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" Entre Estrellas y Casi-Muertos "
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Helia se siente cohibida al contemplar la extensión del espacio que una simple ventana le ofrece, con la única compañía de las estrellas parpadeantes, mientras la supuesta nave avanza hacia su capital, un planeta ciudad, eso es lo que le han dicho que es el destino fijado.

Hay poco que ver por la ventana además de borrones de estrellas en la distancia, pero es mejor que nada.

Al parecer, completar un viaje entre planetas puede tomarles días enteros, pero no cabe duda de que es un logro impresionante. Los muggles de su mundo jamás podrían imaginar con ser capaces de lograr algo así, podrían soñar con esa grandeza pero seguiría siendo un sueño difícil de alcanzar.

Al ser una bruja, Helia está más acostumbrada a transportarse de un lugar a otro a través de la aparición y a hacer viajes de largas distancias con un traslador. Pero también está acostumbrada a los viajes a pie: a los bosques y a los numerosos escondites, eso ha sido un camino tomado durante la guerra junto con un guardapelos maldito alrededor de sus cuellos.

Helia recuerda las tiendas de campaña que, aunque mágicas, no ofrecen una experiencia que compita con las entrañas de esta nave espacial.

A Kreacher y a ella es les asignó una cabina para que pudieran descansar antes de su reunión con el Consejo Jedi. Pero ninguno de los dos utilizó las camas que están en la habitación. Helia puso su maletín sobre la camilla asignada a ella, cuyo aspecto es tan liso e incoloro como todo lo demás en la habitación y en la nave. Ha dejado el maletín sobre la cama, y Kreacher ha preferido quedarse en él y ocupar una de las habitaciones que Helia le ha ofrecido.

Helia prefiere no dormir. No puede, de todos modos. No ha podido dormir correctamente en años, no sin una poción de sueño sin sueños para desterrar las inquietantes pesadillas que acechan tras sus párpados cerrados, y hoy no es la excepción a esa tradición de mal dormir.

Helia deambuló sin el permiso de nadie por los pasillos de la nave y se ha quedado aquí. Viendo.

Las discusiones de los Jedi no le incumben ni le importan, aunque puede que su nombre se deslice por sus lenguas mientras mantienen dichas discusiones, eso ya lo sabe sin necesidad de estar allí. Pero Helia tiene poco interés por lo que se diga de ella en sus pequeñas reuniones a puertas cerradas siempre y cuando ellos cumplan con su promesa de ayudarla.

Helia no envidia los dolores de cabeza por los que deben estar pasando. Ella tiene los suyos propios.

Con el tamaño de este lugar, que es verdaderamente inmenso a una magnitud que no cree comprender, sería una tarea imposible buscar a Sirius por sí misma, aunque podría, de hacerlo sola la búsqueda bien podría llevarle un tiempo que no sabe si tiene.

Después de un rato con esa contemplación en la mente, Helia aún está al final del pasillo, mirando por la ventana que parece más una compuerta que una simple ventana, el cristal es grueso y tiene un escudo mágico encima desde el exterior, pero no es escudo mágico realmente, sino que está forjado de una energía muy parecida a la que se podría percibir de un foco.

Helia no necesita mirar sobre su hombro, como tampoco habría necesitado mirar el reflejo azulado del fantasma en el cristal frente a ella, para saber que él está justo detrás suyo. La silueta, que toma fuerza en su aspecto corpóreo cuanto más tiempo pasa a lado de Helia, es una imagen nítida en el reflejo del cristal: entre los borrones luminosos de estrellas.

Parece un mar de estrellas. Y ellos, los peces. Pequeños e insignificantes en la magnitud del mar.

¿Y qué otras criaturas hay allí fuera?
¿Estarán hechas del mismo metal que los dragones que ha convertido en aves luminosas?

ENDLESS BURDEN  [HP][Star Wars]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora