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La sala de armas tenía exactamente el aspecto que algo llamado la sala de armas se suponía que debía tener. Las paredes de metal pulido estaban adornadas con toda clase de espadas, dagas, estiletes, picas, horcas de guerra, bayonetas, látigos, mazas, garfios y arcos. Bolsas de suave cuero llenas de flechas oscilaban colgadas de ganchos, y había montones de botas, protectores de piernas y guanteletes para muñecas y brazos. El lugar olía a metal, a cuero y a pulimento para acero. Troya estaba sentada ante una larga mesa situada en el centro de la habitación, con la cabeza inclinada sobre una katana. No sabía cómo había llegado ahí, pero apenas entró aquellas armas le llamaron la atención. Alzó la mirada cuando Jace cerró detrás de sí.

-¿Que haces?- el rubio le preguntó mientras le entregaba la chaqueta que la chica había dejado en la cocina hace un rato y tomó asiento de una silla junto a ella. Troya se colocó el abrigo de inmediato, tenía un poco de frío y el top no cubría mucho.

-La verdad no lo sé. - suspiró, dejó las armas que había estado tocando a un lado y apoyó su cabeza sobre sus manos.

En un movimiento arriesgado, Jace acarició el brazo de la pelinegra.

-No se que hacer.- levantó la cabeza y miró al chico a los ojos. -Debo cuidar a Clary, Jocelyn me lo pidió, pero ella no me hace la tarea fácil y siento que tiene razón. - Jace podía jurar que por primera vez en mucho tiempo se le rompió un poco el corazón, nunca le había afectado ver personas sufriendo, pero verla a ella con los ojos cristalizados, el rostro bañado en impotencia y hablarle con la voz completamente rota, hacia que le doliera el pecho. -maldita sea, lo siento, no era mi intención hacer esto incómodo. - Soltó una risita para aliviar la tensión.

-No hay problema. - Jace no creía que fuera incómodo.

-Gracias.

-¿Te gusta? - Jace cambió el tema al ver que la chica no quería hablar más de eso.

-¿el que?

-La katana. - señaló el arma que la chica había estado ojeando.

-Es hermosa.- Estiró un poco la mano y tocó el mango de aquel objeto. Era de cuero negro, tenia grabados unos simbolos, pero el que mas resaltaba era igual a la marca que tenia en la nuca, este estaba en la parte superior del mango. -Cada que la toco, siento como si me contara una historia.- Susurró como si fuera un gran secreto.

-Es gracioso. - Jace separó sus manos y tomó la katana que la chica estaba tocando.

-¿Que es gracioso? - la chica subió una de sus piernas a la silla y acomodó sus manos sobre su rodilla.

-La dueña de ella decía lo mismo. - Jace dejó la katana sobre la mesa y tomó la saya de esta y se la mostró a la chica. -¿Ves esto? -Troya se acercó más a Jace, se inclinó para ver la saya de la katana. Esta era del mismo material de mango y tenía los mismos grabados, pero además de ello tenía a una chica, se cubría los ojos con una katana y estaba en posición de guerra. -Esta katana la hicieron en la ciudadela especialmente para Elizabeth. Tiene grabada la profecía de una de las mejores cazadoras de sombras de la historia. - Jace acercó aquel objeto alargado con el que le había hecho la marca en el brazo hace unos días, lo pasó sobre las marcas de la saya y unas letras empezaron a brillar con una linda luz blanca con pequeños destellos azules.

Mistress Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora