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" Un Banquete, Un Informe, y la
Vida Nocturna de Coruscant "
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La noche emerge rompiendo el atardecer.

Esta es la noche que Helia ha creado para Sirius y para ella. Ha hecho una copia de las constelaciones de su mundo con la esperanza de mostrárselas a Sirius cuando le encuentre: él mismo es una estrella en este cielo, justo como la tradición ancestral de los Black instruye generación tras generación.

«Jugando a ser Dios», había dicho la Muerte, pero fue una burla a una de las muchas creencias mortales que surgieron con los años. La Muerte no cree en ningún Dios, sólo cree en la extensión de sí misma.

Helia jamás habría pensado, cuando creó este cielo y lo diseñó con la Varita de Saúco como si de un pincel se tratara y el cielo vacío fuese en su lugar un lienzo, que habría de compartir este cielo con alguien aparte de Sirius.

Kreacher es la elección natural, este cielo le pertenece tanto como a Helia, habiendo sido testigo suyo desde el inicio, observando las estrellas nacer y crecer en la lejanía, pronunciando sus nombres con reverencia.

Kreacher es un gran admirador de Regulus, la estrella más brillante de la constelación de Leo, y también de Arcturus, una estrella destinada a morir en un millón de años en su mundo, pero que aquí prevalecerá mucho más allá de eso. La estrella Arcturus, como Helia, y a diferencia el resto que de las futuras estrellas moribundas de su antigua galaxia, permanecerá inalterable en este espacio y tiempo. Vivirá eternamente.

Cuando Helia se lo mencionó a Kreacher, el elfo había visto un atisbo de esperanza –la misma que sus grandes ojos delataron–.

«El Amo Regulus vivirá para siempre», Kreacher había proclamado con verdadero regocijo.

Helia se preguntó en aquel momento –como también se lo pregunta ahora– si es recompensa suficiente para el sacrificio de Regulus Black. Una vida por una estrella que Helia admiraría sola por toda la eternidad. Para ella vale mucho, lo reconoce abiertamente, pero tiene poco valor para el resto que con el tiempo perecerá.

Todos serán estrellas, ya sea en polvo o en ilusión.

Intenta no pensarlo demasiado. El descanso es eso, un descanso, un alivio. No hay pesar para el que se va y lo toma.

Se conforma ella misma con lo que ha creado.
Así que piensa en eso.

A Helia le gusta cuando el cielo se quiebra: cuando la noche comienza a aflojar su agarre y la claridad reclama un dominio –tal es la lucha interminable de los cielos–, le gusta la forma en que las estrellas se atenúan y los bordes cobran vida para sus ojos.

Sin embargo, la noche tiene su propio encanto y su propia tranquilidad.

Helia está muy satisfecha con lo que ha logrado, y se siente orgullosa de mostrárselo a Ahsoka, Cody y Echo.

Kreacher se siente lo suficiente satisfecho él mismo y tan orgulloso como siempre. A Helia le gusta ver el orgullo en sus ojos, no sólo dirigido hacia ella sino hacia sí mismo –esos momentos son tan escasos que deben ser valorados–. Han llegado hasta aquí juntos y pensar que consideró dejarlo atrás alguna vez ahora le resulta inconcebible.

Cody, Echo y Ahsoka se encuentran junto al lago, admirándolo todo con una mirada indescriptible.

Puede escuchar la voz de Ahsoka, risueña como todas las niñas de su edad deberían de ser. No le extraña que Echo sea un excelente oyente para la Padawan, e incluso Cody –dueño de casi toda la preocupación que hay en el mundo creado– sonríe ante sus anécdotas.

ENDLESS BURDEN  [HP][Star Wars]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora