Una sorpresa

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Mi mente viaja a los recuerdos de hace dos años atrás, dónde todavía estaban dos personas importantes en mi vida; mi mamá y Lucía. Tal vez para algunos sea egoísta al no nombrarlas tan seguido, pero en mi mente viven diariamente.

Mi madre, ¿Estará orgullosa de mí? No lo sé, siento que ya su tiempo a mi lado se había acabado, aunque me negara a ellos. Lucía Gómez, aquella peli negra que a sus veintitantos años le arrebataron la vida de la peor manera, robándole su juventud…Pero algo que jamás se me olvidará es que todo es por mi culpa, por culpa de haberme metido en esa familia disfuncional.

Sebastián Fitcher, el hombre que creí perfecto, ese que en poco tiempo se ganó mi cariño, amor y confianza. Ese que creí sería el hombre con el que formaría una familia lejos de todo el caos que nos rodeaba, dónde solamente fuéramos nosotros dos sin nadie más. Tal vez hubiésemos vivido en esa cabaña donde por primera y última vez me entregué a él, dónde creamos a Andreu…

Dos años después pensé que ya no dolería, que todo pasaría a segundo plano y solamente sería yo y mi hijo contra el mundo, son nadie más. No pensé en un posible reencuentro con él, jamás lo imaginé siquiera como guión para una película mal hecha.

—Amiga, quita esa cara de tragedia, por favor —pide Rachel mientras me tiende mi vaso de merengada.

Después de mi desliz con Sam él se encargó de llevarme a mi lugar de trabajo. En el auto intentamos mantener una conversación, pero todo se sentía incómodo y forzado. Me sentía confundida y solamente necesitaba pensar con cabeza fría, así que apenas él me dejó no dude en bajarme del auto y sin siquiera despedirnos corrí directamente al local para abrir y ver cómo el arrancaba su auto.

Por un momento pensé que se bajaría y pediría una explicación de porque primero me lancé a sus labios y después ya no quería siquiera verlo. Y aunque una parte de mí se sienta mal por haber hecho aquello, está también la otra que piensa que me estoy precipitando hacer cosas de las cuales me pueda arrepentir.

—Perdón por hacer que salieras de tu trabajo por mí —me disculpo al recordar mi llamada desesperada.

Ella niega divertida mientras se sienta frente a mí. Este pequeño bar restaurante se ha convertido en nuestro lugar para charlar y desahogarnos, y agradezco que estuviera cerca de mi local para estar pendiente de alguna llamada por si alguien necesita una sesión fotográfica.

—Tranquila, aquí estoy para lo que necesites. Entonces, ¿Confundida?
Suspiro dejando mi vaso sobre la mesa.

—Creo que me estoy precipitando en muchas cosas, y una de esas es haberme lanzado como una damisela en apuros a los brazos de Sam —echo mi cabeza hacia atrás mientras bufo —.No sé que estoy haciendo con mi vida, Rachel. Si apenas hace unas semanas creí tener todo controlado, mi hijo, mi trabajo y los logros a corto plazo que he obtenido; y de la noche a la mañana aparecen, ambos a confundirme y no quiero sentirme así, quiero saber que hacer como afrontar esto sin salir nuevamente lastimada.
Rachel me mira pensativa, tal vez procesando todo para poderme dar un sermón o algún consejo.

—¿Qué te da miedo? —Y ahí está, la pregunta del millón.

—Sebastián es uno de mis temores, porque a pesar de saber de todo el daño que me hizo, no puedo quitar el hecho de que en algún momento lo amé y que fue alguien que me ayudó en momentos difíciles —susurro recordando fragmentos de sus abrazos, sus besos y palabras reconfortantes.

—Y que tienen un hijo juntos.

—Eso también —doy otro sorbo a mi bebida —.Y por otro lado está Sam, ¡Dios mío! Sam, un recién conocido que me ha hecho sentir tantas cosas en tan poco tiempo; y es que ellos a pesar de ser familia son tan diferentes. Mientras Sebastián es la luna, Sam es el  sol y…

Un invierno para recordar❄️ 2°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora