ENDLESS BURDEN [HP][Star Wars]

010.

" Esta Galaxia y sus Políticos "
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La siguiente vez que Ahsoka ve a Helia es también la primera vez que ella ve el mundo en el maletín.

Para ahora han pasado unos días desde la llegada de Helia al templo, pero se siente como que ha sido no más que un suspiro. El tiempo se ha ido así de rápido y sin darle oportunidad de reaccionar (a ella y a todos los demás).

Ahsoka aún se siente tensa por su reunión con el Consejo, a días después de que ha sucedido, pero se alegra de que, para empezar, el Consejo haya querido hablar con ella y escuchar su versión de los hechos. La trajeron como una especie de testigo para hablar a favor de Helia, así que sabe que ha tenido algo que ver con el Maestro Piell, pero no le molestó particularmente.

Ahsoka se asombra por lo que ve en el mundo del maletín desde el momento en que pone un pie en los primeros escalones, esa sorpresa se intensifica cuando deambula por los pasillos, y no hace más que combinarse con fascinación cuando ve más allá de las ventanas y las paredes.

Todo en el interior es tan perfecto y hermoso que no le importan los insultos que Kreacher va murmurando mientras la escolta fuera de la casa.

En el exterior hay un lago, montañas y árboles, y todo es tan sereno que el interior de la casa, que ya de por sí es una propiedad impresionante, palidece en comparación. Es encantadora y con una decoración mucho más sofisticada que el templo o el dormitorio donde se "aloja" (ahora entiende por qué elige pasar su tiempo dentro del maletín).

Con un solo vistazo a su propiedad, Ahsoka puede decirlo: Helia tiene un gusto innegable por las cosas bonitas y costosas.

El interior está lleno de muebles meticulosamente tallados, con cortinas delgadas y hechas de seda, y cada rincón que no ha visto de pasada debe emanar el mismo tipo de riqueza. Pero el exterior es un asunto aún más complejo, despierta su curiosidad en el momento en que ve una fracción de él.

Pero no puede negar que existe un aura, una parte de la magia de Helia, tanto en el exterior como en el interior.

Kreacher la guía en el exterior, aunque no en dirección al lago, sino que la lleva a un camino entre los árboles y la maleza, no muy lejos del jardín cercano a la casa, que parece el tipo de jardín que pertenecería a algún palacio en lugar de a la vivienda de una sola mujer, con arbustos retorcidos que adoptan formas muy variadas y caprichosas, y estatuas que se parecen cobrar vida mágicamente.

No son hologramas en movimiento, están hechas de piedra.

En cualquier otro momento, y si no hubiese ya visto previamente algo de las habilidades de Helia, pensaría que ha perdido lo último de su cordura.

Ahsoka no cree que todo esto sea un despilfarro, cree que es justo que su hogar sea tan magnífico como sus habilidades. Encaja bien con Helia.

—¿Qué son esos? —pregunta la Padawan Jedi mirando hacia un costado, un poco adentro de los jardines y algo alejado de la casa—, parecen pequeñas casas.

Su observación le vale la atención agria de Kreacher.

En comparación con la casa de Helia, estas estructuras son sustancialmente más pequeñas y tienen paredes y tejados que parecen de cristal, aunque no son del todo transparentes (como si el humo oscureciera la superficie). Los cuatro edificios tienen un brillo sutil pero radiante, parecido al de una estrella reflejándose en el agua.

Kreacher mira a Ahsoka como si acabara de hacer la pregunta más absurda de todas, pero le responde de todas formas:
—Son los invernaderos. La Señora Helia necesita plantas para sus pociones y ungüentos, plantas que puede que no existan en los nuevos mundos.