Capitulo 25 (Otra vida)

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Narra Mía

-Mi amor, lo mejor será que duermas abajo. No quiero que subas todas esas escaleras-dijo mi madre.

-Yo puedo-dije y caminé hacia las escaleras con un poco de dificultad y sentí los brazos de Edward que me sostenían, él me ayudó a subir las escaleras y me senté en el borde de mi cama y él se dobló a quitarme mis zapatos.

-¿Dónde los pongo?-dijo él y señale la zapatera. Él los puso allí y yo me acosté en la cama.

-Voy a traerte algo de comer-dijo Edward y solo asentí.

-Hola bonita-dijo Jacob entrando a la habitación.

-Hola-susurré.

-Me alegra tenerte con nosotros de nuevo-dijo él y el toma la mano de Amelia.

-Tenemos algo que decirte-dijo Jacob y lo miré.

-¡Vas a ser titi!-dijo Amelia y una sonrisa se formó sobre mis labios y mis lágrimas no tardaron en salir.

-¡Felicidades!-dije abrazándolos.

*****

No podía dormir, así que me levanté, me cambié y me puse mis zapatos. Quería salir a tomar un poco de aire fresco. Comencé a caminar hasta que logré llegar a la playa. La vista era tan hermosa desde aquí, me senté en la arena y me dispuse a mirar el cielo y a sentir la brisa fría. Cerré mis ojos y sentí como todo era tranquilidad. Baje las manos a mi vientre.

-Pronto te voy a conocer y te tendré entre mis...-una punzada de dolor me hace cerrar mis ojos.

-¿Qué pasa?-susurré y respiré profundo y una punzada más fuerte volvió.

-Oh por...-Andrés va a nacer. Me levanté con dificultad de la arena y comencé a caminar. Caí de rodillas en medio de la arena ya no aguantaba más. Saqué mi celular de mi bolsillo y comencé a buscar el número de mamá. Llamé a mamá y no contestaba.

-Jacob-dije.

-Mía, ¿estás bien?-preguntó Jacob.

-Nececito ayu... ahhh-grité.

-Mía ¿en dónde estás?-preguntó.

-En la playa-dije y el teléfono se cayó en la arena.

-¡Dios!-grité y sentí como mis pantalones se mojaban.

Las contracciones cada vez eran más insoportables. Mi celular comenzó a sonar y veo que era Edward, lo contesté y lo puse en alta voz.

-Mía, ya vamos de camino. Respira conmigo-dijo Edward.

-Duele mucho-susurré entre lágrimas.

-Tu eres fuerte Mía, respira conmigo. Y contemos-dijo él y hago un sonido de afirmación.

-Carajo-escuche a Edward.

-No hay otra ruta-dijo Jacob tocando la bocina del coche.

-Ya no aguanto más-susurré y sentía como algo quería salir de mi. Escuche el sonido de la puerta del coche.

-Mía sigue conmigo, no me cuelgues-se escuchaba como venía corriendo. Y yo me deshice de mis pantalones y comencé a pujar. Derepente escucho unos pasos y veo a Edward que viene corriendo hacia mi. Él se quitó su chaqueta y la echó a un lado.

Vuelvo a pujar y eche mi cabeza hacia atrás y grité del dolor.

-Mía le estoy viendo la cabeza, una vez más tú puedes-dijo Edward y caigo rendida en la arena ya no tenía fuerzas.

-Mía vamos, por favor-dijo Edward, escuchaba su voz desesperado. Me sentía muy débil.

-Ya no puedo más-dije en un susurro.

-Por favor Mía, tú puedes-dijo Edward su voz se escuchaba quebrantada.

Respiré profundo y usé mis últimas fuerzas y pujé con todas mis fuerzas y un grito salió de lo más profundo de mí acompañado del llanto de un bebé.

Edward envuelve al bebé en la chaqueta y pude notar como su rostro estaba lleno de lágrimas y él tenía una sonrisa sobre sus labios. Mi cabeza descansa sobre la arena y Edward se acercó a mí y me ayudó a sentarme y descansar mi cabeza sobre su pecho y puso a nuestro hijo en mi pecho. Una sonrisa se formó sobre mis labios y mis lágrimas no tardaron en salir.

-Hola mi amor-susurré y Edward acaricia mi frente.

-Hiciste un excelente trabajo, me siento muy orgulloso de ti-dijo Edward y el observa a nuestro hijo.

-Oh por Dios-escuche la voz de mi madre a lo lejos que venía corriendo junto a Jacob.

-Dios mío mi nieto es precioso-dijo mi madre con una sonrisa y llorando de la emoción.

-Felicidades-dijo Jacob.

-Gracias-susurramos a la par y el bebé se calmó y acarició su rostro.

-Ya hablé con el doctor, nos están esperando en el hospital-dijo mamá.

*****

   Escuche el llanto de Andrés y rápidamente me senté y me levanté con un poco de dificultad, caminé hacia la cuna y cuando me doy cuenta veo a Edward que tiene entre sus brazos a Andrés.

-Yo me encargo de él, ve a dormir. Debes estar agotada-dijo Edward y yo me acerqué a Edward y observaba al bebé como chupaba su puño y una sonrisa se formó sobre mis labios. Edward me observa y yo lo observé a él.

-Mi vuelo sale mañana-dijo Edward y inevitablemente mis ojos se llenaron de lágrimas.

-Oh-susurré y Edward logró dormir a Andrés y lo dejo en su cuna.

-Tengo una propuesta para ti-dijo Edward y lo miré.

-Mía vente conmigo-dijo Edward y lo miré.

-Seré honesta contigo, yo no quiero seguir torturándome y sabes muy bien los sentimientos que tengo hacia ti, los cuales no son correspondidos. Tienes una familia, digo una hermosa familia y yo tengo que aceptar que no hay una vida de ti y de mi. Que lo único que nos une es ese angelito que está durmiendo en esa cuna-dije y me di la vuelta para salir pero Edward agarró mi mano para detenerme.

-Si te hubiese conocido en otro momento de mi vida, créeme sin dudarlo estaría junto a ti. Nunca dudes de la maravillosa mujer que eres y sobre todo lo valiente que eres. El hombre que te tenga en su vida debe ser bendecido. Pero lamentablemente coincidimos en un momento que no debíamos, te aprecio mucho, eres la madre de mi hijo. Tienes un espacio en mi corazón y lo sabes Mía-dijo y mis lágrimas no tardaron en salir.

-Que tengas una buena noche-dije y salí de la habitación. Me recosté de la puerta y estalle en llanto. Rápidamente caminé a mi habitación y me senté en el borde de la cama.

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