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" Profecías y lo que se hace de ellas "
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Le ha tomado todo un día regresar al Templo Jedi, entre penumbras y turbulencias. Sólo le queda tratar de ver el lado optimista a las cosas. Su nave está en una pieza y ha sobrevivido al viaje, aunque por poco, sufriendo algunos daños considerables, a pesar de haberla aparcado en la zona más intacta de aquel planeta deshabitado. Es como si hubiese traído el olor a azufre del otro lado de la galaxia consigo, como si la inquietud lo hubiese seguido desde las ruinas del templo en las que dejó atrás a Dooku.

El trayecto le pareció eterno, quizás porque cada minuto lo invirtió reflexionando sobre su limitado entendimiento de los sucesos más recientes.

No le consuela que Helia Potter esté con el Maestro Windu a su llegada en el hangar. Su falta de consuelo no se debe a malos sentimientos ni reflexiones precipitadas. La muchacha parece casi tan perturbada como Even. No, se trata de algo más.

Los hangares están vacíos si uno no contase a Mace y Helia estando aquí, y Coruscant ha visto otro día desde que Piell les envió un mensaje comunicándoles de su regreso.

—Imagino que esta bienvenida tiene un motivo específico —les dice al primer momento que tiene, sin saber qué puede o no mencionar delante de Helia sin que Mace pierda la cordura.

El ambiente es estoico, pero engañaría a muy pocos seres haciéndoles creer que es uno tranquilo.

Mace, algo exasperado, le dice:
—La Señorita Helia sabe de tu... excursión, Even, no hay necesidad de ocultarlo delante de ella.

Mace no suena feliz al respecto, pero Even lo ignora (como ignora muchas otras cosas) y en su lugar experimenta cierto alivio al saber que ella está informada sobre la razón de su ausencia. Helia no le parece la clase de persona que deja pasar un desaire, pero tampoco le parece la clase de persona que no se da cuenta cuando algo está sucediendo a su alrededor. Even no sabe hasta qué punto uno cambia lo otro.

«La Muerte se ha negado a llevarte hoy», Helia le había dicho aquel día en Lola Sayu, luciendo tan escalofriante como serena. No ha podido olvidar sus palabras desde entonces y las trae consigo a donde quiera que va.

Cualquier persona con el poder de Helia Potter, llegándose a sentir insultada, podría ser capaz de recuperar el favor que ha sido el salvarle la vida. Y sólo un tonto tentaría a la suerte.

—Espero que puedas entender nuestra necesidad de esto, Helia—le dice Even con franqueza—, necesitábamos una visión más amplia de nuestra posición y la tuya.

La expresión del rostro de Helia apenas cambia a la previa. Por la forma en que Mace permanece callado durante el intercambio, incluso supondría que ella ya ha descargado su frustración (o cualquier sentimiento que tenga) sobre el Jedi más cercana cuando descubrió que estaba pasando algo, muy posiblemente Mace había estado allí.

—Así me lo han comunicado —contesta Helia, no parece tener intenciones de decir algo más al respecto. Sus manos, delicadas pero firmes, se aferran a las mangas de su túnica.

—Deberíamos llevar este asunto a las Salas de Análisis —propone Even—. ¿Se nos unirá el Maestro Yoda?

Mace niega casi de inmediato, con el tiempo intermedio de alguien cansado.
—Yoda está ocupado con su legión, nada alarmante pero sí necesario por el momento. Volverá pronto y yo le informaré de todo.

—¿Qué hay del Maestro Kenobi? Pensé que estaría aquí en el templo...

Mace lanzó una mirada a Helia. Ni siquiera podía saber qué significa, o si a su amigo le disgusta tanto.

ENDLESS BURDEN  [HP][Star Wars]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora