Cuando Troya llegó a su casa, esperó encontrarse con más repudiados. Grata fue su sorpresa, cuando notó que no había nada ni nadie en el departamento. Entró a su habitación y con un suspiro tembloroso comenzó a recoger todo el desastre en ella.
Unas dos horas después, el departamento quedó impecable. Se dió una ducha y metió a lavar la ropa que Isabelle le había prestado. No tenía ni idea de que hora podía ser; no lo sabía ni le interesaba.
Estaba sentada sobre su cama, tenía las piernas abrazadas y la cabeza sobre ellas. Tenía el cabello húmedo sobre la espalda, empapando su pijama, pero poco le importaba. En lo único que podía pensar, era en lo engañada que se sentía.
Al otro lado de la ciudad, Clary y los dos muchachos llegaron al ascensor y subieron en silencio. El ambiente se sentía tenso, Clary solo podía pensar en lo que le había dicho su hermana, no creía haberle dicho algo malo, simplemente fue honesta con ella sobre lo que sentía. Estaba enojada, Troya parecía indiferente frente a la situación en la que se encontraban y eso le hacía hervir la sangre.
-Iglesia. - dijo Jace, arrodillándose para acariciar la cabeza gris del gato - ¿Dónde están Alec, Troya y Hodge?
Iglesia arqueó el lomo y maulló. Jace arrugó la nariz.
-¿Están en la biblioteca? - El rubio se puso de pie, e iglesia se sacudió, trotó un corto tramo por el pasillo y volvió la cabeza por encima de la espalda. Jace siguió al felino como si fuera lo más natural del mundo, indicando con un gesto de la mano que Clary y Simon debían acompañarle.
-No me gustan los gatos. - se quejó Simon.
-No es nada probable. - indicó Jace. -Conociendo a Iglesia, que a él le gustes tú.
Entraron a la cocina en la que anteriormente habían cocinado junto a Troya.
-Estoy haciendo sopa. -anunció Isabelle, agitando la cuchara ante Jace. -¿Tienes hambre?
-¿Troya te ayudó? - Jace preguntó esperanzado, la receta de la pelinegra le había parecido maravillosa.
-¿Troya no estaba con ustedes? - Isabelle estaba confundida. -Ay por Dios. - cambió de tema. - ¿Trajiste a otro mundi? Hodge te matará.
Simon carraspeó.
-Me llamo Simon. - dijo.
Isabelle hizo como si no existiera.
-¡Jace Wayland! - exclamó. -Explicate.
Jace miraba iracundo al gato.
-¡Te dije que me llevaras con Troya! traidor.
Iglesia rodó sobre su lomo, ronroneando con satisfacción.
-No culpes a Iglesia, no es culpa suya. Hodge te matará. -volvió a hundir la cuchara en la olla. -Además, ya te dije que Troya no está aquí. - lo miró como si fuera un imbécil al que hay que explicarle las cosas más de una vez.
