—¿Dos o tres?
Sus manos presionan tus caderas con deseo mientras que su mirada observa y come cada parte de tu cuerpo, dejando rastros de besos mojados por tu vientre. Puedes sentir su excitación elevarse con cada lamida que le da a tu dulce piel.
Inmediatamente sus dedos toman de tus botones rozados y les da un apretón, provocando un escalofrío acompañado de un quejido altamente ruidoso. Le fascina, no, le divierte que te retuerzas así, por él. Solamente por él.
—Te pregunté algo —habla nuevamente.
La nube en la que estás no te permite concientizar con claridad la situación, pero lo que sí sabes es que tan pronto como toca tus zonas sensibles y húmedas y respondes con sonidos y movimientos torpes, es mayor la probabilidad de hacerlo sentir superior a ti; sentirlo ser el dueño de tu cuerpo. Y claro que lo es, lo ha sido desde el principio.
Respiras con salvajismo, tomando su rostro y ahuecando sus mejillas. Verlo abajo de ti te genera mariposas en el estómago: desnudo, su cabello desordenado y cubriendo parte de su frente, el sudor que se refleja en sus brazos y pecho, sus manos apoyándose en tus caderas. Está tan impaciente como tú. Quiere probarte, no sin antes de seguir tomando el control y jugar un poco con tu paciencia.
—¿Qué es... esa pregunta? —Cuestionas con poco aire y acaricias su mejilla, él en cambio responde cerrando los ojos.
Suspira.
—Lo sabrás.
Ahora sus dedos se posicionan en cada extremo de tu ropa interior, erizando tus vellos y dándote cuenta que su próximo movimiento trata de quitarte esa prenda. Él vuelve a mirarte, sabe que te has exaltado.
—Shh, no pasa nada.
No espera tu permiso, es mas, no tarda ni cinco segundos en deslizar tus bragas sobre tus piernas y lanzarlos al suelo, el aire pronto circula en esa área y sientes frío.
Un frío que acaba cuando Leon extiende más tus piernas en el sofá y se mete entre ellas para estar a la altura de tu coño mojado y palpitando de excitación. Giras los ojos y acercas tus nudillos de tu mano derecha a la boca para morderlos en forma de calmar tus ansias.
Después de una larga espera Leon finalmente estaba en casa y justamente no desperdiciaría el tiempo. Luego de haberlo hecho correrse en tu boca ahora quiere que seas tú quien haga lo mismo, en esos ojos depredadores se percibe hambre y lujuria. Un hombre necesitado.
Sin darle más vueltas al asunto, acerca sus labios y lame con cierto cuidado tu muslo izquierdo cerca de tu área mojada, provocándote un sentimiento riquísimo y que solamente alimenta el deseo de sentir su lengua en otra parte. Su mano toma de tu otro muslo y te hace levantarlo para darle más accesibilidad y mejor vista a tu linda vagina chorreando por él.
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One Shots • Leon Kennedy
Fanfiction«No seré gentil. No mereces gentileza, mereces una follada increíblemente dura». ────────── • Pequeñas historias sobre Leon Kennedy x Reader con clasificaciones distintas. • Contenido explícito, lenguaje maduro. • Escritos de mi propiedad. No copiar...