No sé cómo explicarles, como si tuviese un mal presentimiento.
Tomé mi celular y me doy cuenta que tenía una llamada perdida de Mía. Volví a marcar varias veces pero el teléfono me enviaba al buzón de voz.
-Se supone que hubiesen llegado hace como una hora, como no me di cuenta de la hora-dije y me levanté del sofá.
¿Y si les pasó algo?
Rápidamente me cambié y salí. Conduje hasta donde me envió la ubicación y vi muchísimos autos y la música sonaba hasta afuera. Me bajé del coche y comencé a caminar hacia dentro y sentía la mirada de todos.
-Profesor Williams, ¿que hace usted aquí?-dijo Paul.
-¿En dónde está Amanda?-preguntó.
-Esta arriba en mi habitación-dijo Paul y lo vi buscando a alguien.
-Mía tampoco está-dijo Paul.
-Quizás ambas se quedaron dormidas-dijo Paul y negué. Algo me decía que algo no andaba bien. Rápidamente subí las escaleras y comencé a abrir las puertas hasta que abrí la última puerta y veo a Amanda en el suelo y escucho los gritos de Mia, de desespero. Rápidamente fui a la cama y tiré del brazo de ese cabron y comencé a golpearlo.
Paul rápidamente me separó y yo fui a la cama y veo a Mia, ella estaba aterrada, estaba desnuda de su cintura hacia arriba. Mis ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas. Rápidamente me acerqué y me quité la chaqueta y la puse sobre su pecho y desaté sus manos. Mía estaba temblando y llorando. Vi su rostro golpeado y miré a Amanda.
-Papá-escuche la voz de Amanda.
-Tu ni hables Amanda, estoy muy decepcionado de ti-dije y abracé a Mia y ella comenzó a llorar sobre mi pecho.
-Ya, todo pasó-susurré.
-¿Qué fue lo que...-apareció otro chico y vi como él se quedó paralizado y vio al que estaba intentando de violar a Mia y rápidamente le dio un puñetazo.
-¡Serás cabron!-gritó y Paul lo sostuvo para que no siguiera golpeándolo.
*****
-Mía perdóname-dijo Amanda y yo la miré.
-Estás castigada, no volverás a ir a una puta fiesta. Mira lo que pasó, si tan solo hubieses sido un poco consciente y no dejarte llevar por los demás nada de esto estuviese pasando. Sino llegaba a llegar, imagínate lo que le hubiese pasado a Mia-dije molesto mientras conducía a la casa.
-Tienes toda la razón papá-dijo Amanda.
-Ya por favor-susurró Mía. La miré por el retrovisor y ella tenía su cabeza fija a la ventana y sus lágrimas no dejaban de salir.
-Hablaré con tu madre sobre esta situación y... te llevaré al médico. Quiero asegurarme de que estés bien-dije y Mía negó.
-Perderás tu tiempo, a mi madre yo no le importo-susurró.
-No insistas-susurró Amanda.
-¿Quieres pasar la noche con nosotros?-pregunté y Mía estalló en llanto.
-Quiero estar sola-susurró.
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Amor Prohibido
RomanceLas personas viven con muchos estereotipos, empezando porque un hombre debe estar una mujer y viceversa. Que tienes que estar con un hombre o una mujer de tu edad. Que debes ser recto, que debes andar bien, sacar buenas calificaciones. Tener un buen...