MADRUGADA

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Tomé la mano Fernando y nos escabullimos entre la multitud hasta el interior del palacio, lo llevé al área de las habitaciones personales, así podremos tener un poco de privacidad; conozco este camino como la palma de mi mano, después de todo este fue mi hogar hasta hace dos años. Entramos en mi antigua habitación y cierro la puerta con llave; el lugar está exactamente como lo dejé hace dos años, la cama king size de madera de roble color vino en medio de la habitación esta perfecta y tendida con sábanas gris oscuro, todos mis objetos están en perfecto orden; los muebles que completan el juego de cuarto con la misma tonalidad de color; una coleccion de cuadros con arabescos que forman una flor de lis y varias réplicas de obras de arte famosas adornan las paredes color glauco; mi recamara siempre fué mi refugio desde la niñez, ahí siempre podia ser yo mismo, era mi mundo y ahora también es de mi amado quién se quedó maravillado con todo lo que veía.

Fernando se arrojó fascinado sobre la cama estirándose sobre ella como un gato mimado, esa imagen tan hermosa y provocativa sobre mi lecho me dejó embobado y casi sin aliento mientras lo observaba; "ven conmigo mi amor" me dijo dulcemente con un linda sonrisa y yo sin pensarlo mucho también me arroje sobre la cama y empezamos a besarnos. Yo me apodero de su boca en un beso profundo, busco su lengua ansiosamente finalizando el extasiante beso mordiendo levemente su carnoso y sonrosado labio inferior. Nos separamos y él se sienta sobre el colchón observando todo a su alrededor mientras yo refugio mi rostro en su cuello y beso esa zona con devoción, Fernando se levanta y mira todo con mas detalle.

-Me encanta tu habitación, es el sueño de todos los adolescentes del 2014...Ese es un Ps4? Es increíble! Esta como nuevo, Tareck tu habitación es lo maximo!-. Fernando está encantado con mi antigua recámara, sin duda de haberlo conocido en esos años habría sido divertido; yo era muy solitario y mi condición de príncipe me aislaba todavía más, prácticamente sólo andaba con mis hermanos, mi primo Fahad y algunos amigos muy contados incluyendo a Estefanía.

-Que bueno que te guste mi habitación, era mi mundo en mi adolescencia y no dejaba que nadie entrara aquí con excepción de mis padres; eres el único además de ellos que la conoce, tengo muchas cosas aquí, ese Ps4 me lo regalaron en mi cumpleaños de esa época y la verdad es que jugué dos dias con el y me aburri-. Él me mira impresionado y me comenta que ese fué el juego más deseado por todos en esa época.

-Te cuento algo? Mis amigos y yo trabajamos todo el verano ese año lavando autos y en otros lugares donde podíamos trabajar siendo menores de edad para reunir dinero y comprar uno; nuestro plan era compartirlo y que pasara una temporada en la casa de cada uno; obviamente no funcionó y terminamos peleados porque siempre queríamos tenerlo más tiempo del acordado y al final nuestros padres lo vendieron y regresaron el dinero a cada uno, al principio yo estaba enfadado con mis padres por eso, pues guardaron ese dinero en una cuenta de ahorro a plazo fijo y no podía tocarlo; pero años despues se los agradecí. A mi por un milagro no se me ocurrio tomarlo cuando me fui de casa por primera vez ya sabes con quién y fue lo mejor, porque pude usarlo para empezar de nuevo cuando me aceptaron en la Universidad de California y me mudé a los Ángeles, donde nos conocimos-. Él me cuenta esta anécdota y la verdad no puedo evitar enternecerme al pensar en lo diferentes que eran nuestras vidas y la poca o casi nula posibilidad que teníamos de conocernos, pero por la fuerza del destino coincidimos de la manera mas improbable.

-Bueno Habibe al menos eso te llevó a mi de alguna manera, me encanta tenerte aquí, soy el hombre mas afortunado del mundo y la verdad es que no soy capaz de entender porque-. Le digo abriendo mi corazón para expresarle mis sentimientos, él me abraza y me besa quedándonos así por un rato hasta que algo más llama su atención.

-Bueno al menos mis amigos y yo nos reconciliamos y seguimos unidos hasta que terminamos la secundaria...oye...y esta foto? Mi amor ese niño eras tú?-. Él toma la foto y a mi se me suben los colores al rostro y le arrebato la fotografía de las manos rápidamente, no quiero que la vea; traté de alejarme pero Fernando me acorraló y terminamos los dos sosteniendo una breve lucha en la cama hasta que él logró arrebatarme el porta retrato, nos incorporamos y yo me siento resignado en la orilla de la cama esperando su reacción.

EL DESEO PROHIBIDO DEL PRÍNCIPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora