Alec fue el primero en hablar
-¿Qué es esto? .- exigió pasando la mirada entre Troya, Clary y sus compañeros como si ellos tuvieran alguna idea.
-Son unas chicas. - Dijo Jace con serenidad -Seguramente habrás visto chicas antes, Alec. Tu hermana Isabelle es una.
Troya sonrió un poco notando el tono burlón que el rubio utilizaba, la sonrisa era casi imperceptible pero no lo suficiente para que el rubio no la notara. Jace se sorprendió un poco al ver la leve sonrisa bailando en los labios de la chica, a pesar de estar tensa y a la defensiva, ella sonreía.
Jace dio un paso hacia las chicas. Troya de forma inconsciente dio un paso hacia atrás de forma protectora. El rubio entrecerró los ojos como si no pudiera creer lo que sus ojos veían.
-Unas Mundis. - Dijo en voz alta pero daba la impresión que estaba hablando para sí mismo. -Puede vernos.
-Claro que puedo verlos. - Clary replicó llamando aún más la atención de los presentes. -No estoy ciega. Sabes.
-Ah, pero si lo estás. - Jace le respondió, inclinándose para recoger su cuchillo lo que puso a Troya aún más a la defensiva. - Simplemente no lo sabes.- se irguió. -Será mejor que salgas de aquí, si sabes lo que es mejor para tí.
Troya tomó la mano de Clary dispuesta a marcharse del lugar, estaba demasiado tensa y eso nunca era una buena señal.
-No voy a ir a ninguna parte.- Repuso Clary y se soltó con fuerza del agarre de su hermana, esta soltó un resoplido que hizo que los otros dos pelinegros se tensaran, era un resoplido de advertencia, ninguno sabía si iba para ellos o para la pelirroja. -Si me voy lo matarán.- señaló al muchacho de cabello azul.
-Vámonos de aquí.- Troya le dijo a su hermana con la mandíbula apretada intentando mantener la compostura.
-Tienes razón.- admitió Jace girando el cuchillo entre sus dedos. - ¿Qué te importa a ti si lo mato o no?
-Pues no puedes ir por ahí matando gente.- farfulló Clary.
-Tienes razón, uno no puede ir matando gente. - Jace señaló al muchacho. -El no es una persona niña.
-Jaces es suficiente.- Isabelle lo regañó
-no importa, ya nos ibamos.- Troya se iba a dar la vuelta pero en ese momento el muchacho de cabellos azules, con un grito agudo y penetrante, se liberó de las sujeciones que lo ataban a la columna y saltó sobre Jace. Cayeron al suelo y rodaron juntos, el muchacho de cabellos azules arañando a Jace con manos que centelleaban como si sus extremos fueran de metal. Clary retrocedió como si deseara huir, pero los pies volvieron a enredarse en el cable eléctrico y cayó al suelo. Troya volteó e intentó ayudarla pero al escuchar el grito de Isabelle se dio la vuelta hacia ellos. El chico de cabello azúl estaba sentado sobre el pecho de Jace. Brillaba sangre en las puntas de sus garras. Isabelle y Alec corrían hacia ellos, con Isabelle blandiendo un látigo. El muchacho de cabellos azules intentó acuchillar el rostro de Jace con las garras extendidas. El caído alzó un brazo para protegerse, y las garras se le rasgaron, salpicando sangre. El muchacho de cabellos azules volvió a atacar, y el látigo de Isabelle descendió sobre su espalda.